lunes, 19 de marzo de 2012

CAPÍTULO XII (continuación): Alfabetos y signarios utilizados por los iberos -parte tercera-.

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Siguiente página de TEXTOS IBEROS en la que recoge los valores más comunes de los alfasilabarios prerromanos, distinguiendo entre el meridional o del Sur (Turdetano) y el septentrioriental o del Norte (Celtíbero). En estas formas de escritura autóctonas peninsulares apreciamos claramente el origen egeo-fenicio de sus caracteres. Al igual que se advierte el rasgo que los aproxima a los creto-chipriotas y que corresponde con sus signos silábicos. De tal modo consta el alfasilabario ibero en primer término de unas vocales y unas consonantes escritas por "letras" (que tan solo son:
"L", "M", "N", "R", "RR", "S" y "SH"). Símbolos cuyas formas nos recuerdan mucho a los de alefatos fenicios de fines del II milenio, tanto como los alfabetos griegos más arcaicos. Tras ellos, existe también tres series silábicas en las que las oclusivas no se distinguen (siendo igual "B" a "P y a "F""; "T", "D" y "Z"; tanto como "G" es "K" o bien "J"). Sonidos a los que sigue una vocal, siendo aquellos -tomando la consonante más fuerte-:
"PA", "PE", "PI", "PO, "PU"; "KA", "KE", "KI", "KO", "KU"; "TA", "TE", "TI", "TO", "TU" (pudiéndose considerar ellos fonemas labiales, dentales o palatales y traduciéndose indistintamente sus caracteres también por la "B" o la "F", la "G" o la "J", al igual que por la "D" o la "Z").


Evidentemente, el alfabeto antes referido plantea un grave problema para su lectura, que ya explicábamos en anteriores entradas. Este es el de las posibilidades combinatorias, dado que como dijimos simplemente la lectura de las sílabas "PA-KA", puede interpretarse hasta de nueve maneras distintas (con arreglo a la consideración de sus consonantes). De tal forma y como ejemplo expusimos que para traducir "PA-KA" , tendríamos que saber previamente si se trata de aquellas dos oclusivas o si hay que lleer "BA-KA", o "FA-KA". Tanto como pudiera ser "PA-JA", "BA-JA" o "FA-JA"; a la vez que no sabemos si ha de intrerpretarse por "PA-GA", "BA-GA" o "FA-GA". Nueve lecturas que posibilita el hecho de un silabario que no distingue entre oclusivas fuertes y débiles. Todo ello, obliga a Mario Gómez-Morán en TEXTOS IBEROS a tomar o dictaminar unas reglas gramaticales para el idioma escrito prerromano peninsular, por las cuales hay que regirse en las sustituciones de vocales y consonantes. De este modo y tal como expresa en sus dos siguientes hojas, las normas de interposición de letras o interpretación del ibero, para ser traducido de un forma unitaria y con un mismo método aplicado a cada inscripción, serán las siguientes:









SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos páginas finales del capítulo XII; cuya exposición viene de la hoja anterior. En estas, dicta las reglas gramaticales para aplicar los fonemas escritos por los íberos, y traducirlos al idioma griego antiguo. Siendo aquellas que considera posibilitan la traslación desde el ibero hasta la lengua helena arcaica las siguientes:





-La "A" ibérica comprende la alfa y la eta griegas (  = A)
-La "U" ibérica comprende entre otras la omega griega además de diptongos que entre los helenos se pronunciaban como "doble O" -nuestra "U"- ( = U )
-La "S" líquida simple ibera, es la sigma griega ( = S)
-La "SH" o "CH" ibérica corresponde indistintamente a las letras griegas "xi", "zeta" y "psi" (  = SH )
-Hay dos "R" entre los iberos. Considera que la doble "R" ("RR") es solo usada como letra protocolaria y no compone palabra alguna (incluso en algunas zonas no existe). Ambas "R" se han de traducir por la "ro" griega ( = R y R´)
-La "i" ibérica agrupa los sonidos griegos cercanos a la "iota", que son los de las siguientes letras y diptongos: 
-La "O" ibera es fundamentalmente una ómicron, pese a las variantes que el idioma heleno le da a este sonido ( = O)
-La "E" ibérica es principalmente "épsilon" griega, pese a las reglas de variación que los dialectos helenos den a esta letra en cada palabra ( = E)
-La "U" ibérica agrupa una gran cantidad de fonemas helenos que conforman este sonido que es "u" o bien "O" doble, ofuerte mas nunca "ypsilon"; siendo aquellos diptongos y letras que agrupa la "U" ibera: 
-El resto de vocales (M,N,L) se corresponden con las helenas (  )
-Las oclusivas labiales pueden leerse indistintamente como "P", "B" o "F" (  )
-Lo mismo sucede con las dentales pudiendo leerse indistintamente por "T", "D" y "TH" (  )
-De manera igual las oclusivas guturales se interpretan de forma indistinta por "K", "G", "J" (  )
-Finalmente advierte de que no existe relación directa absoluta entre signo y fonema, siendo a veces algunos sonidos representados por pocos caracteres. Aunque la mayoría usa varios caracteres en exceso, abusando de la sílaba "BE".


Termina esta página con el epígrafe 5 en el que expone que a su juicio el idioma que escribieron (no el que hablaron) los íberos es un dialecto heleno, cercano al que se hablaba en Creta o Chipre. Creyendo que se trataba de una lengua conocida solo por unos pocos en la Península, quienes la usaban como se utilizó el latín durante el Medievo: Para escribir y comunicarse ( fundamentalmente como un medio de entenderse entre los pueblos y tribus ibéricas que hablarían distintos idiomas). De ello considera que las élites aprenderían de manos de quienes colonizaron la Península, a escribir y hablar una misma lengua. Idioma que les enseñaron a escribir y en el que los iberos podrían acordar y redactar sus pactos, sus ceremonias y su epigrafía funeraria y social. Lengua que sería similar al inglés actualmente de uso entre profesionales de muy distintos paises; o a las "jergas" que en el Mediterraneo se hablaron entre los marinos y tripulantes de embarcaciones, que se sabe eran una mezcla de latín con sus lenguas vivas (aragonés, italiano, catalán, castellano, mallorquín, portugués etc). Idioma de los navegantes que todos comprendían, porque recogían las palabras comunes a muchos en estas hablas que la compusieron. Por ello, el idioma de los navegantes en la Edad Media-Moderna ni se trataba de un latín (de enorme dificultad) ni era propiamente un italiano, un mallorquín o un portugués. Sino la mezcla de muchos de ellos, que a modo de "esperanto" filtraba y aglutinaba cuantas voces en común tenían las lenguas de quienes las usaban (gentes que procedían de tierras que iban desde Venecia al Atlántico).

Por lo demás, considera que la pronunciación del dialecto griego hablado por los iberos debió de ser muy semejante a la que actualmente tiene el español (muy clara y algo dura). Dando unas reglas finales sobre esta, en la que descarta la existencia de sonidos fricativos o muy silbantes (tales como las "z" francesas o la "s" inglesa). Determinando unas reglas sobre algunos sonidos más (como la "SH", que considera no es "CH") al igual que para algunos nombres y gentilicios personales.


Finaliza este capítulo XII con las primeras reglas gramaticales que considera deben tomarse para poder interpretar bien el ibero y trasladarlo al chiprio-cretense. Normas que surgen de considerar aquel idioma escrito por los habitantes de la Hispania prerromana, como un dialecto del griego arcaico que se sabe fue hablado y escrito en Chipre y Creta. Concretamente nos referimos a un tipo de lengua micenia que se relaciona plenamente con el dialecto Arcadio y que es la que se contiene en el Lineal B (textos cretenses datados desde el siglo XVII al XII a.C). El hecho cierto, es que este idioma es el que sustituye al verdadero de Creta (eteo-cretense) tras producirse la catástrofe del volcán Tera-Santorino (hacia el 1650 a.C.), lo que provoca el derrumbamiento del Imperio de Minos. De tal manera, aquella hecatombe que sabemos sumió al Mediterraneo Oriental en meses de noche (por la nube tóxica) en sucesivos maremotos y teremotos desoladores, intoxicando los mares (debido a la lluvia de cenizas). Destruyó no solo el Minoico Medio suprimiendo su lengua y costumbres, sinó que su voracidad fue tal, que también desapareció a consecuencia de aquello el Imperio Medio egipcio (cayendo el Nilo en manos de los bárbaros Hicsos).


Tal como se ha podido demostrar desde no hace mucho, debido a la erupción del Tera la civilización minoica de Creta se esfumó. Desapareciendo gran parte de su milenaria cultura que ya había escrito en un sistema silábico, recogido en unos signos que inicialmente fueron pictogramas, aunque hacia el siglo XVIII a.C. habían sido convertidos en símbolos cercanos a "letras" (llamados Lineal A). Pero las nuevas gentes que entraron a sustituir a Minos -a dominar la isla de Cnossos tras el desastre del volcán en el 1650 a.C-, aunque continuaron con la misma forma de escribir, la usaron para redactar un idioma muy diferente (el suyo propio, preindoeuropeo y distinto al originario de Creta). Siendo aquella nueva, una lengua prehelena y aquea, que era lógicamente la micenia. Es lo que se denomina el periodo y escritura del Lineal B, que se redacta en signos muy similares a los no pictográficos del Lineal A, aunque sus tablillas e inscripciones se hallan ya en un tipo de idioma griego muy arcaico (de hecho, preheleno).


Mientras aquello sucede en la Creta del siglo XVI a.C., en los mismos años aparecerá curiosamente una forma nueva de escritura en Chipre (similar a la minioca y resuelta también por medio de un silabario). Aunque curiosamente en esta otra isla se comienza redactando el nuevo silábico en el idioma que antes del siglo XVII a.C. se hablaba y escribía en el Imperio de Minos. Lenguas estas a las que se denomina eteo-cretense o eteo-chipriota, por ser las originarias de esas islas y que en el archipíelago de Cnossos se escribieron desde el siglo XX al XVII a.C., mientras en el de Nicosia de redactaron desde el XVI al XI a.C.. De tal manera, se ha de deducir que los exiliados o refugiados cretenses del terremoto y del volcán Tera, se encaminaron hacia Chipre (en una mayoría). Isla donde realizarían un nuevo renacimiento de sus costumbres, inventando un silabario muy similar al de su isla originaria y conservando su idioma. Siendo aquel momento (tras el desastre del Tera Santorino) cuando vuelve a crearse un sistema de escritura por medio de sílabas (algo más sencillo que los lineales de Creta); que redactaron en esa "antigua lengua" que ya en la "isla madre" se había perdido. Silábico e idioma cretochipriota que permaneció durante unos quinientos años en la isla de Afrodita; donde se sigue redactando tabillas en este sistema chipriota con lengua cretense antiguo hasta el 1100 a.C. (siglos en los que la situación del entorno y del Egeo volvió a cambiar).


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, nave fenicia de gran cabotaje del siglo IV al III a.C.. Como podemos observar por su estructura y tamaño, nada tenían que envidiar estos barcos a las naos y carabelas de nuestros siglos XVI o XVII. Del mismo modo, las calzadas y la medicina romanas eran incluso muy superiores y mejores que los caminos y los galenos que conocieron los súbdtios de los Austrias. Por su parte, en esta nave que vemos en el bajorrelieve romano se observa un enorme calado y una estructura capaz de navegar por el océano. Algo que no puede decirse de otros barcos que se muestran entre las esculturas romanas (especielmente los de guerra); que por ser ligeros y veloces, de pequeña parte viva y sin apenas altura ni manga, volcarían tan solo en el intento de cruzar el Estrecho de Gibraltar. Muy por el contrario, en este que recogieron los latinos como ejemplo de barco mercante fenicio se observan las hechuras de una nave atlántica y carguera. Embarcaciones muy pesadas para navegar sin peligro frente al oleaje del océano y que habrían de hacerse con cedros del líbano (o de madera de roble, en el caso de construirse en Europa). Por ello quizás uno de los pocos lugares capaces de tener bosques útiles para fabricar este tipo de naves fue Fenicia y seguramente gracias a este secreto de los cedros del Líbano pudieron navegar aquellos expedicionarios hasta tierras muy lejanas. Por cuanto decimos, sabemos sin lugar a dudas esta que vemos en la imagen de al lado, es un tipo muy similar a las que La Biblia denomina: "Naves de Tarshis"; barcos de gran cabotaje que en principio y desde el reinado del rey Salomón se usaron para ir hasta el extremo occidente (Tartessos, en el Sur de Iberia). Más tarde parece que en idioma hebreo quedaría la expresión "nave de Tarshis" como sinónimo de embarcación mercante para larga singladura y de gran tamaño, por lo que también vimos como se dice en El Antiguo Testamento: "se hicieron naves de Tarshis, para ir a Ofir" (Ofir se situa en las cercanías del Océano Índico por algunos, aunque comunmente se considera que se encuentra en la salida del Mar Rojo, quizás haciendo alusión a las riquezas en oro y diamantes de Somalia -ver nuestra anterior entrada-).



ABAJO: Mapa del Mundo del Génesis tal como lo recoge el libro LOS MITOS HEBREOS, de Robert Graves y Rafael Patai (Editado en Buenos Aires 1969 -en su página 143-). En la entrada anterior hacíamos alusión a la Tarshis bíblica que tantos rios de tinta ha sembrado; siendo aquella sin lugar a dudas nuestra Tartessos peninsular, que se corresponde prácticamente con la Andalucía actual. Decimos "sin lugar a dudas" no solo porque los expertos más importantes de la arqueología así lo han reconocido (desde Schulten hasta García y Bellido, pasando por Gómez-Moreno, Almagro o Blanco Freijeiro). Sinó porque la duda que plantean algunos es la cita que hemos resuelto sobre la situación de los puertos que daban salida a este destino. Puertos que vimos se encontraban en el litoral mediterráneo de Israel (Yafa o los que tenían contacto con Tiro), mientras desde los del Mar Rojo o el Índico se partía hacia Ofir . A continuacion seguimos tratando del interesante tema de Tarshis en La Biblia y la importancia de Chipre unido a ella desde sus más remotos tiempos.




Como exponíamos en las imágenes anteriores, uno de los temas más importantes en referecia al comercio entre Fenicia y la Península Ibérica hubo de centrarse en las posibilidades y problemas para llevar y traer mercancías de continuo desde el Atlántico hasta Oriente Medio. Ello porque como ya dijimos, el problema no consistía tan solo en la larga singladura sino fundamentalmente en evitar el asalto de los piratas. Algo verdaderamente difícil de impedir teniendo en cuenta que para ir y venir al Atlántico se precisaba de barcos de alto cabotaje, cuyo nombre procede de su capacidad de navegar largas distancias sin presiar hacerlo entre cabo y cabo (sin costear). Pero cuyo problema frente a piratas residía en el peso y en el tonelaje de la embarcación. Unas características que le impedían huir en caso de ser perseguidos en el mar, incluso por pequeñas naos. Algo que unido a que todos los navegantes del Mediterraneo Antiguo sabían que este tipo de barcos regresaban cargados de maravillosas mercancías y de metales (procedentes de Iberia); convertirían a las "naves de Tarshis en el centro de todas las miradas de los ejércitos enemigos y de los ladrones marinos.
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Sabido es que entre los más temidos piratas en la antigüedad se encontraban los cretenses y los de sus islas circundantes. Por lo que el viaje desde el litoral de la actual Siria y Líbano (Fenicia) hasta nuestras tierras debió de tener el alto riesgo del abordaje -fundamentalmente en los tramos de regreso, a su paso frente a las costas de Creta-. De ello, consideramos que los púnicos guardaban como plaza y puertos fundamentales y aliados los de Chipre, isla que le actuaría como "muralla" o "parapeto" frente a la posible llegada de griegos no deseados. Algo dificilmente de preveer dado que una parte de los helenos comerciaban ya desde el siglo X a.C. con los fenicios en una paz "relativa" (fundamentalmente los asentados en la Jonia y el Egeo); pese a que cuando aquellas islas y costas lo deseaban, actuaban en forma de razzia y enviaban piratas a las naves comerciales, o a las tierras y puertos con los que mercadeaban. De todo ello que el emplazamiento de Chipre fuera fundamental para proteger el mundo fenicio (e incluso el de Egipto e Israel) frente a los posibles ataques de gentes procedentes de las costas de Aatolia y de las de Grecia.
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En lo que se refiere al viaje hacia Tartessos (la Tarshis bíblica), hemos de suponer que se realizaba poniendo rumbo Oeste puro sobre el paralelo 35º (desde una latitud próxima a las actuales costas Beirut-Haifa, donde en el mapa que recogemos arriba escribe "Kitim"). Desde allí, el problema sería el paso bajo el litoral de Creta (Kaftor -o Caftor- en el Génesis), que seguramente debían vigilar pìratas al mando de fenicios, o marinos a sueldo procedentes de Chipre y de costas cercanas a África (amigos de los púnicos). Tras lo que de superarse esta linea, sin problemas se alcanzaría Malta y finalmente Túnez simplemente siguiendo rumbo Oeste. Posteriormente, repostando o parando en aquel baluarte de Tunicia, donde en el siglo IX a.C. los fenicios fundaron Cartago, podrían partir hacia las costas de la Iberia más próxima: Almeria, lugar que se guardaba la desaparecida Murgis fenicia (junto a las riquísimas minas de plata del cabo de Gata); o Málaga y Almuñecar (Malaka y Sexi). Tanto como se saldría hacia la Tartessos donde se comerciaba en lo que hubo de ser "el Hong-Kong púnico", frente al reino de las riquezas y de los metales (le Tarshis bíblica); una ciudad-estado y puerto frente al Atlántico de los iberos y que es hoy Cádiz (Gadir). Por lo que la plaza de Cartago debió de ser para algunos lugar fundamental para poder cambiar de barco las mercancías y trasladarlas a otras más ligeras y rápidas, a salvo de piratas (siendo ello lo que daría la supremacía a las familias, o a los fenicios que dominasen aquel puerto que hoy es Túnez).
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De tal manera y sabiendo que desde las costas del Líbano o Israel, hasta las de Tartessos hay unas 2200 millas (4000 kilómetros aproximadamente), puede calcularse que en una nave de gran tamaño que no superara más de cinco Nudos en Velocidad Crucero, se recorrerían unas cien millas diarias. Lo que resulta con buenas condiciones climatológicas, que se tardaría entre nuestras costas atlánticas y las capitales fenicias de Tiro y Sidón unas tres semanas; mientras de ser adversa la situación del tiempo y del mar, podía aumentar la duración del viaje varías jornadas más. Para comprobar el recorrido de la singladura que explicamos y la importancia de Creta como plaza o baluarte fundamental en todo aquel; recogemos abajo un mapa del mediterraneo. Atlas en el que vemos recortada su zona Sur para observar este viaje que describimos.




BAJO ESTAS LINEAS: Mapa del Mediterraneo, marcando la ruta entre Creta y Tartessos; viéndose que en linea recta se llega desde esta isla hasta nuestras costas en rumbo directo Este u Oeste puro -fuente: Atlas Aguilar, publicaciones de 1960.





Como venimos explicando, el lugar estratégico que cubren Chipre y Creta en toda ruta desde el Oriente mediterraneo hasta nuestras tierras, es importantísimo. Siendo imposible no pasar frente a aquellas islas (o no costearlas) si se deseaba llegar a la Península Ibérica desde los puertos de la antigua Fenicia, del Egeo o el Mar Jónico. Siendo tan solo los habitantes continentales de Grecia los que podían llegar hasta nuestras costas bordeando las de Italia y sur de Francia (como así lo hicieron). Por lo que antiguamente la ùnica solución para aquellos que poblaban el litoral de Anatolia u Oriente Medio y tenían que evitar Creta y Chipre (partiendo en barco desde Asia Menor y deseando arribar a España), era bajar hasta los puertos de Israel y desde allí poner rumbo Oeste hasta Iberia. Ello puede explicar por qué existen referencias históricas ya del siglo X a.C., que mencionan cómo el rey de Tiro (Hiram) y el de Israel (Salomón) estaban asociados y unidos en este proyecto de navegación hacia Occidente. Trayendo cada tres años mercancías desde Tarshis, con las que dicen se construyó gran parte del Templo de Jerusalén. Algo facilmente de entender si observamos el mapa que en la entrada anterior incluíamos y en el que se veía que desde el puerto de Yafa (el antiguo Jope, frente a la actual Tel-Aviv) en rumbo Oeste puro se llega directamente hasta Túnez (evitando en gran parte el mar de Creta). De lo que entendemos que en tiempos en los que los griegos y cretenses estuvieran atacando naves de gran cabotaje fenicias, estas pudieran preferir partir hacia Occidente desde aquellos enclaves más al sur sitos en Israel. Lugares que deberían estar fuera del alcance de los barcos helenos y también alejados de la marina egipcia, que costeaba frente al Nilo.
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Por todo lo que antes exponemos, el lugar ideal de salida desde Orientre Medio, para no ser abordados por cretenses, griegos ni egipcios, sería esta plaza de Jope (Yafa; a unos cincuenta kilómetros al norte de Jerusalén). Consecuentemente se hace comprensible que la Biblia recoja como aquel era el puerto donde se embarcaban hacia Tarshis. Contando en Jonás, que ese profeta se sube a una nave de Tarshis tomada en Joppe, con destino al Sur de Iberia, cuando desea huir de su "misión" en Nínive (situada en direccion opuesta a Tartessos y al Este de Israel). Muchos consideran el relato no verídico al narrar La Biblia que aquel profeta Jonás es devorado por un pez durante una tormenta y luego, tras orar durante tres días, fue vomitado por el "cetaceo" que lo había engullido. Pese a lo que diremos que esta narración a más de tener un carácter mítico está escrita en verso (como se hizo en El Antiguo Testamento) y su "tono" poético expresa lo que son figuras como la hipérbole y la parábola.
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De tal manera, si leemos sobre las costumbres marineras de la época encontraremos la adoración al dios de origen púnico llamado por los griegos Meilichios, representado por un gran ofidio o un terrible pez (principalmente venerado entre navegantes fenicios, y que entre los judíos se entendía como el diablo Leviatán). Esta deidad cercana al Melkarte (el dios del mercado y del comercio) era adorada por los púnicos en la forma de un enorme pez (o una sierpe gigante) considerada la personificacion del dios de las tormentas. Estando su culto totalmente emparentado con el de Marduk y el ciclo mesopotámico de Tiamat; interpretado por los griegos como Tifón que igualmente era un enorme "dragón" (el Seth egipcio). Entre los de Fenicia se le reverenciaba entregando a este dios los llamados "tifonios": Personas o animales, que se inmolaban a esta deidad de la tormenta -representada como un enorme pez o una tremenda culebra-. Y sabido es que antes del sacrificio del que se elegía como víctima propiciatoria, se le dejaba al "tifonio" la capacidad de "dirimir" cuentas con el dios; de lo que si aquel infeliz acertaba en la profecía, o conseguía acabar con la tempestad, solía ser liberado. Ello se narra en la "vida de Pitágoras", quien igualmente es tomado como "tifonio" en el reino de Falaris y antes de ser sacrificado pudo liberarse gracias al oráculo y la intervención del druida Avaris (igualmente tras tres dias de espera en su ejecución).
-Para el relato de Jonás y sobre el culto a Meilichios ver en la RED cita del Antiguo Testamento y sobre los tifonios puede consultarse el articulo mío (apartados B y D):
http://iglesia.net/biblia/libros/jonas.html  /

http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2357


Por todo lo que decimos, cuando Jonás narra como fué lanzado por la borda al producirse una tempestad; hemos de añadir que ello era una costumbre y ritual típicamente marinera de la época (siglos VIII y VII a.C.). Ceremonias entonces comunes para apaciguar a Tifón, al mal tiempo y las tormentas. Entre las que podemos citar la propia de Dionisos, que igualmente es lanzado y sacrificado por navegantes de Creta al levantarse oleaje (por creer la tripulación que "el mal fario" procedía de aquel al que echan del barco). De todo lo que vamos deduciendo que tanto el proceso del "tifonio" que narra Jonás -en que solía dejarse abandonado, atado al barco por la borda (o en un chinchorro) al que se entendía había traido la tormenta-; tanto como el lugar en el que se embarca hacia Tarshis (el puerto de Jeppo, hoy Yafa). Demuestran que la historia, pese a estar narrada de manera "poética" contiene todos los datos que concuerdan con la época y con las costumbres de su tiempo. Aún más cuando aquel es casi contemporáneo al reinado de monarcas de Israel y Judá que igualmente pretendieron abrir comercio con Ofir y con Tarshis. Como lo fueron Ococías y Josías que antes y durante el siglo de Jonás (el VII a.C.) narra La Biblia como intentaron abrir rutas comerciales hacia el oro de Ofir (y hacia Tarshis).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, dama oferente greco chipriota de época arcaica con un cordero en brazos. Fechada hacia siglos V al IV a.C, es muy similar a las esculturas que aparecen en la zona de Ampurias, tanto como se asemeja a las del Cerro de los Santos (cercanas en época). ABAJO: Silabario chipriota del tipo que pervive entre los siglos XVI al XI a.C., tal como lo recoge la profesora Ana Ma. Vázquez Hoys en su libro de reciente publicación LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS (Ed. Almuzara, pág. 292). Observemos el parecido entre este silabario y los sobidos que contiene el alfasilabario ibérico, que igualmente carece de diferenciación entre las oclusivas fuertes y débiles.



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dama votiva del Cerro de los Santos fechada hacia el siglo III a.C. y propiedad del Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos de nuevo el parecido entre esta estatuaria y la chipriota arcaica de una época anterior a la ibérica (entre los siglos VI al IV a.C.). Precisamente son estos siglos cuando Chipre es ya invadido por Asiria (y Egipto), aunque en esta época todavía pervivieron las costumbres de la isla y hasta el silábico chipriota. Pese a ello, poco después y a mediados del siglo IV a.C. los griegos asedian aquel archipiélago y la invaden, erradicando su cultura local, tanto como el uso de su idioma y su silabario. Es entonces cuando suponemos se trasladarían hasta Iberia, los "chipro-cretenses" que hasta esos años habían poblado con cierta libertad y autonomía local la isla.

ABAJO: Nuevamente otra versión del silabario chipriota del tipo que pervivivió entre los siglos XI al IV a.C., tal como lo recoge la profesora Ana Ma. Vázquez Hoys en su libro de reciente publicación LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS (Ed. Almuzara, pág. 292). En este segundo y más esquemático silábico de Chipre escribieron los llegados desde la zona micénica a fines del II milenio a.C.. Aquellos a los que hemos de suponer refugiados venidos principalmente de Creta, huyendo de la invasión doria (griega, del siglo XI a.C.). Quienes redactaron sus tablillas en ese silábico de Chipre pero este caso en un idioma muy cercano al usado en el Lineal A (un aqueo o heleno de tipo Arcadio y arcaico). Observemos en el mencionado signario chipriota, como este al igual que el iberíco tiene las sílabas "PA","PE","PI","PO","PU"; "KA", "KE", "KI", "KO", "KU"; "TA", "TE", "TI", "TO", "TU". No distinguiendo entre la "T" y la "D" la "Z"; entre la "P" la "B" o la "F", así como también carece de diferenciación entre la "K" la "G" y la "J". Siendo exacto en su fonética al de Iberia.






Para concluir añadiremos, que tal como podemos ver al comparar los alfasilabarios ibéricos (en imagen segunda en esta entrada) con los de Chipre, todos ellos contienen una estructura parecidísima. Algo que hace evidente que el origen del signario prerromano de la Península está en esa isla mediterranea; tanto como sabemos que el del chipriota (a su vez) se halla en Creta -desde donde partía el sistema silábico que vemos en la foto superior-. Ello y los datos que hemos ido analizando hacen entender como cierta la genealogia que El Génesis en su capítulo X da a Tarshis; diciendo que era hija segunda de Jawan (la Jonia) y hermana de Elisa (Chipre); tanto como hermana de Kittim (Creta, o Kiro-kitia de Chipre) y de Dodios (o los Rodios). Pudiendo verse en el mapa que hemos recogido sobre la situación y origen de los pueblos antiguos, analizada por Graves y Patai a partir del Génesis. Que la interpretación más lógica y segura de esta Tarshis está en el Tartessos del Sur Penínsular; al igual que su "geneaología" bíblica se explica claramente por la unión que la Turdetania tuvo con Chipre, Creta y el Egeo (desde tiempos inmemoriales). Algo que se muestra en el propio alfabeto ibérico, tanto como en la moda y estatuaria de la Hispania Prerromana. Hechos de los que hemos ido recogiendo multitud de evidencias arqueológicas en las diferentes entradas que precedían a la presente (tanto como en esta).

JUNTO ESTAS LINEAS: Dama ibérica fechada hacia el siglo V a.C. llamada del "Cabezo Lucero" (por haber sido hallada en este lugar de Alicante en 1987). Veamos su parecido con otras estatuas prerromanas y en especial con la de Elche (tan próxima en su procedencia); aunque llama sobre todo la atención de nuevo su similitud en moda con las falleras valencianas... . Hoy precisamente es la noche del fuego en Valencia, que celebra la llegada de la Primavera (Estación que se fecha a las 6,14 de la noche del día 20). "Cremá" con la que se da la bienvenida al Sol, en el culto del Equinocio y del fuego, que de seguro es milenario. Tanto como se puede observar lo es esta moda que lucen las falleras, que en su pelo portan las ruedas del carro solar (como ya hemos advertido en algunas entradas anteriores). Estas costumbres que han permanecido durante decenas de siglos en nuestra Península, cuya procedencia es sin lugar a dudas oriental, emparentan plenamante Creta, Anatolia, Siria o Chipre de hace dos o tres mil años, con la Valencia o el Alicante de nuestros dias. Como si jamás se olvidara el recuerdo de aquellos que llegaron desde Oriente Medio (hace veinticinco o treinta y cinco siglos) y arribaron hasta las costas de Levante, regalándonos su civilización. Todo ello es lo que F. García Lorca definiría como: "Tener cultura en la sangre".








































domingo, 18 de marzo de 2012

CAPÍTULO XII (continuación): Alfabetos y signarios utilizados por los iberos -parte segunda-.

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Siguiente página de TEXTOS IBEROS en la que continúa explicando cómo al utilizarse alfabetos para escribir una lengua diferente a aquella que lo ha creado (en el caso del idioma ibérico, las fenicio-semitas y las greco-chipriotas); suelen sustituirse letras con el fin de imitar sonidos y fonemas ajenos al idioma inicial. Pone para ello el ejemplo de la "PH" usada como "F" hasta hace no mucho en la grafía hispana. Tras lo que recoge los dos alfabetos en los que también se "redactaron" textos de los iberos y que no fueron los propiamente hechos en la Península para escribir su idioma; sinó que uno era el romano arcaico y otro de origen egeo. Este último al que denomina "jonio" hemos visto en anteriores entradas que actualmente ya es llamado "greco-ibérico"; del que además hemos estudiado que se parece mucho a los alfabetos de Tera, de Creta y de Chipre (anteriores al siglo VII a.C.). Siendo los antes citados muy similares al arcaico de Jonia, pese a que el alfabeto jonio carece de las letras "SH" y "RR" ; fonemas que sí tienen los distintos alfasilabarios prerromanos de Iberia, y que igualmente existe en el de chipriota y en el cretense. Termina añadiendo una extraña anomalía por la cual en las escrituras en greco-ibérico (al que llama "jonio") no aparece nunca la letra "M" ("Mi" griega ). Por lo demás, ocurre en la epigrafía inscrita en estos alfabetos ajenos a los de Iberia, lo mismo que sudece en los autóctonos: Que tan solo usan un signo para las oclusivas labiales, dentales o palatales; escribiendo "P", "B" y "F" con un mismo carácter (aunque en el caso del latino, carece de este sonido y además contiene un diferenciación entre "G" y "K").







Importante es saber que en los alfabetos no ibéricos en los que se escribió también ese idioma prerromano peninsular, se contienen parecidos rasgos fonéticos a los que guardan los alfasilabarios autóctonos. Siendo estos principalmente la ausencia de distinción entre palatales, labiales y guturales, soliendo escribir tan solo con un mismo carácter cada sonido de este tipo (sin diferenciar la "P" de la "B" y ni siquiera de la "F" de ellas; tanto como uniendo "D" con "T", al igual que "K" con "G", o con "J"). Ello nos obliga a pensar que el tema de la ausencia de estos fonemas en el alfabeto de los iberos, no es una mera casualidad y que se debe a que realmente no pronunciaban -o diferenciaban- estas oclusivas. Habiendo de concluirse que hace dosmil quinientos años los habitantes de la pre-Hispania hablaban con estos rasgos fonéticos entre los cuales puede afirmarse que no distiguían apenas las consonantes del tipo "G", "J" y "K"; ni tampoco la "P" de la "B" (careciendo seguramente del sonido "F") , ni la "T" de la "D".


Curiosamente ello nos lleva hasta un tipo de lengua y unos alfasilabarios muy cercanos ligüísticamente hablando, pero muy lejanos en el tiempo y en la distancia: Ellos dijimos que eran los de Creta y sobre todo hasta el silábico de Chipre (que tampoco diferencian muchas oclusivas). Sobre el último diremos que desciende directamente de los minóicos y que su nacimiento y fin se producen en Chipre de modo unísono y paralelo a los acontecimientos que se suceden en Creta -surgiendo uno nuevo cada vez que en la "isla madre" muere uno antiguo-. Así cuando entre los minóicos desaparece el Silábico "Lineal A" (hacia el siglo XVII a.C.) nace en Chipre el primer silábico, diferente al cretense pero que al parecer está redactado en un mismo idioma que había recogido el "Lineal A". Por su parte en esta isla originaria, cuando acaba el tipo "A" comienza a darse otro signario escrito en una lengua micénica conocido como "Lineal B"; que pervive desde el siglo XVI al XI a.C.. Respectivamente y durante estos quinientos años, en Chipre habían escrito en su sistema silábico un idioma que parece de origen minoico; pero cuando se extingue aquel "Lineal B" en Creta, paralelamante en la otra isla se desarrolla un diferente idioma para redactar su silábico: El greco-arcaico, de origen micénico y que se supone muy cercano al que se recoge en el "Lineal B"... . Para que nos aclaremos. Que cuando en la "isla de origen" muere una lengua -o una forma de escrutira-, en la otra (Chipre) nace uno muy similar al perdido en Creta (bien en su idioma o bien en sus signos).


Todo ello lleva a concluir que Chipre va recogiendo las oleadas de cultura y gentes que huyen -o se exilian- ante invasores  o extranjeros, que cambian el sistema social de Creta; recibiendo paulatinamente las formas de escritura e idiomas que en su "isla madre" se abandonan. De lo que podemos afirmar que los antecedentes de estos sistemas de redactar basados en sílabas, se encuentran en el mencionado "Lineal A"; signario minóico que data al menos de la Era de los Palacios (utilizado en modo pictográfico, ya desde el siglo XIX a.C. y posteriormente transformado a símbolos desde el cual nace el de tipo "Lineal B" hacia el siglo XVI a.C.). De tal modo y como hemos visto en anteriores entradas, también a fines del II milenio a.C. Creta cae en dominio pleno de los griegos (dorios), lo que generaría el fin del Periodo Micénico y de la Era Minóica, desapareciendo por entonces esta forma de escritura autóctona de la isla. Momento en el cual curiosamente en Chipre se comienza a redactar también en una lengua foránea su silábico; segundo idioma que contienen las tablillas chipriotas y que se considera un tipo de dialecto griego arcaico y de origen arcadio.


Consecuentemente hacia el siglo XI a.C., la escritura que se había inventado o importado a Chipre cinco siglos antes, conformando un silabario muy cercano al cretense y que había recogido una lengua minóica o preindoeuropéa (el eteo-chipriota). Cambia algo en sus rasgos y pasa a redactar también frases en este idioma griego arcaico, muy semejante al que se había hablado en Creta entre el 1650 y el 1100 a.C.. De tal modo y sabiendo que su signario nace directamente del cretense, a la vez que los idiomas que se suceden en silábico chipriota son los mismos que en la isla de Minos iban abandonándose. Ha de suponerse que tanto el signario como las dos lenguas en las que se redactó hubieron de ser llevados o introducidos por refugiados llegados a esa isla desde Creta. Gentes que huirían en el 1650 a.C. del desastre del Tera Santorino (volcán que erupcina en estos años y destruye la isla de Minos); tanto como en tiempos cercanos al 1100 a.C., se exiliarían tras la invasión -o dominación- griega, ocurrida en su isla.


Nuestra hipótesis se sostiene por el hecho de que aquellas formas de escribir y sus lenguas llegan a Chipre precisamente cuando los cretenses vieron destruida o invadida su civilización por dos veces. Al igual que se modificaron los idiomas y silabarios chipriotas con la segura llegada a esta isla de los cretomicenios, que se han de suponer "expusados" por los griegos desde fines del II milenio a.C.. Ello hace comprender cómo y por qué el silabario chipriota siguió en uso como una lengua y escritura autócotonas hasta el dominio pleno por los helenos de este segundo archipiélago; un hecho que sucede cuando Chipre cae en manos del imperio de los Tolomeos a mediados del siglo IV a.C.. Época en la que ciertamente desaparece definitivamente el signario silábico de Chipre y tras el que ya solo se escribe en alfabeto de tipo heleno. Por su parte, el silabario chipriota habia entrado en "decadencia" ya desde el siglo VI a.C., cuando los asirios y persas dominan la isla (que termina por conseguir cierta autonomía de los Aqueménidas). Centurias estas (del VI al IV a.C.) en las que "curiosamente" comienzan a proliferar en nuestras tierras inscripciones realizadas en un alfasilabario con un tipo signos muy similares en estructura y fonética al de Chipre: El ibérico (en sus distintas variantes).


Todo lo cual nos "invita" a plantearnos si aquellos que "traen" el alfasilabario a Iberia -o lo enseñan y expanden-, no serían colonizadores creto-chiprotas-fenicios, fundamentalmente venidos desde estas islas, tan acostumbradas a las singladuras marinas desde tiempos inmemoriales. Quienes finalmente se verían obligados a huir del dominio asirio de sus tierras de origen, que desde el siglo VI al IV a.C. fueron atacadas por los diferentes imperios entonces emergentes (el asirio-babilónico o el heleno -y hasta por Egipto-). Hechos estos que explicarían la importación de costumbres y civilizaciones orientales llegadas hasta nuestra Península, primero con la expansión de los dorios y la proliferación de Fenicia (desde el 1000 al 600 a.C.). Pero aún más explicarían el por qué de un extraño "renacimiento orientalizante", nacido en la Iberia prerromana precisamente tras la caida de Chipre, Tiro y Sidón en manos aqueménides; sucedido todo en el siglo VI a.C.. Al igual que doscientos años después sucumbieron aquellas tierras bajo el yugo de Alejandro Magno, lo que también se reflejaría en la llegada de los últimos chipriotas (u orientales), huidos hasta nuestras tierras. Migraciones que no solo consideramos generaron el alfasilabario y el idioma ibero, sinó que igualmente crearían la estatuaria, la moda y los santuarios (como el Cerro de los Santos, cuyos paralelos con Chipre hemos visto eran múltiples).



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado cabeza de hombre en piedra caliza estilo greco-chiprota de tipo arcaico (fechada a principios del siglo V a.C.). Obervemos en estas esculturas de Chipre fechadas con anterioridad al pleno dominio heleno de la Isla, un enorme parecido con las que poco después se dan en la Península Ibérica. Concretamente con las del Cerro de los Santos y las del Sur Peninsular; siendo enormemente similares estas tallas chipriotas a las que comienzan a proliferar desde el siglo IV a.C. en la zona turdetana y en el levante prerromano español. Parecido que no es casual si observamos la moda y la orfebrería orientalizante que las esculturas ibéricas lucen, al igual que si atendemos al origen del alfabeto ibérico, que claramente procede de la zona creto-chipriota (egea y fenicia).
ABAJO: Cabeza de hombre hallada en el Cerro de los Santos y fechada hacia los siglos IV al III a.C. (perteneciente al Museo Arqueológico Nacional al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos el parecido con la estautaria chipriota con la que comparte no solo rasgos y moda, sinó igualmente técnicas escultóricas; entre las que destacan las resoluciones para tallar el pelo, los ropajes o las orejas (a modo de "asas"); tanto como los conocidos "ojos almendrados" tan característicos en las esculturas grecoarcaicas de aquella isla.



Todo lo que hemos expuesto, nos lleva a deducir que tras el siglo XI a.C., desde Creta huyeron hasta Chipre aquellos "últimos minoicos" (que ya eran micenios -vulgarmente denominados aqueos-), quienes se sabe se instalan entre los fenicios y en zonas cercanas a las de los israelitas. Debido a lo que hemos de pensar que muchos de los expulsados tras el dominio dorio (griego) de Creta, hubieron de buscar protección junto a los púnicos. Habitantes de Fenicia que por entonces eran de algún modo "rivales" de los griegos y que gobernaban parte de Chipre (el área de Kittio), tanto como la franja litoral de Canaan cercana a Tiro y Sidón (zona del actual Líbano principalmente). Quienes gracias a aquellos exiliados de Creta y a los chipriotas, seguramente enriquecieron y fortalecieron su marina, continuando con la historia comercial minoica y de Chipre, basada en largas sigladuras y expediciones en alta mar. Pudiendo suponerse que quizás a través de estos cretenses asentados en Chipre (muchos de cuyos puertos dominaban los púnicos), los fenicios después del siglo XI a.C. pudieron abrir nuevas rutas y llegar hasta lejanas tierras. Accediendo desde entonces ( posiblemente gracias a la colaboración con marinos creto-chipriotas), al conocimiento pleno de las minas en zonas desconocidas -allende los mares-; tanto como "al camino hacia Occidente". Viniendo en esta época los púnicos hasta nuestro litoral Sur Peninsular, donde poco después abrirían sus puertos comerciales y fundaciones (entre las que se dice primero fue Gadir que se fecha en este siglo XI a.C., pese a que parece que realmente fue un poco posterior).
Por otro lado, bien es sabido que por aquel entonces se "instalan" igualmente parte de los huidos de la invasión helena de Creta, en las proximidades fronterizas con Israel. Siendo aquellos los llamados en la Biblia como Filisteos, cuyo nombre nos recuerda mucho al que daban las Sagradas Escrituras a la isla de Chipre, denominada en el Génesis "Elisa" (X, 2 y ss.). Pudiendo ser el de "Elisteos" la verdadera denominación de estos venidos a refugio desde los archipiélagos creto-chiprotas, asentados en Canaán a fines del II milenio a.C.. Creyendo personalmente que por este motivo se les diera el gentilicio de Filisteos, en recuerdo de su isla-madre y antigua patría (Elisa), a la que La Biblia señala como hija de la Jonia. De tal modo en El Génesis (X, 2 y ss) podemos leer que entre los descendientes de Jawan (la Jonia, o el Mar Egeo) estaba en primer lugar Elisa,que todos consideran es Alashya -nombre de Chipre, por entonces-.


Curiosamente, el segundo hijo de este Jawan (los Jonios) que menciona el Génesis, y el "primer hermano" de Elisa (Chipre) era Tarshis; que se identifica con Tartessos en el Sur penisular hispano (hecho sobre el que más adelante trataremos) (1). Siendo igualmente del mismo tronco las gentes de Kittim, que se sabe un pueblo descendiente de los Cretenses y asentado también en Chipre. Cuyo nombre nos recuerda plenamente al de aquellas islas de Creta, Chipre -o Kritia- (foneticamente tan cercanas al sonido Kittim), pero sobre todo la cita bíblica hace mención al litoral de Chipre denominado Kitia (Kiro-kitia) que dominaban los fenicios. Por su parte, el cuarto de esta linea de Jawan y ultimo hermano de Elisa, Tarshis y Kittim, era Dodios; al que muchos consideran como la personificación de "Da-naos" (o gentes de las naves). Mientras otros investigadores directamente corrigen su inicial, creyendo que se trata de Rodios y no Dodios (debiendo ser el homónimo de las gentes cercanas a Rodas). Aunque por nuestra parte consideramos que este Dodios realmente habla de pueblos pelasgos (navegantes) y quizás estuviera emparentado su nombre con la voz Dorios, señalando a los propiamente helenos, que ya desde el siglo XI a.C. se conocían como herederos e invasores de esta "zona" y civización griega (antes micénica). Finalmente termina esta genealogía de la Jonia que expone el Génesis en su Cap. X (los hijos de Jawan), explicando que descendientes de todos estos son los muy distintas gentes que poblaron las islas cercanas, tanto como las más lejanas (del occidente mediterraneo). Habiendo de deducirse que los pueblos pelasgos y marineros se tenían como nacidos del tronco cretochipriota, entre los cuales destacaban los de Elisa, Kittim y Tarshis (Chipre o Creta y Tartessos); pero entre los que también habría de mencionarse a otros como los Tursha (etruscos).


Pese a cuanto narramos, en el mismo texto del Génesis que trata sobre la genealogía de Noe (los descendientes de Noe: Capítulo X), se dice que los Filisteos y los Keftor (cretenses) eran de origen camita, atribuyéndose a estos como ancestro directo a Cam (no a Jawan, hijo e Jafet). Ello supone que no serían indoeuropeos de estirpe, al no descender de "Japeto"; lo que genera una confusión que quizás se explica debido al área de influencia cultural en la que se origina Creta: Ello es la civilización de Egipto, de la que nace indudablemente la minoica. Entendiendo este punto, podemos leer entre lineas como considera el Génesis que Creta (Keftor) es hija de África (es camítica), pese a que ello es un error tal que cuando de nuevo vuelve a recoger los pueblos cretochipriotas -que sabemos son, Elisa, Tarshis y Kittim-, los menciona como hijos de Jawan (Jaféticos o indoeuropeos). Un hecho tanto o más claro si tratamos de Creta que es puramente proto-indoeuropéa y anatólica, pese a que su área de influencia cultural y comercial fuera Egipto. De todo cuanto se deduce que aquellos que cita en la primera parte como descendientes de Jawan, "Elisa y Kittim" (los creto-chipriotas) son los mismos que luego menciona como hijos de Cam: Keftor y Filisteos (Génesis X, 15 y ss). Quienes en verdad son los cretenses y los cretochipriotas, refugiados en la isla Chipre desde el siglo XI a.C., pero que de seguro también se asientan en parte en la franja de Canaan; ayudados o apoyados por los fenicios. Aquellos quienes fueron denominados por los israelitas como Filisteos, sabiéndose que su procedencia era la isla de Creta (Keftor).


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otro ejemplo de paralelismos entre la estatuaria chipriota y la ibérica: Al lado dama votiva greco arcaica de Chipre fechada hacia el siglo VI a.C. Observemos el parecido entre esta escultura y muchas de las prerromanas de nuestras tierras (no solo en su estilo y técnica de talla, sinó igualmente en la profusa joyería, la vestimenta y hasta en el peinado con que se adorna la mujer). ABAJO: Pequeña damita oferente del Cerro de los Santos, fechada dos siglos más tarde que la anterior de Chipre, aunque de muy parecido trabajo y significado (agradecemos al Museo Arqueológico Nacional, propietario de la escultura, nos permita divulgar la imagen).








Por cuanto exponemos no es extraña la hipótesis que planteamos por la cual los cretenses refugiados en Chipre -tras la invasión doria de su territorio ocurrida en el siglo XI a.C.-, junto a los ciudadanos de aquella isla (tan próxima a las costas de Fenicia), tomarían pleno contacto con los púnicos, con los que quizás se aliaron para defender su territorio de los griegos, o con el fin de lograr mantener sus rutas comerciales. Fenicios que por aquel entonces comenzaron a dominar gran parte de puertos y baluartes en el archipélago chipriota y que gradualmente fueron extendiendo su poder hacia occidente (llegando pronto hasta el Atlántico). Todo lo que nos hace sospechar que hubo se existir una verdadera "simbiosis" entre los creto-chiprotas allí refugiados y aquellos fenicios, que seguramente fueron aceptados entre los de Chipre más como protectores que como invasores. De hecho, las costumbres y hasta el alfabeto de aquella isla se conservaron plenamente durante los más de quinientos años de contacto directo con Fenicia y tan solo en época de dominación griega fueron extinguidas o erradicadas (con la llegada de Alejandro en el siglo IV a.C.).

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Lo que lleva a deducir que existió un contacto asociado entre unos y otros, que claramente hubo de producir el siguiente beneficio: A los primeros (los isleños) la protección por parte de la armada púnica, quienes actuarían de un modo similar a como se establecieron en otros litorales (en el ibérico de Gadir, Malaka o Sexi -por ejemplo-). Por otro lado, los fenicios que entonces emergían con sus naves e intentos comerciales, de seguro recibieron departe de los cretochipriotas el "adiestramiento" debido para poder alcanzar las costas del Atlántico y llegar hasta las minas de Iberia; sin que sus barcos fueran asaltados por los griegos (establecidos ya en Creta y en el Egeo o las Cícladas, como sabemos). Creando ciertamente una compleja ruta que debía evitar el abordaje de los famosos piratas cretogriegos y helenos (tan temidos), debido a que las naves regresaban desde el Atlántico e Iberia cargadas de metales preciosos -en especial de oro y plata-.

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Sobre ello, sabemos que los púnicos realizaban las travesías en enormes barcos que los judíos llamaban "naves de Tarshis" (así citadas en La Biblia). Embarcaciones de gran calado y cabotaje, de seguro necesarias para que aquellas fueran capaces de cruzar las Columnas de Melkarte (el Estrecho de Gibraltar) y navegar por unas aguas tan diferentes y difíciles como las del Océano. Pese a lo que ha de observarse que barcos tan pesados serían presa fácil para los piratas, de lo que la singladura se debería de hacer evitando zonas cercanas a Creta y en una ruta en la que quizá los pescadores y naves chipriotas podían vigilar; avisando a los fenicios de toda llegada de piratas griegos o de ajenos a los púnicos. Resultando muy común en la Antigüedad (tanto como hasta no hace mucho), el uso de población civil-mercantil y de embarcaciones pequeñas o pesqueras (imperceptibles por el enemigo) para poder informar a la amada de todo movimiento de piratas o enemigos en la zona.
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De todo lo expuesto, comprenderíamos rápidamente por qué creto-chipriotas y fenicios fueron aliados, en un momento en el que el mejor camino hacia las colonias púnicas de Occidente y hacia las minas de nuestra tierra (la riquísima Iberia) debía cruzar frente a Chipre. Lugar en el que acostumbraban a repostar para salir camino del Oeste; tanto como era usado para la primera descarga de mercancía, que desde esta isla ya comenzaban a distribuirlas los púnicos por todo el Oriente mediterraneo. De tal manera, bastaba con dirigirse desde Chipre rumbo pleno a Occidente, para alcanzar en unas dos semanas de navegación costas de la actual Túnez (donde los fenicios fundan Cartago a fines del siglo IX a.C.). Lugar desde el que en unos pocos días se llegaría hasta el Atlántico y del que tan solo en unas jornadas se alcanzaba las ricas minas de plata y estaño, de la actual Almeria.
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De cuanto narramos da buena cuenta La Biblia, que narra como Jonás intentando huir de Dios, se embarca en una de estas naves de Tarshis desde el puerto de Joppe (Isaias 1; 3). Ciudad marítima judía que actualmente se denomina Yafa (o Jaffa) y se sitúa en el Mediterraneo, junto a Tel-Aviv (a unos cincuenta kilómetros al norte de Jerusalén). De la que se sabe era enclave preferente para salida y comercio entre Israel y Fenicia; especialmente para el rey Salomón y Hiram de Tiro (tal como narra II, Crónicas; 2,16). Interpretando la arqueología moderna con mucha razón la "expresión" bíblica "Naves de Tarshis"; como barcos de gran cabotaje, por realizar estos singladuras de larga distancia, debiendo regresar con enorme carga de mercancía. Un hecho este en el que estamos plenamente de acuerdo, pese a lo que también muchos expertos consideran que esta Tarshis se encontraba en el Océano Índico o en las rutas púnicas allende el Mar Rojo... . A los que tan solo diremos que si así fuera, no se podría llegar partiendo del puerto de Jope (o Joppe -hoy Yafa, o Jaffa-), ya que el Mediterraneo carecía de "salida" hacia el Mar Rojo. Por lo que este lugar en el que sube Jonás camino de Tartessos, era el entonces más conocido y antiguo puerto de Israel (quizás uno de los más antiguos del Mundo). Del que normalmente se partía hacia Tiro, aunque desde allí también  salían al Occidente más remoto naves de gran cabotaje (las verdaderas y primeras de Tarshis, que ponían rumbo hacia Tartessos, la Península Ibérica). (2)
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Cuanto narramos nos hace concluir que no es extraño que precisamente el alfasilabario ibérico proceda de estas zonas mediterráneas. Puesto que aunque parezca que existía una tremenda lejanía entre la Península Ibérica, Creta, Chipre y el litoral de Oriente Medio, ello no era así. Debido a que el mar y los puertos antaño unían, nunca separaban territorios  -tanto como actualmente puedan  hacerlo los aeropuertos o los aviones-. De ello que para llevar mercancías desde Yafa (Joppe, en Tel-Aviv) hasta Kitia (Chipre) o hacia Tarshis (Tartessos, en el Sur de España), solo se necesitaran unas semanas de navegación. Mientras era muy difícil -por no decir imposible- transportar de manera segura, un solo talento de oro (o una pequeña mercancía), desde Tartessos hasta la actual Meseta Central ibérica. Ello debido a la casi inexistencia de caminos y de medios de transporte, algo que quedaba tan solo en manos de la trashumancia. Por lo que la comunicación en el interior peninsular podía tardar meses y hasta años, debiendo hacerse por pastores; mientras desde Chipre hasta Sexi (Almuñecar), desde Tiro a Malaka o de Yafa (Tel Aviv) hasta Gadir y Tarshis, tan solo se tardaban unas semanas. Pudiendo transportarse toneladas de metales y mercancías preciosas (tal como recoge La Biblia al hablar de la construcción del Templo del Rey Salomón: 1 Reyes 10, 22 ; y II Crónicas 2, 16 ).


BAJO ESTAS LINEAS: Mapa de la zona comprendida entre Israel - Fenicia -Chipre y Creta (fuente Atlas Ed. Aguilar 1960). Observemos a nuestra derecha la zona portuaria de Yafa (Tel Aviv) desde donde tomaban los israelitas los barcos hacia Tarshis. Más al Norte, en el Líbano, se situaban los enclaves fenicios de Tiro y Sidón. Frente a ellos, la isla de Chipre; fundamental para "defenderse" y ocultarse de la "terrible competecia" con la marina griega (en la lucha por la thalasocracia = dominio de los mares).








CITAS:






(1) Las identificaciones que recogemos han sido plenamente admitidas y se exponen entre otros en el libro de Robert Graves y Rafael Patai, LOS MITOS HEBREOS (Buenos Aires 1969, pags. 144 y ss).


(2) Sobre la expresión "Naves de Tarshis" traducida como "embarcaciones de gran singladura y cabotaje" nada hemos de añadir, puesto que en verdad aquellos barcos que llegarían hasta Tartessos habrían de tener esas características. De ello que en época de Josías y Ococías se use la expresión "Naves de Tarshis" para indicar aquellos barcos capaces de navegar por los océanos; mencionando cómo algunas de estas son hechas por Josías y Ococías con el fin de intentar llegar hasta Ofir, partiendo del Mar Rojo. Por lo demás, la identificación entre el Tarshis bíblico y algún lugar del Índico no es válida pues tal como decimos, los puertos que unen aquella Tarshis e Israel, se encontraban en el Mediterraneo. La hipótesis "confusa" de la "otra Tarshis" más allá del Mar Rojo nace del texto de Josías, cuando se habla de unas naves que este rey hace en el puerto de Ezión-Geber, que claramente se dice son "PARA IR HASTA OFIR" (no a Tarshis) (Reyes 22, 48). La mencionada Ofir sí es un lugar cercano al Índico, tal como se deduce cuando Salomón se une a Hiram de Tiro. Ambos reyes mandan naves a Tarshis, que cada tres años venían cargadas de ricas mercancías por el Mediterraneo, arribando hasta los puertos controlados por Hiram y los judíos (1 Reyes 10, 22 y II Crónicas 2, 16). Mientras, Salomón corresponde con su aliado enviando desde su enclave marítimo en el Mar Rojo (Ezión-Geber), marineros israelitas junto a otros fenicios llegados hasta allí desde Tiro y en busca de oro para ir Ofir; regresando con cientos de talentos de este metal. Especificándose claramente que aquellos israelitas, junto a los siervos de Hiram, viajaban hacia Ofir y no a Tarshis; nunca confundiendo ambos destinos.
Ocurre posteriormente lo mismo, en época de Ococías y Josafat; en aquel puerto de Ezión-Geber. Donde se construyeron grandes naves que se decían de tipo o como las de "Tarshis", pero para viajar hasta OFIR (no hasta Tarshis; tal como recoge 1 Reyes, 22, 48). Narrando la Biblia que el rey Josías manda hacer "naves de Tarshis" para ir por oro hasta Ofir ; aunque no llegaron a destino por destruirse las embarcaciones en el puerto de Ezión-Geber, donde se preparaban. Evidentemente, este puerto de Ezión-Geber está en las cercanías del Mar Rojo y camino del Índico, siendo el lugar de partida hacia Ofir (donde se iba por oro y se llegaba con naves como las de Tarshis: De gran cabotaje o capaces de cruzar el océano). No teniendo nada que ver las menciones a las verdaderas y originarias naves de Tarshis, que partían hacia Tartessos y desde los puertos mediterraneos (de Hiram o el que hemos visto de Jeppo -Yafa junto a Tel Aviv-).









domingo, 11 de marzo de 2012

CAPÍTULO XII : Alfabetos y signarios utilizados por los iberos.

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Primera página del capítulo XII en la que comienza explicando que además de los alfasilabarios, también se usaron para escribir el idioma de los iberos un alfabeto de tipo jonio (el greco-ibérico) e incluso hay inscripciones en signos romanos arcaicos. En referencia al greco-ibérico, utiliza para analizarlo el modelo que profesor Flechter Vals recoge su libro TEXTOS IBERICOS DEL MUSEO DE VALENCIA. A través de él estudia comparativamente sus valores, llegando a la conclusión de que -curiosamente- al transcribir la lengua de los iberos, aquellos griegos llegados a nuestras tierras omitieron una serie de letras (por innecesarias -obviamente-). De tal modo, aquellos que recogieron en alfabeto griego arcaico la lengua prerromana peninsular, tan solo usaron una labial: La "B" (excluyendo la "P" y la "F"). De lo que hemos de entender que este idioma de los iberos tan solo tenía un valor labial a la que se ha de suponer la equivalencia en griego de los sonidos (  ), siendo el más cercano el de la "Beta". Igual sucede con las dentales, de las que tan solo contiene el alfabeto greco-ibérico dos: La Tau y la Delta (  ). Faltando otras dentales griegas tales como las diferentes Zeta y Théta (  ). Por último, entre las dorsales tan solo escriben los griegos en ibero las letras Gama y Kappa ( ), igulamente olvidando otras como la Xi, o la Ji (  ).

La conclusión fonética es que se excluyen todas las consonantes aspiradas (los sonidos "F", "Z", "J") y la labial "P"; aunque considera que probablemente existieron en el idioma escrito por los iberos, pese a que prescindirían de ellas por motivos de una simplificación idiomática. Algo muy similar sucede en el petroglifo de Peñalba de Villastar que se escribió en caracteres romanos arcaicos. En esta leyenda se contiene tan solo la letra "P" como oculsiva, faltando la "B" y la "F". Como dental tan solo existe la "T" y no figura ni la "D" ni la "Z"; mientras falta la "J" (dorsal-palatal), habiendo "G", "K" y "Q" en la inscripción. La conclusión que obtiene es que considera que se sustituyen comunmente las Theta por Delta (  ), tanto como la "Ji" por "Gamma" (  ) y la "Pi" se hace "Fi" (  ). Regla que considera existe en todos los escritos ibéricos y que posiblemente tiene su origen en la simplicidad del idioma que transcriben. Una lengua que procedería de Creta y Chipre, que siempre se escribió en sus silábicos -Lineal A y B en el Minoico y silabario Creto chipriota en el segudo caso-; en los que podemos ver como igualmente tienen muy pocas consonantes, faltándoles dentales labiales (sobre todo en referencia con el alfabeto griego). De tal manera, en el Lineal A y B de Creta tan solo se contendrían "P", "D", "T", "K" y en el chipriota únicamente los sonidos "P", "T", "K"; careciendo ambos silabarios de oclusivas aspiradas.



Este interesante capítulo se inicia precisamente con uno de los grandes problemas del alfabeto ibérico: La ausencia de determinadas consonantes. Siendo este un hecho común que en las tres formas de escribir esa lengua (con caracteres autóctonos, griegos y latinos); tanto como lo es en sus diferentes alfasilabarios prerromanos, donde nunca aparecen determinadas oclusivas. Ello lleva a pensar que realmente ese idioma que escribieron los habitantes de nuestras tierras hace veinticinco siglos carecía de sonidos diferenciados entre la "P" y la "B" (e incluso la "F"), tanto como no distinguían entre fonemas tales como los formados con la "G", la "K", la "J" , e incluso la "X" -escribiendo comunmente todos estos, reducidos a una sola sílaba o letra-. Evidentemente nos podremos plantear qué tipo de idioma era aquel que no distinguía entre una "P" y una "B" , o una "K" una "J" y una "G". Habiendo que llegar a la conclusión de que hubo de ser muy duro en su acento, tanto como muy antiguo y precario en su fonética (y en su sintáxis); o bien, que se tratase de un modo simplificado de escribir.


Partiendo de todo ello, hay que considerar algunas hipótesis como probables: En primer lugar habríamos de pensar una idea que explicara esta carencia de consonantes, debida a una falta de medios (o de conocimientos). De tal manera, la primera opción sería considerar que los iberos carecían de cultura suficiente para distinguir fonemas, aunque los pronunciaran; tanto que terminaron por unificarlos en unos pocos signos. Reduciendo así las guturales "K", "G", "J" a un solo carácter, tanto como las dentales "D", "T" y "Z" a un signo (al igual que harían con las labiales "P", "B" y "F"). Otra idea nos llevaria a pensar -tal como antes hemos dicho- que no las pronunciaban realmente y que el acento de Iberia fuera fuerte y rudo, tanto como para carecer de aquellos fonemas tan diferentes. Pese a ello, nada puede saberse pues no podemos decir a ciencia cierta si los habitantes prerromanos de nuestras tierras distinguían entre la "P" y la "F", o bien si pese a dictarlas y saber hablarlas, no fueron capaces de diferenciarlas en caracteres distintos al escribirlas.


Aunque un grave problema surge al tomar esta última hipótesis como cierta, ya que si realmente existían voces con tan múltiples sonidos y luego las recogían de manera simplificada, hemos de preguntarnos: ¿Con qué reglas luego distinguían lo escrito de lo hablado?. O bien: ¿Cómo lograban entender aquello que inscribían, si podía leerse de múltiples maneras?. Preguntas sin solución, dado que muy difícil es llegar a interpretar correctamente una palabra que pueda contener tres fonemas reducidos en un solo signo. Para comprender lo que decimos, pondremos el ejemplo de la "B" ibérica, que sabemos es igual a una "P" y ambas son también una "F"; y así donde pone Baka (vaca), pudiéramos leer Paka (Paca) o Faka (faca). Un asunto que se complica más al saber que igualmente la "K" puede ser una "G" o una "J"; lo que significa que Baka, Paka o Faka a su vez pudieran interpretarse por: Baga (vaga) y Baja (baja); tanto como por Paga (paga) y Paja (paja); e incluso por Faja (faja) o por Faga (faga).


En el caso anterior, observamos que de una misma palabra escrita en dos sílabas ibéricas como "BA+KA", las lecturas posibles increiblemente son ya nueve: Baca, Paca, Faca, Baga, Baja, Paga, Paja, Faja y Faga. Visto ello hemos de añadir que si además unimos una tercera sílaba en la voz (como por ejemplo la dental "TA" -que puede ser traducida por "D" y por "Z"-); el resultado es que "BA+KA+TA" tendría ya la friolera de veintisiete lecturas (9x3=27). Si además le sumamos que las palabras han de estar declinadas (es decir, terminadas en vocales) y que las vocales igualmente contienen diptongos, crasis y figuras tales como sustituciones (icluso habría que añadir la existencia de vocales complementadas tales como la "E" que puede tratarse de una "épsilon" o de una "eta" griegas, al igual que la "O" pudiera ser "omega" u "ómicron"...). El problema se agravaría con algo tan complejo como lo es considerar que la palabra declinada "BA-KA-TA-IE" (con sus veintisiete lecturas iniciales), tiene además dos o tres terminaciones. Lo que daría un resultado de más de cincuenta combinaciones diferentes y decenas de vocablos posibles. A todo ello, si le sumamos una segunda palabra que apareciera en una inscripción y uniéramos estas cincuenta formas distintas de interpretar la primera voz, con las otras tantas que tenga la siguiente (pongamos por ejemplo diez). Nos resulta que las posibilidades de traducción y lectura de un texto de este tipo y tan solo de dos palabras, resulta ser de cientos de combinaciones.





AL LADO: Portada del divertido libro de la profesora Ana María Vázquez Hoys llamado LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS. De publicación muy reciente (editorial Almuzara) en esta entrenenida obra la autora "dá un repaso" por toda la historia de la escritura en el Mundo Antiguo. Mujer muy singular, la profesora Vazquez Hoys recoge algunas "curiosas" teorías en su trabajo cuya lectura nos ayuda a hacernos una idea sobre lo que pudo ser la creación de la escritura en la Antigüedad. En ella, vemos como sucesivamente se inventaron diferentes modos de resolver y dar una misma solución a un igual problema: Anotar, recoger y acotar lo hablado por los hombres. Habiéndose inventado tantas formas de escribir quizás como cuantas civilizacones se fueron generando hace miles de años; modos y maneras de recoger las lenguas que otras tantas veces murieron junto a las culturas que las crearon. Entre las que pervivió en Occidente fundamentalmente el más sencillo de los sistemas: El fenicio-israelita del alefato (alfabeto o abecedario por combinatoria de tipo "númerico" -hecha con signos que significaban letras correspondiendo a sonidos-).



BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, en la parte superior, alfabeto llamado greco-ibérico, con el que se inscribieron al menos unas decenas de tablillas en nuestro idioma prerromano de la zona levantina. Bajo este, dos tipos diferentes de alfasilabarios iberos. Arriba el que la profesora Vázquez Hoys denomina levantino, que muchos otros arqueólogos catalogan como Nororiental. Bajo este y en la misma imagen, el alfasilabario celtíberico (de la zona aragonesa cercana a la meseta, particularmente con signos muy usados en los yacimientos de las proximidades de Zaragoza) -imagen tomada del libro antes comentado LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS (pag. 288)-
ABAJO: Alfasilabario tartessio que denomina Vázquez Hoys como Sudlusitano o tartésico. No sin motivos se refiere la profesora a estos caracteres como los utilizados en la zona de El Algarve, pese a lo que igualmente aparecen en el área de Huelva, hasta Extremadura y parte del Alentejo. Ello nos lleva a denominarlo simplemente tartessio, siendo esta la más antigua entre las formas halladas de escritura en la Península (dando comienzo entre el siglo VIII aC.). Tiene como carácterístca propia que comunmente se lee de derecha a izquierda, tal como se realiza entre los pueblos semitas -en especial el fenicio- (aunque en ocasiones llega a estar redactado incluso en bustrófenon) -imagen tomada de LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS pag. 289-.


Evidentemente, ha quedado claro que un idioma tan solo puede ser escrito con las vocales y consonantes que verdaderamente tiene, pues sinó (al menos en nuestra opinión) es imposible conservarlo y leerlo. Ello lo decimos con claro criterio y tras haber convivido durante años en Japón, donde pude experimentar que tan solo se puede comunicar el japonés por escrito si se dominan sus formas de hiragana, katakana (e incluso kanji). Tanto es así, que en un principio intenté en ocasiones redactar esa lengua en caracteres latinos (en lo que en aquel país se denomina "romaji"); pero en cualquier frase así escrita que tuviera la más mínima complicación lingüística, resultaba imposible que fuera entendida por los japoneses. Ello, porque lo escrito no es igual a lo hablado (que goza de un contexto); donde podemos usar voces muy parecidas y con un igual sonido, debido a que las personas captan el significado diferente de las palabras tan solo por la conversación en la que se sitúan. Por cuanto decimos, si redactamos un texto en caracteres que reducen, alteran o simplifican el sonido y significado de un idioma; este muy pronto se hace incomprensible (sobre todo si recogen palabras o frases complicadas).


Lo que intentamos explicar en español puede entenderse con un simple ejemplo que elegimos como es el de la voz "to-ma-te". Término que si estuviera escrito en signos de otra lengua (árabe, griega o japonesa) no podríamos distinguirlo en su significado, siendo imposible determinar si se trata de: "Tomate", "toma té", o "tómate". El problema expuesto se haría mucho mayor en el caso del alfabeto ibero, en el que la letra "T" no sabemos si realmente se corresponde con las dentales "T", "D", o "Z" ... . Habiendo de incluir las hipótesis en las que "tomate" puede leerse como: "Dómate", "do mate", "toma de", "doma de", "toma ze"....(así hasta decenas de interpretaciones). Con este pequeño ejemplo creo que hemos mostrado cómo resulta imposible considerar que en un alfasilabario (tal como el ibérico) se puedan escribir diferentes sonidos con iguales signos. Tras lo que si se sustituyen las consonantes indistintamente y sin ajustarse a unos principios gramaticales, resultaría un puzzle que hace incomprensible cualquier idioma de este modo redactado. Ello porque el producto de la combinatoria y de las posibilidades de lectura, generan un texto totalmente ilegible (debido la infinidad de interpretaciónes). Unos hechos de los que se pueden extraer dos conclusiones referentes al idioma prerromano de Hispania:

La primera es que lo inscrito en los textos ibéricos se tratase de un idioma muy corto y ritual, habiendo sido reducido en sus consonantes en la Península. De tal manera, partiendo de una lengua extranjera no hablada por el común de las gentes, los iberos la habrían simplificado para ser usada como escrita. Un idioma importado y enseñado por los colonizadores (al igual que sus signarios) solo para este fin de pactar y crear epigrafía. Algo que nos llevaría a pensar que podía tratarse de un griego arcaico muy sencillo (o de un semítico simplificado), que no tuviera más de mil palabras. Escritura y valores de las voces que aprendería una casta (de nobles, de sacerdotes o de escribas), recordando claramente cada una de sus palabras, que no podrían leerse de fomas distintas (puesto que ya hemos visto que de hacerlo libremente y dando valor distinto a las consonantes, en solo tres sílabas pueden darse veintisiete maneras de interpretarlas). Para ello, cada término tan solo tendría uno o dos significados; hecho este que permitiría redactar en la forma descrita, a modo de un signario con siglas ya establecidas un idioma muy corto, que se hubiera sintetizado de otro más extenso y hablado. -Lo que decimos significaría que se tratara por ejemplo de un griego reducido a unos cientos de palabras y que cuando leamos "BA-KA" tan solo podamos interpretar ese término así (de una o dos formas diferentes); excluyendo el resto de hipótesis y combinaciones, que vimos conformaban al menos nueve posibilidades de lectura-.

La segunda oción a pensar es que se tratase de un idioma estructurado y exactamente redactado tal como era escrito; lengua que se hablara en algún lugar del Mediterraneo -tanto como en la Península-. Ello obligaría a pensar en la existencia de un idioma ibero más o menos común a todos los habitantes de la Hispania prerromana y que se recogió por signos y tal como era en su fonética (sin distinguir la "B" de la "P", ni la "K" de la "G"). Decimos una lengua ibera que de algún modo aglutinaría a muchos pueblos de nuestras tierras, porque todos, absolutamente todos los alfabetos y silabarios prerromanos peninsulares tienen como rasgo común no distinguir más que una dental, una labial y una gutural. Consonantes que curiosamente son las principales oclusivas, lo que indicaría que los iberos hablaban con este rasgo: Un fuerte acento en el que no diferenciaban la "B" de la "P", la "T" de la "D", ni la "G" de la "K".

Algo que no está tan lejano al lenguaje de hoy en nuestras tierras, en el que actualmente también vemos gran "confusión" de consonantes. Así, siendo un hecho conocido que el acento es tan hereditario que puede no variar durante milenios, si observamos "el habla del Sur" -tan próxima a otras muchas del Mediterraneo (en especial a las de Oriente Medio)-; veremos como la "Z" es pronunciada de manera igual a la "S" ( siendo "casar" y "cazar", una misma palabra). Incluso la "Z" y la "S" a veces se convierten en a "J" aspirada, cercana a una "H"; como ocurre en "estar" que se cambia por "ehtar". De manera muy curiosa, en zonas cercanas a Extremadura, la "R" se llega a decir igual a una "L" (rasgo tipicamente asiático), mientras en las áreas de Andalucía las "F" son apenas pronunciadas y la "T" o la "D" se hacen indistinguibles (así hay palabras como "zordao", que sabemos es "soldado" o "Tuvigis" que todos conocen, se trata del nombre de Eduvigis). En referencia a este problema de las consonantes en el acento hispano, destacamos el conocido tema de la "V" y la "B", absolutamente iguales en nuestra fonética. Sobre lo que ya se ha escrito, pudo derivar de esta imposibilidad del ibero para diferenciar las labiales (como han observado muchos filólogos). Unas confusiones en las consonantes comunes a todos los habitantes de la Península que no se limitan al Sur, ya que en la propia Meseta -donde se considera hablan el mejor castellano- podemos escuchar frases como "to pa ti" (que significa "todo para ti") o "pa-onde va" (que todos sabemos es "para donde vas").

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, quizás el libro más importante desde el punto de vista iconográfico que se ha publicado sobre los fenicios. Se trata esta de una obra nacida de una exposición sobre Los Fenicios realizada en Italia, hace unos veinticinco años. Lo que podemos considerar su catálogo que es este ejemplar sobre LOS FENICIOS, fué coordinado y presentado por el especialista más importante en esos años del mundo púnico: Sabatino Moscati. Teniendo el único fallo de haber incluido el Tesoro de El Carambolo (tartessio) entre las piezas de orfebrería fenicia; algo comprensible pues a este tesoro  -que es una de las grandes maravillas de la arqueología- le sucede como a Cristóbal Colón (que todos desean que sea de su tierra...). Pese a ello, la orfebrería fenicia podemos observar que es mucho más ligera, no existiendo ninguna pieza semejante a las de El Carambolo. Joyas claramente tartessias o ibéricas (de gran peso y tamaño, con una técnica de orfebre muy "masculina"), aunque se dicen púnicas al haber sido encontradas enterradas en un templo fenicio. Sobre ello, añadiremos que los tesoros no pueden datarse ni catalogarse por el lugar de hallazgo si han sido ocultados -como le sucede al del Cerro de El Carambolo-. Pues se entierran en el momento de huida o de guerra, en un lugar recóndito y donde no levante sospechas (comunemente de poca relevancia; fundamentalmente para intentar luego recuperarlo o para que no caiga en manos del enemigo.).

ABAJO: En la imagen anterior, sobre la portada del libro de Sabatino Moscati, veíamos un "dios del ojo" fenicio hecho en pasta vítrea, del siglo IV y hallado en Olbia (perteneciente al Museo Nacional de Cagliari, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). En la fotografía bajo este párrafo observamos una deidad púnica igual, también fabricada en vídrio pero de calidad muy inferior y fechada doscientos años después. Colgante hallado hace unos años en Pintia (Valladolid) que nos habla claramente de la infuiencia fenicia en toda la Península Ibérica -influjo que llegó hasta la etapa romana-. Igualmente, gran parte de las letras que itiliza el alfasilabario ibero veremos que son de "invención" fenicia, aunque más tarde (desde el siglo IX al VIII a.C.) las adoptaron los griegos, quienes generan un alfabeto arcaico heleno partiendo del púnico. Todo ello nos lleva a pensar en la posibidad de un influjo obligado y cierto de las lenguas semitas (fenicias o hebreas) en el antiguo vocabulario de los iberos. Caso que apenas se ha estudiado y que debiera tratarse, ya que es evidente que una de las colonizaciones más importantes de la Península, vino desde esa zona de Oriente Medio.


Pero continuando con el signario alfasilábico ibero, hemos de concluir que sabiendo como gran parte de sus caracteres son o bien griegos arcaicos inventados en Fenicia (en el caso de las letras), o bien silabas muy cercanas a las creto-chipriotas. Podemos pensar que sus textos estuvieron redactados en un idioma muy próximo a estos greco-arcaicos, o en los cercanos a los fenicios. Aunque como se inscribe el ibero con sistemas silábicos y tan solo hay una zona que redacta en este tipo de signarios por sílabas (que es la anatólica y fundamentalmente la cretochipriota), la conclusión más lógica es orientar su origen hacia el Egeo. Observando así los parecidos entre el alfasilabario ibero con los silabarios de Creta y de Chipre; llegamos a la certeza de que tan solo nos quedarían como posibles lenguas cercanas y signarios similares al  ibérico, las del área de estas dos islas. Pudiendo estar la lengua prerromana de nuestra tierra emparentada con el eteo-cretense, del tipo Lineal A (por descifrar); o bien con el Lineal B (que es un griego muy primitivo). Tanto como con las chiopriotas en que se redactaron las tablillas e inscripciones de su silábico. Inscripciones silábicas que fueron escritas en el llamado eteo-chipriota y que se supone el habla de esa isla antes del siglo XI a.C.. O bien, en un segundo tipo que es el grecochipriota arcaico; un lenguaje preheleno antiguo cercano al dialecto de Arcadia en el que hay también numerosos textos recogidos en aquel silabario de Chipre (tan semejante al ibero en sus sonidos y signos).

Sea cual fuere, en los dos casos citados arriba se habría utilizado un idioma muy "corto en consonantes" tal como vimos en las formas de escritura de Creta y Chipre. Aunque como ya dijimos, los Silábicos Cretenses no son tan "limitados" en oclusivas y gozan de los fonemas comenzados por "DA", "TA" y "ZA" (en referencia a las dentales); "JA" (=ia), "KA", "QA" (en las guturales) y de "PA" (para las dentales); existiendo las sílabas "WA" que hemos de suponer sustituyen al sonido "BA". Faltando tan solo en la escritura minoica algunos fonemas como la "F", la "X", o la mencionada "B". Por lo que "aquello" escrito en Lineal A y B, no puede corresponderse con un idioma tan simple como el que contienen los textos de los iberos. Ya que si vemos el alfasibalario prerromano peninsular este solo es capaz de conformar sonidos con las consonantes "B", "T", "K", "R"; "RR", "S", "SH", "L","N" y "M" (dos menos que en caso cretense, teniendo ambos idiomas consonantes y vocales muy distintas)

Tras la observación de cuanto venimos narrando y excluyendo el hitita y neohitita (en principio, por ser sus vocales y consonantes muy distintas y por ser un silabario pictográfico); nos quedaría como el más cercano al ibero de todos los idiomas mediterraneos, aquel recogido en Signario Chipriota. Lenguas que además de ser plenamente contemporáneas al comienzo de la epigrafía en nuestra Península, contienen iguales características fonéticas. Puesto que el silabario de Chipre tiene tan solo los sonidos completos de la "K" = "KA" y etc (guturales); tanto como dos signos de "XA" (gutural-palatal) y solo un caracter para la "GA". Como dentales las sílabas que escribe el chipriota silábico solo parten de la "T" ("TA" y etc.); a la que se añade un signo que equivale a "ZO". En cuanto a las labiales tan solo contiene los fonemas que surgen de la "P" ("PA" y etc). Todo lo que nos hace ver que este idioma es tan limitado y tan corto en vocales como el ibérico. Por lo demás existen sílabas chipriotas que pudiéramos considerar que en el alfasilabario de los iberos no podrían escribirse -como es el caso del "WA" y el "JA" (ya)-; algo que no es real pues en el sistema ibérico se transcribirían como "UA" e "IA" -es decir: "u" seguida de "a" = "WA"; tanto como "i" seguida de "a" que sería "YA"-. Pero para que veamos el parecido entre la fonética del chipriota y la del ibero, recogeremos a continuación este silabario que se supone de origen cretense y que se establece (o se importa) en la isla de Chipre hacia el siglo XI a.C., perviviendo hasta al menos el VI a.C.. Para ello tomaremos el modelo que publica el magnífico libro "Reading the past" ("Leyendo el pasado", publicado por el British Museum).


AL LADO: Portada del magnífico libro que publicó en los años ochenta el Museo Británico: READING THE PAST (que tradujo y editó en español la Editorial Akal intitulado como "Leyendo el pasado"). En sus diversos capítulos se narra la historia de la escritura en los tiempos más remotos; pudiendo obtenerse conclusiones muy llamativas, al observar en unos cientos de páginas los principales idiomas del Mundo Antiguo y sus inscripciones. Comparándose las formas de escritura originales, gracias a esta compilación de datos sobre la gran mayoría de las lenguas inscritas en el pasado lejano.
ABAJO: El Silabario Chipriota tal como lo recoge en su página 187 "Reading the past". Observemos como al igual que el idioma ibérico, tan solo tiene como labial una (que aquí traducen por "P"); entre las dentales igualmente solo hay otra: La "T"; aunque goza de un signo para el fonema "ZO" (pese a que esta identificaciòn de "ZO" no está plenamente comprobada). Igualmente como gutural se encuentra solo la "K". Por ello y por la posibilidad de escribir en alfasilabario ibero todos los fonemas restantes, consideramos que es este el origen de los caracteres del idioma prerromano escrito en nuestras tierras.
Tres únicos signos no se identificarían con los usados por los iberos, que son: El "XA" y "XE", tanto como el "GA" (ver en cuadro). Aunque como podemos observar, estos no pertenecen al silabario propiamente dicho y se limitan a signos concretos (incluso sin identificar plenamente, tanto que hay quienes creen que el "XA" y "XE" pertenecen a la serie de sílabas "JA","JO" y debieran leerse como "XE" y "XU"). El resto de los sonidos de este silabario chipriota se escribirían perfectamente en idioma ibérico con los caracteres que corresponden a "letras" y que nuestro alfasilabario contiene.









Evidentemente, surge aquí ya el planteamiento de nuestros estudios (el de mi padre y el mío), cuyas tesis son paralelas pero diferentes. Partiendo él de la base de que el idioma escrito en los textos ibéricos se trataría de un greco-chipriota de tipo arcaico. Dialecto heleno antiguo (llamado Arcadio) que se escribía en Chipre y en el que están redactadas ciertamente una gran parte de las tablillas e inscripciones que se hicieron en ese signario silábico. "Textos" que no solo aparecieron en la isla originaria, sinó de los que también se hallaron ejemplos en otras partes del Egeo (e incluso en zonas de la Grecia Continental). Y de este modo -consecuentemente-, para Mario Gómez-Morán los "Texto ibéricos" se escribieron en un idioma foráneo a la Península (un greco-chipriota) que se habría utilizado "a modo de un latín" entre los habitantes prerromanos de Hispania. Habiendo sido usado como lengua aglutinante para redactar escritos cuya finalidad sería la de pactar, unificarse y entenderse en común todos los iberos. Habitantes prerromanos quienes originariamente tendrían muy distintos idiomas y no hablarían este que escribieron, sinó que solo lo usaron como medio de comunicarse de manera oficializada. Algo que realizarían a través de una lengua que -como decimos- sería muy similar a la que se contiene en las tablillas escritas en el chipriota de tipo greco-arcaicas, y que habría sido enseñado e importado por los colonizadores de la primera Edad del Hierro española (desde el siglo IX al V a.C.).


Mientras la tesis mia sería considerar e inclinarme a pensar que el origen del idioma y escritura ibéricas es igualmente creto-chipriota, pero no del tipo griego. Sinó más bien de aquel otro llamado "eteo-chipriota" (idioma original de Chipre) en que también se redactaron la otra parte de las tablillas e inscripciones inscritas en ese silábico. Lengua de la Edad del Bronce y que está por descifrar, que se considera emparentada directamente con la minoica del silábico cretense Lineal A y B. Sabiéndose de esta última que fué utilizada en el Imperio de Minos entre los siglos XX al XV a.C. y que igualmente a la de Chipre, se encuentra sin haberse logrado aún traducir. Pero sobre las que intuimos pudieron influir mucho en todos los pueblos metalúrgicos de la Edad del Bronce y en especial en aquellos lugares donde hubo minas de estaño (imprescindible para lograr ese metal). Ello debido a que Chipre durante el III milenio a.C era rico en cobre (de aquí su nombre que tanto se parece al latino Cupre); pero ya en el II mileio tuvo grandes problemas de abastecimiento, tanto hubo de buscar cobre y sobre todo casiterita (la piedra de toque para hacer bronce).


Dándose tan solo yacimientos de estaño únicamente en nuestras tierras, en todo el área mediterránea -además en mucha abundancia (principalmente en la zona de Almería y en el área Atlántica)-. Puesto que aunque existían minas de estaño también en el Cáucaso, aquellas eran unas tierras plenas de feroces guerreros y de difícil acceso por mar, al necesitarse pasar el Bósforo. Estrecho que habían de franquear para lograr llegar a las tierras del cobre y la casiterita del mencionado Cáucaso; lugar tan rico en metales que tomó el nombre de Kólkida (Cáucaso; de kalkos = cobre en griego) y que le daba su tremenda fuerza estratégica a Troya. Tróade que controlaba aquel paso hacia los yacimientos metalúrgicos del Mar Negro al estar situada en la entrada y paso del Bósforo. Por ello, el único medio de obtener casiterita de un modo "facil" para todo el que dominaba la navegación, era llegar hasta la antigua Iberia. Donde en zonas como la actual Almería o en la desembocadura del Guadalquivir, del Tinto y sel Odiel, la había en gran proporción. Todo ello, creemos que generó en nuestras tierras culturas como la de Los Millares y El Argar; y además aquellos buscadores de estaño y cobre hubieron de ir colonizando la Península desde el siglo XX a.C. . Casi un milenio hasta el final pleno de la Edad del Bronce , en el que llegarían metalúrgicos a toda Iberia (principalmente venidos de Creta, Chipre y de las costas de Anatolia). Lo que seguramente produjo que en la Edad del Hierro existiera ya lo que más tarde los griegos y romanos denominaban: el "pueblo ibero". Una comunidad aglutinada y con una cultura común que dominaba toda la Península . Quienes seguramente compartían idiomas muy cercanos, todos ellos quizás emparentados con este que decimos: El eteo-chipriota que pudieron traer cretenses, anatolios y gentes venidas del Egeo en busca de metales. Una lengua muy cercana a la conserva redactada en las tablillas de este silábico chipriota (primero) que tanto tiene en común con el idioma escrito por los iberos.


Para terminar diremos, que esta cultura o civilización que escribía en aquel sistema de sílabas parece que desparece de Chipre hacia el siglo IV a.C. (cuando concluye la escritura de este signario tras la ocupación helena). Pero muy curiosamente, en ese mismo momento en Iberia comienzan a aparecer rasgos y gentes que inician un arte y expanden una escritura emparentada con la de Chipre. Lo que nos obliga a pensar si realmente el origen del mundo ibero de esta época no estará precisamente entre los pueblos egeos, anatolios y cretochipriotas que huyeron hacia nuestras tierras en esos momentos: Desde el siglo VI a.C. (presionados por los Asirios que ocupan Anatolia y Oriente Medio) hasta el siglo IV a.C., en que Alejandro Magno se hace con Asia Menor, Egipto y las islas orientales del Mediterraneo. Algo que explicaría por qué las esculturas del Cerro de los Santos se relacionan tanto con el arte chipriota (unos siglos anterior); al igual que nos permitiría razonar por qué aparece y se desarrolla en nuestras tierras una forma de escritura con rasgos muy semejantes a los de Chipre y del Egeo. Pero a su vez explicaría la razón de que zonas como Albacete (Pozo Moro) y el Sur Peninsular hispánico, esté pleno de arte de tipo Neohitita.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cabeza del Cerro de los Santos fechada hacia el siglo III a.C. Observemos su parecido con el arte chipriota del periodo grecoarcaico (unos siglos anterior). ABAJO: Podemos ver una escultura de esta etapa grecoarcaica de Chipre, fechada entre el año 500 y 450 a.C.. Se distinguen estas esculturas por su cabello en forma esquemática y los ojos que denominan almendrados. Rasgos del arte chipriota arcaico que comparte la estatuaria ibérica un tanto posterior. Ello nos hace pensar que pudo ser importado este estilo desde aquella isla en la que los fenicios comunmnte hacían escala para llegarse hasta nuestras tierras (al igual que pudo venir su lengua y su silabario que tantas similitudes tiene con la forma de escribir ibérica).