Continuamos con el análisis y resumen del libro TEXTOS IBEROS -de Mario Gómez-Morán Cima-; en su capítulo XIII (segundo), donde trata sobre las reglas gramaticales que conforme a su teoría, posibilitarían traducir el idioma prerromano peninsular. Tal como hemos realizado en artículos previos, recogeremos las páginas del libro en imágenes, resumiendo en letra cursiva y a un lado -o a "pié de foto"- su contenido. Tras ello, en párrafos siguientes, expresaremos nuestras opiniones y diversas teorías personales -en ocasiones conformes con las de Mario Gómez-Morán y en muchas otras, divergerte-:
AL LADO:
Siguiente página del libro que comentamos en su capítulo XIII (B). Hoja 67 en la que comienza a exponer las reglas gramaticales que hemos de aplicar en la epigrafía ibera, para poder interpretarlas desde el griego jonio arcaico. Explicado en su epígrafe V el valor correspondiente de las vocales. Consecuentemente, las letras que en los signarios iberos trasliteramos por A, E, I, O; debemos traducirlas por las griegas . Por su parte, la letra ibera "A" pudiera ser además de una "alfa", una "eta". Tanto como la "I" ibérica a más de "iota", puede ser "ypsilon". A la vez que hemos de observar que la "U" ibera suele ser una "omega" . Es decir: = "a" ibera // = "e" ibera // = "i" ibera // = "o" ibera // = "u" ibérica.
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A continuación expone que el motivo por el cual en su opinión el alfabeto ibero tan solo tiene cinco vocales, que se debería a las diferentes pronunciaciones griegas; siendo la de marineros y gentes comunes muy corta. Por ello dice, habría que distinguirse el habla culta que diferenciaría perfectamente las , de la coloquial que nos llegó y que tan solo contendría los sonidos más sencillos. Considerando que debido a ello, mientras el griego tiene siete vocales, los iberos tan solo pronunciarían cinco (como un habla importada por gentes que tuvieran un griego arcaico común, sin acento culto).
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Tras ello pasa al epígrafe VI, en el que trata sobre las consonantes definidas; comenzando por las que no ofrecen dudas en su equivalencia. Ellas son tres: "L", "M", "N" ibéricas, cuyo sonido y trasliteración es igual a las nuestras y que identifica con las griegas " ". Pasando más tarde al apartado VII, en que tratará de las sonantes no definidas; letras entre las que se halla la "R" ibera y la "RH" o "RR", como letra extraña cuya escritura y diferenciación con la anterior es clara. Igualmente sucede con la "S" y la "SH"; siendo la primera una sigma y la última posiblemente una "xi" o una "psi" () -para él-.
AL LADO:
Página siguiente del capítulo XIII (B) en la que continúa exponiendo que algunos textos (como el bronce ibero de Botorrita) tan solo usa un tipo de "R" . Deduciendo debido ello y a otras causas -que a lo largo de sus traduciones pueden deducirse-, que una de estas "R" sería una sigla, no una letra (propiamente). Signo o símbolo de una palabra que se correspondería la de "Rey -mayor-"; inicial procedente de la voz griega (el poderoso) y que traduce como "Emperador" o "rey de la liga" -considerando que se trata de una "R" que indicaría al "gran gobernante" o "jefe de jefes"-. Por su parte, como dijimos las letra ibera "S" simple ha de traducirse como una "sigma" griega; mientras la "SH" ibérica(escrita en forma similar a nuestra "M") se correspondería con una "zeta", "xi" y "psi" ().
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El epígrafe VIII sigue con las nueve oclusivas, de las que tan solo el ibero distingue tres sonidos. De tal manera las labiales serían "P", "B", "F" (que no se diferenciarían) pudiendo considerarse cualquier texto escrito con una labial ibérica que se traduce por "B", uno de los tres caratceres griegos: . En las dentales sucedería lo mismo, pues como ya sabemos la que se traduce comunmente por "T" ibérica, puede ser leida como una "T", "TH" o "D", lo que significaría "Tau", "Theta", o "Delta" y consecuentemente la "dental ibera", equivaldría a: . Finalmente las guturales con sonido "G", "K", "J", tienen el mismo problema; habiendo de leerse indistintamente como las letras helenas: .
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Seguidamente, cita el hecho curioso de que el alfabeto jonio ibero (el llamado greco-ibérico) distingue entre la "K" y la "G", tanto como entre la "T" y la "D", algo que nos idica como su pronunciación hubo de ser diferente a la de los comunes alfasilábicos, que no diferencian entre guturales y dentales. Aunque olvida el autor incluir algo también destacable, como lo es que ese signario greco-ibérico carezca de "M" (un asunto sobre el que más abajo trataremos, habida cuenta que fue gran tema de estudio para el profesor Rodríguez Ramos). Terminando con la explicación de que para hallar las equivalencias entre lo escrito en ibero y la grafía española, hay que salvaguardar siempre la gramática española, debido a que no pueden escribirse las series sirviéndose de letras como la "C". Ello porque "C + VOCAL", forma "ca, ce, ci, co, cu"; variando el valor de lo transcrito que ha de considerarse "ca, ke, ki, co, cu". Del mismo modo si se trata de dentales habría que escribirlas en castellano, "za, ce, ci, zo, zu"; por lo que mejor es transcribir siempre "ka, ke, ki, ko, ku" o bien "za, ze, zi, zo, zu".
Comenzamos comentando la página primera -arriba recogida- en la que se afirma que las letras iberas se transcribirían al griego del siguiente modo:
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= "a" ibera // = "e" ibera // = "i" ibera // = "o" ibera // = "u" ibérica
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Internándose así en el primero de los grandes problema a resolver acerca del idioma de los iberos, como es la equivalencia de fonética; que él considera ha de trasliterarse de la forma antes expuesta. Sin dejar lugar a dudas de que quizás tenga Mario Gómez-Morán razón -o al menos muchas razones- para llegar a tal afirmación (después de años traduciendo o intentando transportar los textos iberos al griego arcaico). No podemos olvidarnos también de expresar que el problema de las vocales griegas es muy profundo -desde un punto de vista filológico y técnico-. Más aún cuando tocamos temas referidos a los mencionados dialectos arcaicos, entre los que destacamos el jonio-eubeo; rama a la que considera este autor pertenecería el ibero escrito.
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Conclusión que no carece de fundamentos, dado que el mencionado habla originada en Calcis (Eubea) y extendida entre los jonios, fue la común entre los helenos colonizadores del Occidente mediterráneo. Tanto es así que era esta la "lengua" y acento heleno que llevaron los griegos hasta Magna Grecia (hoy Tarento, Sicilia, o Nápoles) e incluso el que llegó a las colonias del Oeste más lejano (Marsella o Ampurias). Debiendo creer que fuera el mismo tipo de dialecto que trajeron los que fundaron Alonis o Hemeroscopion -en la actual provincia de Alicante-. Lugares próximos a aquellos yacimienros en los que apareció la epigrafía ibera inscrita en alfabeto greco-ibero. Todo lo que explica que la teoría del jonio-iberismo (tal como la planteamos), no puede ser descartada.
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De ello considero que conforme expresa Mario Gómez-Morán en su libro (y como pude saber cuando cambiaba impresiones con él); finalmente pensaba firmemente que de haber sido el idioma escrito por los iberos un griego muy antiguo, este sería cercano al mencionado de Eubea (dialecto jonio hablado por quienes colonizaron el Occidente). Pese a ello -y como ya venimos expresando- mi juicio era muy distinto, considerando que se trataba más bien de una lengua mucho más arcaico y preheleno, de tipo creto-chipriota; no jonio. Ello, porque mi teoría era (y es) diferente a la suya, considerando personalmente que el origen del ibero hay que buscarlo varios siglos más atras y mucho antes de la aparición de su la epigrafía (la prerromana peninsular, que comienza hacia el siglo VIII a.C.). Habiendo nacido los escritos de Iberia, desde las lenguas y gentes venidas de Chipre, Creta, Anatolia y el Egeo -a fines del II milenio a.C.-. No como nos lo plantea este autor, considerándola una lengua importada por los griegos jonios (o focenses); quienes colonizaron las costas de nuestro Levante entorno al siglo VI a.C.. Por lo que a mi juicio, los Textos iberos hemos de traducirlos valiéndonos de lenguajes de otros pueblos más lejanos en el tiempo y en la distancia; muy diferentes a los helenos de Ampurias y de Massilia.
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"Importadores" del idioma ibero que como hemos dicho, nos colonizan mucho antes a los griegos; viniendo a comienzos de la Edad del Hierro (o finales del Bronce). Marineros y adoradores del oro, plata y cobre, arribados en nuestro litoral junto a los fenicios (y con anterioridad a estos). Procediendo principalmente desde Chipre y las costas de Anatolia -huyendo de los griegos dorios y de la expansión de los "Hombres del Hierro"-. Pueblos egeos y orientales refugiandos en Occidente, que llegarían fundamentalmente hasta el Sur peninsular, buscando yacimientos y lugares donde establecerse. Haciendo así nacer a Tartessos y originando posteriormente el Periodo Orientalizante. Civilización tartessica o etapa del Primer Hierro ibérico meridional, que como ya dijimos fue impulsada no solo por la aparición de los fenicios, sino fundamentalmente por gentes venidas desde el Egeo. Colonizadores estos últimos que importarían -entre otros avances- el alfabeto ibero, que como hemos demostrado es una forma de escritura cretochipriota (alfasilábica).
AL LADO:
Planta del altar del Cerro de San Juan, de época tartessia, sito en Coria del Rio (Sevilla); tal como la recoge Ma. Cruz Marín Ceballos en su estudio "De dioses pieles y lingotes" -tomada del modelo publicado por J.L. Escacena (La arqueología protohistórica del Sur de la Península Ibérica; Madrid 2000, pag 181) al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Observemos cómo este altar de Periodo Orientalizante, guarda claramente la figura de los lingotes cretochipriotas en forma piel de buey. Diseño que a su vez es igual al de los pectorales del tesoro del Carambolo; sobre cuyo significado e historia repetidamente hemos tratado en nuestros estudios de LO INVISIBLE EN EL ARTE. VER entre otros: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-8-9-9.html // http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6-7.html // http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/06/1-0-0-o-9-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0.html // http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/06/1-9-9-9-9-9-9-9-9-9-9-9-9.html
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ABAJO: Grabado tomado de Antigüedades de Egipto (Napoleón, tratado sobre el Egipto Antiguo encargado por el emperador a la Comisión de Investigadores franceses). En la imagen correspondiente al Ramesseum de Luxor (Tebas, siglo XIII a.C.) vemos al rey Ramses II entregando oro, metales y piedras de paises extranjeros. Observemos el botín que lleva como ofrenda al templo y que seguramente procedente de victorias tales como la Batalla del Qadesh. Entre estos objetos preciadísimos podemos ver abajo claramente los lingotes de piel de buey, típicamente cretochipriotas. Talentos de cobre en forma de pellejos bovinos, que en el siglo XIII a.C. servían para comerciar ese metal, principalmente en la rutas abiertas entre Chipre y Cerdeña. Unos lingotes que antes del siglo XVI a.C. en Creta tuvieron forma de hacha (bipenna Labrys); y que como tal eran el patrón de marca o medida del dinero (puesto que se hubo de comerciar con hojas de armas). Talentos de los que sabemos, desde el XIV a.C. fueron transformándose y fundiéndose en Creta, Chipre y Cerdeña con la forma de pieles de ganado (otra medida o ponderal económico). Pasaron los siglos y el diseño a modo de bipenna o pellejo de toro, curiosamente se conservó como símbolo de los metales y de sus dioses (principalmente entre las culturas del cobre y del bronce). Una de ellas fue Tartessos, donde sus reyes o sacerdotes supremos debieron portar estos lingotes piel de buey hechos en oro; atributos que significarían el reinado y el poder concedido por los metales (el rey de la plata, cuya traducción al idiomas indoeropeos sería Arga-ntonios). Todo cuanto narramos no solo explica el significado del tesoro de El Carambolo, sinó una vez más vemos en ello la unión entre Tartessos, Creta y Chipre. Tanto como la inevitable comunicación de estas civilizaciones con el Egipto Antiguo (imperio al que abastecìan del cobre occidental los cretochipriotas y sardos, tal como se observa en el grabado bajo estas lineas).
El razonamiento expuesto fue objeto de varias discusiones, entre las que
concluí finamente que debido a que la escritura alfasilábica ibérica fue muy anterior a la jonia ibera; ello obligaba a pensar que los de Creta y Chipre nos colonizaron idiomaticamente mucho antes que los griegos. Tanto era así, que el planteamiento de que el idioma recogido por los iberos, fuera un dialecto jonio chocaba con un problema. Problema irresoluble, ya que si se partía de que
los helenos (focenses o venidos de la Jonia) al llegar a las costas de Levante en el siglo VII a.C., hubieran encontrado a los iberos hablando en un dialecto cercano a su idioma; no hubiesen modificado su alfabeto (eliminando consonantes y vocales). Simplemente
habrían transcrito al nuevo sistema de letras griegas, aquella lengua que los habitantes autóctonos de la Península "parlaban" -o que inscribían, en un signario tan arcaico como el alfasilábico ibero-.
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Todo ello me hizo deducir que la
lengua prerromana escrita en nuetras tierras, debió ser importada en la Edad del Bronce o pertenecer a la rama de las de Creta, Chipre o de Anatolia. Encontrándose probablemente entre
las más antiguas del Egeo y de la actual Turquía -tal como lo son sus signarios-. Idioma que
estaría emparentado con los helenos muy arcaicos, solo en la hipótesis de que los colonizadores hubieran traido el habla " más moderna" de las cretochipriotas. Refiriéndonos en este caso a la que se mantuvo en Chipre durante el periodo llamado "arcaico" (hasta el siglo IV a.C.). Algo que nos
llevaría a pensar que fuera un griego de tipo arcado-chipriota y no propiamente del jonio-eubeo, que Mario Gómez-Morán consideraba. Aunque -como repetidamente expreso-
en mi opinión creo que los colonizadores del final del Bronce, traerían una lengua mucho más antigua; hablada por entonces en Creta y Chipre (o en Anatolia).
Un idioma emparentado con el Lineal B y con las micénias; pero quizás también próximo a los de Anatolia y muy cercano a las lenguas hititas.
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Pese a todo,
la idea de que lo redactado por los iberos fuera una forma de dialecto eubeo, tiene una gran lógica; habida cuenta de que en el Levante peninsular aparecen escritos fechados al menos desde el siglo VI a.C. y recogidos en el alfabeto arcaico de la Jonia (en el denominado signario greco-ibérico). Aunque si formuláramos la teoría de que este fue el origen de la lengua de los iberos, nos quedaría un eslabón anterior perdido y sin resolver. Ya que
considerando que fueran gentes de la Jonia quienes trajeron el idioma que los habitantes prerromanos peninsulares escribieron; faltaría por explicar la aparición del alfasilábico turdetano. Una forma de escritura que se da en el Sur (la zona tartessia), siglos antes de desarrollarse el signario greco-ibérico levantino.
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De tal modo,
siendo unos doscientos años anterior la epigrafía meridional (silábica, tartéssica o turdetana)
a la oriental (alfabética y de origen jonio);
la lógica nos dice que los griegos que fundaron Hemeroscopion
(Denia) o Alonis (Villajoyosa?),
se encontraron con un pueblo que ya había sido colonizado por gentes orientales.
Habitantes de Iberia, aculturados por "visitantes" venidos desde el Egeo, Anatolia o Asia Menor; con unas costumbres y lengua en gran parte comunes a las helenas. Por lo que
los iberos que hallarían los colonos griegos -cuando estos se asientan en nuestras costas (tras el siglo VII a.C.)-,
hablarían o escribirían un idioma que de algún modo les sería familiar, procedente de la familia caucásica y micenia (egea). Lengua que no sabemos si los iberos hablaban; pero que es seguro
escribían en un signario alfasilábico, similar a los que habían visto los griegos en Anatolia o en el Egeo más antiguo. Textos o lenguaje ibero que
estos jonios llegados hasta Levante, enseñarían a recoger también en sus caracteres propios; unos signos por aquel entonces muy modernos (llamados hoy alfabeto).
Hecho este por el cual existe una epigrafía ibero-jónica; aunque ello no signifique que el idioma que hablaran o escribieran los habitantes peninsulares fuera un tipo de griego jonio. Sinó simplemente que los mensajes que los iberos recogían en forma silábica cretochipriota, fueron en un momento dado transcritos a ese nuevo sistema de signario: Un alfabeto heleno arcaico. Algo que sucedería evidentemente tras establecerse en nuestras tierras los griegos llegados desde la Jonia, Massilia y Magna Grecia, venidos hasta Denia, Leukade o Alonis (
del mismo modo que al consquistar los romanos la Península, se hicieron inscripciones ibéricas en alfabeto latino).
AL LADO:
De nuevo traemos a imagen los pectorales del Tesoro de El Carambolo; esta vez con el fin de que observemos el parecido entre las anteriores imágenes y la joya tartessia. Viendo claramente que la planta del altar de Coria del Rio conserva incluso el diseño del "enganche", o engarce central que lleva uno de los pectorales. Por su parte, estos son casi iguales en forma a los lingotes cretenses y chipriotas con los que se comerciaba el cobre en el Egeo y que ofrece Ramses II en el grabado antes recogido.
ABAJO: Talento cúpreo del tipo llamado "piel de buey", esta vez sardo -procede de Serra Ilixi (Nuragus), se fecha en el siglo XII a.C. y es propiedad del Museo de Cagliari, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen-. Como bien es sabido, durante todo el final del II milenio a.C. los habitantes de Cerdeña comerciaron el cobre, dándole esta forma. La enorme proporción de talentos de este tipo que se han hallado, hace imposible creer que esta isla pudiera haberlos producido en sus minas cúpreas. Habiendo de concluirse que los sardos navegaban hasta las tierras próximas -como las de Iberia-, para hacerse aquí con grandes cantidades de este metal. Viniendo concretamente hasta las proximidades del litoral atlántico, donde la abundancia de cobre era enorme (recordemos que las Minas de Rio Tinto eran ya explotadas desde -al menos- el 2700 a.C.). Igualmente, hasta estas tierras llagarían sardos y cretochipriotas por el estaño (escaso, por no decir inexistente en el Mediteráneo); tanto como por el oro y la plata, que los rios y yacimientos de Iberia tenían en grandes proporciones. Todo ello forjaría a fines del II milenio y principios del I a.C., una aculturación que culminaría con una civilización de nombre e historia legendaria: Tartessos. Cultura cuyo origen cretochipriota en mi opinión es indiscultible; tanto que el idioma que escribieron los tartessios hubo de tener una muy cercana procedencia al Egeo (estando seguramente emparentado con las lenguas cretochipriotas). Lo que se demuestra en su silabario (de este origen), pero que podemos ver también en estos lingotes llamados keftius -cretenses-, que se representan igualmente en múltiples lugares y objetos sacros tartessios (entre los que destaca su tesoro más valioso).
Pero
continuando con el libro que comentamos (TEXTOS IBEROS), donde se parte de la base de que lo escrito por los habitantes prerromanos, era un griego de tipo jónico. Su teoría es algo que aunque decimos no comparto, posiblemente goce de muchas razones y pueda ser una idea más válida que la mía propia. Por cuanto, ajustándonos al análisis del ejemplar que comentamos, vamos primero a tratar sobre
el problema de las vocales y consonantes en estas lenguas arcaicas griegas de la jonia, comenzando por la dificultad de localización de las primeras. Consecuentemente, tal como la profesora
Marisa del Barrio expone en su libro "El dialecto euboico" (1) ; las complejas normas para aplicar en esta pronunciación griega, en las
modificaciones de vocales (los diptongos o crasis), son principalmente en el caso de
hiato:
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Al margen de los anteriores hiatos, existen múltiples diptongos, entre los cuales muchos permanecerían de forma similar y sin cambio en sus vocales; al igual que se dan otras maneras de metátesis (de cantidad y abreviación).
Siendo complejísima la averiguación cierta de las vocales eubeo-jónias,
al incluirse la existencia de figuras tales como la pérdida intervocálica de la "iota". Dándose el caso común de que
"ypsilon" pase en algunos textos a leerse "omicron"; tanto como
la "iota" a principio de palabra se convierte en ocasiones en "épsilon" (al igual que la "" se hace ""). Con todo ello podemos comprender
la dificultad de las vocales en los dialectos jonios, entre los que la definición clara de una letra por otra es tanta como pudiera serlo distinguir la "s" y la "z" en el habla andaluza. Pese a todo,
tres reglas generales del eubeo como lo son: La pronunciación de "ypsilon" en forma cercana a la "omega; que la "eta" se convierte en "alfa" y que la mencionada "omega " pueda ser tenida por una "ypsilon". Están recogidas en la trasliteración de vocales que apunta Mario Gómez-Morán, cuando interpreta las letras iberas como griegas.
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Siguiendo con TEXTOS IBEROS, a continuación habla de las consonantes que considera perfectamente definidas y que son
"M", "N", "L"; equivaliendo exactamente a las "" griegas. Algo que ya nos
presenta un primer problema, habida cuenta que existe la idea defendida por varios iberistas de que la "M" prerromana no existe. Habiendo sido escrita esta letra en alfasilabarios con dos caracteres -en la forma "M" y "M^" (distinguidos)-, tendrían una fonética nasal y no se diferenciarían de la "N".
Esta es la teoría del profesor Rodríguez Ramos (2) quien en el muy bien argumentado estudio sobre vocales y consonantes en la escritura ibera
, llega a la conclusión de que los tres signos "M", "M^" y "N" han de leerse de una misma forma. Algo que se explicaría perfectamente por el hecho de que en el alfabeto greco-ibérico no exista la letra "M". Aunque si solo nos apoyamos en esta última idea para afirmar definitivamente que el resto de alfasilábicos de Iberia carecen de "M", tendríamos un gran problema. Ello porque como antes hemos visto, aún siendo verdad que este abecedario ibero de origen jonio, no hay "M" y tan solo existe la "N".
En ese signario levantino también hay una diferencia insalvable con el resto de los silabarios ibéricos; este es que el greco-ibérico distingue entre la "T" y la "D", y entre la "G" de la "K" (lo que nunca ocurre en los otros alfasilábicos prerromanos peninsulares; en los que el sonido dental o el gutural, están unificados en un común signo).
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Por todo ello -a nuestro juicio-,
no podemos afirmar de un modo definitivo, que en verdad el ibero confundiera el sonido la "M" con el de la "N". O si realmente prescindió de esta letra "M" en su alfabeto jonio peninsular, porque carecía de ella en su forma de hablar. Inclinándonos a pensar acerca de ese problema que en la Antigüedad la ortografía era inexistente, dándose un tipo de escritura "por aproximación". Algo que se hace evidente al menos en periodos arcaicos (épocas anteriores al clasicismo). Pues hasta que en las culturas se llega a un momento en el que se desarrollan unas reglas definitivas y comunes de escritura y ortografía; la forma de redactar nombres y palabras, goza de cierta libertad y de un alto grado de variaciòn (por no decir de "chapuza") . Debido a ello, creemos que quizás los iberos no carecieran propiamente de la "M" en su idioma (tal como concluye Rodríguez Ramos); sinó que en verdad les costaría mucho distinguirla de la
"N", por un problema de inexactitud al definir lo que escribían. Algo que les llevaría a prescindir de esta letra "M" en el caso del alfabeto levantino; o a confundirla de continuo con la "N", en el resto de la epigrafía alfasilábica. Hechos comunes en todos los idiomas y dialectos antiguos, que terminan por desechar una letra, por desuso o por no saber distinguirla de otras (tal como sucedió con la cedilla en castellano, que dejó de escribirse al no distinguirla de la zeta).
AL LADO:
Uno de los pectorales del tesoro de El Carambolo, pintado por nuestra mano y donde podemos ver el parecido con la planta del altar de Cerro de San Juan (en Coria del Rio). En nuestro blog LO INVISIBLE EN EL ARTE hemos analizado el significado de estos pectorales llegando a la conclusión de que se trata de "los bueyes de Gerión". Preciadísimos toros que poseía este rey del Sur de Iberia y que Hércules robó en las inmediaciones de Tartessos, para llevarlos hasta Grecia. Leyenda que en nuestra opinión simboliza los lingotes "piel de buey" y la pecunia (que se medía en cabezas de ganado); metales que los helenos vinieron a mercadear en el extremo Occidente. Oro, plata y cobre que tanto abundaba en Tartessos y que lograron llevar hasta Grecia los jonios, al menos desde la época de Kolaios de Samos. Adquiriéndolo a precios muy bajos; tanto como para considerar que lo robaban. Todo lo que generaría el mito de los "bueyes de Gerión", que simboliza esta exportación del bronce desde la Península Ibérica, hasta la Hélade; trasladado de un modo semisecreto -sin que otros comerciantes del metal conocieran de dónde procedía-, y escondido (fuera del alcance de los fenicios, que gozaban del "monopolio" de Tartessos). VER ENTRE OTROS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-8-9-9.html
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ABAJO: Diversas hachas votivas en oro puro, procedentes de Cnossos, y fechadas hacia el 1600 a.C.(tal como se exponen actualmente en las vitrinas en reforma del Museo de Heracleion, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Repetidamente hemos explicado en nuestros artículos de LO INVISIBLE EN EL ARTE http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6-7.html , como el origen del pectoral del Tesoro de El carambolo y de los lingotes tipo "piel de buey" estaría en las hachas de la Edad del Bronce. Bipennas que se comercializarían o cambiarían como ponderal, terminando por convertirse en piezas de trueque, con un valor concreto ("pecuniario"). De ello surgiría el patrón con el que se comerciarían los metales en la Edad del Bronce; medida en peso y uso de bronce que paulatinamente se iría cifrando y dando equivalencia a otros más preciosos. De ello y de la idealización de la plata y del oro, se instituirían unos patrones mercantiles; nacidos fundamentalmente por el valor otorgado a los metales que no se corrompían con el paso del tiempo (en los que se podía labrar la efigie o el nombre de un rey o un dios, para la eternidad). Finalmente, el culto a la metalurgia y al bronce daría como resultado la adoración al hacha doble, que en Creta sabemos se denominaba Labrys y dió nombre al famoso Laberinto. Siendo estas bipennas de oro halladas en las salas sagradas del Palacio de Cnossos, el ejemplo más claro de la veneración al metal en forma ponderal y de uso, como un hacha y un adorno precioso. Formas que como decimos en nuestra teoría, derivaron hacia la de la piel del buey; lingotes que daría lugar posteriormente a otros adornos y atributos sagrados -como los pectorales del Tesoro de El Carambolo-.
Decíamos que
no podemos saber si la inexistencia o confusión entre la "M" y la "N" de los iberos se debe a problemas de pronunciación o de perfeccionamiento en la escritura. Ello porque
en la propia Grecia Clásica se da el mismo caso de desaparición o exclusión de nasales, dejando de existir ante oclusiva. Este es un hecho que la profesora
Marisa del Barrio (3) destaca como un rasgo de los dialectos jónicos, exponiendo que en ocasiones
ante una labial, desaparece la "mi" o la "ni" -tal como sucede en
que queda escrito en dialecto euboico como - . De igual modo, la mencionada profesora cita el fenómeno común de la "asimilación consonántica", por la que las nasales se unen a oclusivas, desapareciendo totalmente ante silbantes. Algo que ocurre en formas como
que antes de ser reconvertida era
. Siendo hechos como estos que se producen en los idiomas mediterráneos orientales antiguos, los que
nos pueden hacer dudar sobre si la inexistente "M" en el alfabeto greco-ibérico se debe a la carencia de este sonido o a la sustitución del mismo ante determinadas vocales y consonantes.
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Siguiendo con el libro que comentamos (TEXTOS IBEROS), pasa porteriormente en su página 67 a tratar sobre
las oclusivas no definidas, siendo estas los dos tipos de "R" y de "S" existentes en los alfabetos y alfasilabarios prerromanos peninsulares. Letras que se trasliteran a caracteres latinos como
"S" y "SH", y por "R" y "R^" (o bien "RR"). Sobre las que
afirma Mario Gómez-Morán que la "R^" -compleja- es una inicial correspondiente a un título o rango de poder, mientras considera la "R" -simple- una letra de uso común. No podemos estar de acuerdo con tal teoría, al darse el hecho de que
en algunos alfabetos arcaicos egeos aparece esta "R^" extraña, que varios autores interpretan como "RR" o bien "RH". Una letra cuyo sonido no está muy definido, pero
que en verdad conforma palabras en varios de los dialectos más antiguos griegos, formando parte del alfabeto de Tera ( en el siglo VII a.C.) y del de Creta (desde el siglo VIII a.C.). Debiendo considerarse esta "R^" un rasgo típico de los idiomas cretoegeos o cretochipriotas, donde -como podemos ver en el cuadro que adjuntamos más abajo-, se dan estos dos tipos de "R".
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Sobre las silbantes, afirma que
la "S" simple se correspondería con la "sigma" mientras la "SH" (escrita comunmente en forma cercana a nuestra "M")
se trasliteraría por una "zeta", "xi" o "psi". Aún estando de acuerdo sobre que el valor de este extraño carácter, no sea propiamente el de la "doble sigma" (que muchos le dan).
Es mi opinión muy personal, que el problema de la "SH" es difícil y muy peculiar en los idiomas helenos; más en sus dialectos. Algo que posiblemente se deba al ceceo y seseo (tan típicos en el Mediterráneo). A todo ello se le sumarían formas lingüisticas comunes entre los jonios como lo son el
rotacismo y la asibilación. El segundo caso es muy común en la Hélade consistiendo en sustituir sílabas que contienen "t", por "s"; dándose de continuo el cambio de "
" por "
"; tanto como el de la forma "
" por "
". Sobre el rotacismo de "S" nos dirá la profesora
Marisa del Barrio que es una típica característica de dialectos de Eubea y Jonia, trasladado a las colonias de Occidente. Haciendo mención especial a las "sigmas dobles" que sufren este proceso, cuando proceden desde "tau" o "teta".
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Siendo en todo ello
muy importante aportar un dato personal, como es el de que estas "SH" pueden ser igualmente sonidos eteo-cretenses, donde gran parte de las voces "geonimas" contienen "sigmas dobles". Este es el caso de
Cnossos, Colessos o Mikalessos; topónimos de origen cretense y que
conservan este rasgo de "SH" que también se contiene el nombre de Tartessos. Por lo demás y en mi opinión personal el sonido o equivalencia de
esta "SH" no está bien definido; tanto que al final de la presente entrada hemos tomado un ejemplo de inscripción arcaica griega que contiene varias de estas "SH". En su traducción intentaremos demostrar que
la equivalencia a dar a esta letra muy antigua, escrita con la foma similar a nuestra "M",
no es clara. Tanto que
en unas ocasiones se ve que ha de pronunciarse "Xi" (), en otras "sigma" () y en algunas hasta "ji" (). Por lo demás, y en referencia a las silbantes, termina este epígrafe de "Textos ibéricos", comentando la existencia de una
composición de dos consonantes, usada por los iberos como "ST"; que no
se correspondería con la unión de "sigma" "tau" (
) griega. Sinó con la
de "zeta" "tau" ().
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ABAJO: Diferentes alfabetos arcaicos, comparados con los caracteres de los distintos signarios ibéricos. Oservemos en ellos letras como la "R^" (o bien "RR") que se contiene en los alfabetos iberos -a excepción del celtibérico- y en los cretochipriotas. Al igual que la "SH", utilizada ya en los primeros signarios fenicios del II milenio a.C. y que se halla en todos los arcaicos griegos y en los ibéricos (escrito con una forma cercana a la "M" nuestra y que sin lugar a dudas se trata de una sigma mayúscula tumbada: " M = " ).
Continúa TEXTOS IBEROS en el epígrafe VIII, hablando de las
oclusivas y mencionando lo que sobradamente conocemos: Que de las nueve comunmente existentes,
tan solo diferencian los silabarios peninsulares tres; una por cada sonido.
Gutural, siendo igual la "G", "J", o "K" (traslitaredas a unas posibles ). Labial que confunden los iberos en un solo signo y que significa indistintamente "B", "P" y "F" (trasliterados a posibles ). Dental, que igualmente se representa con un mismo carácter que puede ser leido como "D", "T", "TH" (que deben trasliterarse a posibles ) - dentales a las que yo personalmente pienso habría que incluir la "zeta" griega-.
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Termina este párrafo exponiendo que en el caso del
alfabeto greco ibérico, no se encuentra ninguna oclusiva aspirada, excluyendo la "zeta" y la "fi". Algo a lo que por nuestra parte
añadimos que nos debe llevar a pensar o a intuir que muy probablemente en la pronunciación ibérica no existieran estos sonidos (). Pese a lo que siempre hemos de pensar que pudo haber fonemas muy cercanos, aunque por falta de conocimientos -o de práctica lingüistica- no se llegaran o lograran escribir. Por lo demás, destaca el hecho bien curioso de que
en este alfabeto jonio con el que recogieron textos iberos, se distingue entre la "T" y la "D" o la "G" de la "K"; siendo tan solo la "B" la que no se diferencia de la "P" (o viceversa -al carecer de otra labial-). Constituyendo un rasgo también muy extraño que ese signario levantino (que más abajo podemos ver) no tenga tampoco "N" (o bien "M").
Rasgos estos que le alejan un tanto el sistema greco-ibero, de los comunes alfasilabarios ibéricos que nunca diferencian entre la "G" y la "K", ni la "D" de la "T".
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Para finalizar la página 68, nos advierte de que no se debe aplicar la fonética española en los silabarios iberos, habida cuenta de que al "castellanizarlos" se produce en ocasiones situaciones como la conocida de la: "ca, ce, ci, co, cu". Sílabas que no son una serie igual, ya que realmente se pronuncia en español "ka, ze, zi, ko, ku".
Partiendo de estas y otras pautas que nos da, iremos intentando ver cuanto puede haber de cierto y de acierto en su teoría sobre el jonio-iberismo. Intercalando en el análisis y estudio de TEXTOS IBEROS las ideas nuestras, que como hemos repetido consideran más bien que el idioma escrito por los iberos es de raiz y origen creto-chipriota o anatolio (mucho más antiguo y perteneciente a las lenguas de la Edad del Bronce).
AL LADO:
De nuevo traemos la imagen del alfabeto de origen egeo usado para escribir idioma ibérico en la zona de Levante, después el siglo V a.C. (tal como lo regoge el libro TEXTOS IBEROS que comentamos). Observemos las tres grandes diferencias con el resto de los signarios ibéricos (al margen de que los otros fueran alfasilábicos). Siendo ellas: La carencia de la "M", la determinación entre "T" y "D", tanto como la existencia de "G" y "K" distinguidas. Todo esto, podría plantearnos la existencia de una lengua muy diferente escrita con el alfabeto greco-ibérico con las del resto de la Península; algo que no es cierto porque se recogen las mismas palabras -aunque prescindiendo de la "M" o distinguiendo entre las consonantes antes mencionadas ("T" y "D"; o "G" con "K")-.
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ABAJO: Fragmento de una copa perteneciente al Museo Nacional de Atenas (al que agradecemos nos permita divulgar la imágen) en la que comunmente se dice, se representa a Timonidas acechando a Aquiles. En las inscripciones de la escena pueden verse los rasgos del idioma arcaico o jonio antiguo, conteniendo varias letras compartidas con las del alfabeto ibero (alfasilabarios y del levantino). Entre estas, destaca la "SH" escrita aún en el Egeo en la forma similar a nuestra "M". Considerada por muchos una "sigma doble" y que más bien parece una "xi" o una "psi" para otros. En mi opinión personal creo que esta "SH" realmente está sin definir, habiendo de interpretarse como "algo" cercano a la "sigma", pero conteniendo en ocasiones hasta sonidos cercanos a la "ji" (. Igualmente son de destacar la "eta" inscrita en diseño (parecida a una "B" nuestra), típica de los alfabetos arcaicos helenos. Tanto como la "tau" o "theta" con la forma de una circunferencia con una cruz dentro (símbolo muy próximo al que usan los iberos con equivalencia similar: "TE") -al igual que otros signos muy arcaicos, como una posible "digamma" y una forma extraña de "xi"-.
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Por lo demás, aunque se diga que la escena representa a Timonidas (o Temonedas), creo que ello se debe a una mala lectura de los nombres. Ya que la primera letra a modo de "M" que hay escrita delante del guerrero agachado, es la "desconocida" y arcaica "SH?". Carácter que de analizarse bien quizás pueda hallarse en su valor verdadero (o correspondiente con otro sonido cercano en el alfabeto clásico griego). De ello, me aventuro a decir que tal vocablo pintado delante del escudo del hoplita es literalmente ; habiendo de considerar la "M" como una extraña sigma que transcribiría tal leyenda como TESHONEDASH (). Pese a ello, la palabra ni corresponde a nombre alguno de héroe o dios, ni encaja con voclablo griego. Aunque si cambiamos el valor de la "M", que hemos considerado una "sigma doble"; por el de una extraña "JI" (), curiosamente la leyenda cobra significado.
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De tal manera, lo que rodea a la figura de la izquierda (soldado armado y agachado) serían las palabras: TESHONEDAS : SHEIRA : AKELEISH (). Si interpretamos la "M" como un sonido que posteriormente da lugar a una especie de "JI" () o "KAPPA" (), TEJONEAJ encontraremos que nos dice algo referente a que significa "armas" y que se refiere al verbo voz cuyo sentido está unido a "artesano", "artista", "el que fabrica un objeto artistico". La siguiente palabra sería JEIRA () que procedería de , cuyo significado es "mano" ("hacer a mano" o "tener en la mano" -como acus.-). Finalmente lo que hay después inscrito es claramente Aquiles; refiriendo la leyenda aquien hace las armas (manualmente); artilugios que en sus manos porta Aquiles. Habiendo de destacar que también se refiere a un estado en que (las manos) del guerrero se preparan para el combate -tal como aparece Aquiles pintado en el vaso-.
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Al otro lado de este héroe, se observa una escena donde una ninfa figura fundiendo el rayo y tras ella hay un muchacho sobre cuya cabeza leemos XANTOSH () cuyo significado es rojizo, rubio. Abajo algo que indica "IROtELOSH" (), que seguramente es procede del jonio arcaico "ieros-telos" () cuyo significado sería "santísimo", "santo supremo". Sobre los caballos leemos la palabra "ASHOPASH" () que hace referencia al nombre de Asopo (dios y rio de igual denominación). Frente a una figura de mujer pone "THEOSH" () refiriendo al nombre de dios -o al de ella-. Y finalmente a la izquierda se puede ver que dice tras una figura de hombre "GREASHOSH" y frente a él "EO". Todo lo que indicaría que pone "greafos eo" () cuya traducción sería "dibujo o pintura mía".
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De cuanto leemos en este vaso arcaico jonio, podemos ver que los valores de muchas letras no están completamente confirmados; pudiendo leerse la "SH" (escrita "M") a veces como "sigma", en otros casos como "ji" e incluso en ocasiones como "fí" (algo comprensible dado que la letra "F" en griego es muy tardía). Por lo demás, la extraña escena recrea a Aquiles agachado mientras recibe la bendición las armas (que un sacerdote y una ninfa hacen). Siendo su traducción einterpretación la siguiente (en mi opinión personal):
-El texto nos diría, "PINTURA MIA" (escrito sobre lo que pudo ser un autorretrato o caricatura del pintor). Frente a este cartel, hay una mujer y un caballo a los que rodean las palabras "THEOS ASOPOS", que con toda seguridad se refiere al dios de esta denominación (personificación de un rio). Padre de Egina a quien Zeus le entrega la fuente de Pirene, aniquilando de un rayo al progenitor y convierténdolo en un lecho fluvial (el Asopo); rio donde se hallaba carbón. Por su parte, Egina fue madre de Eaco, hijo de Zeus y dios de los infiernos; personificaciones que creemos se encuentran en los siguientes dioses pintados en la cerámica.
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Consecuentemente, los dos personajes que aparecen junto a la fuente de la que mana metal fundido o el rayo de Zeus, serían: Egina y Eaco. Sobre este segundo hay escrito XANTOSH () cuyo significado es "rubio, rojizo" y a su lado "IROtELOSH" (), que hemos dicho significaría "ieros-telos" () cuya traducción sería "santísimo", "santo supremo". Ello como epíteto del sagrado Eaco, dios que se tenía por uno de los más pios y que aparece como forjador del metal; por ello quizás el nombre de rubio (o rojo). Estando junto a su madre Egina, diosa que forja el rayo, y que era hija de un rio donde se hallaba el carbón; mineral necesario para realizar el trabajo artesanal de las armas de Aquiles. Tras ellos se hallaría, Pegaso; caballo que tal como dice la leyenda, fue hallado junto a la fuente de Pirene. Manantial cuyo nombre claramente habla del nacimiento del fuego (pyros), algo que también se identificaría con el carbón -que dijimos se hallaba en el rio Asopo, padre de Egina-.
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Todo lo que simbolizaría "el secreto del hierro", para cuya forja y temple se precisa carbón y agua; que se mostraría en los mencionados dioses del infierno (del fuego y de los manantiales). Por lo demás, el vaso cerámico estaría firmado y contendría un autorretrato del pintor y quizás otro de su mujer; entre las dos figuras de la izquierda y sobre las que pone "PINTADO POR MI" = "greafos Eo" (). Para "más dedicatoria" y firma de la pieza, en la parte donde se habla de Aquiles y sus armas, vimos como decía: TESHONEDAS : SHEIRA : AKELEISH (). Que traducíamos por "Objeto artístico (o arma) fabricado a mano, Aquiles". De lo que no nos debería extrañar que el pintor tuviera este nombre y en la mencionada leyenda hubiera que leerse: "PINTADO POR MÍ; AQUILES LO FABRICÓ ARTESANALMENTE, SE SU MANO". Este último es un caso de inscripción griega (identificada hasta hoy como Timonides y Aquiles) que muestra y demuestra la dificultad de interpretación de los textos arcaicos -pese a que sean en una lengua tan sobradamente conocida como la griega-. De un mismo modo en él puede verse que la susodicha "SH" tiene valores muy diversos y nunca definidos del todo.
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CITAS:
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(1): EL DIALECTO EUBOICO, Marisa del Barrio; Ediciones Clásicas MADRID 1991
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(2) VOCALES Y CONSONANTES NASALES EN LA LENGUA IBERA, Prof. Jesús Rodríguez Ramos (Univ. Aut. Barcelona) Faventia 22/2, 2000 pags. 25-37.
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(3): EL DIALECTO EUBOICO, Marisa del Barrio; Ediciones Clásicas MADRID 1991; pag. 28.
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RECOMENDAMOS CONSULTAR BLOG ANEXO A ESTE: http://sobrelostextosibericos.blogspot.com.es/
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