domingo, 18 de marzo de 2012

CAPÍTULO XII (continuación): Alfabetos y signarios utilizados por los iberos -parte segunda-.

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Siguiente página de TEXTOS IBEROS en la que continúa explicando cómo al utilizarse alfabetos para escribir una lengua diferente a aquella que lo ha creado (en el caso del idioma ibérico, las fenicio-semitas y las greco-chipriotas); suelen sustituirse letras con el fin de imitar sonidos y fonemas ajenos al idioma inicial. Pone para ello el ejemplo de la "PH" usada como "F" hasta hace no mucho en la grafía hispana. Tras lo que recoge los dos alfabetos en los que también se "redactaron" textos de los iberos y que no fueron los propiamente hechos en la Península para escribir su idioma; sinó que uno era el romano arcaico y otro de origen egeo. Este último al que denomina "jonio" hemos visto en anteriores entradas que actualmente ya es llamado "greco-ibérico"; del que además hemos estudiado que se parece mucho a los alfabetos de Tera, de Creta y de Chipre (anteriores al siglo VII a.C.). Siendo los antes citados muy similares al arcaico de Jonia, pese a que el alfabeto jonio carece de las letras "SH" y "RR" ; fonemas que sí tienen los distintos alfasilabarios prerromanos de Iberia, y que igualmente existe en el de chipriota y en el cretense. Termina añadiendo una extraña anomalía por la cual en las escrituras en greco-ibérico (al que llama "jonio") no aparece nunca la letra "M" ("Mi" griega ). Por lo demás, ocurre en la epigrafía inscrita en estos alfabetos ajenos a los de Iberia, lo mismo que sudece en los autóctonos: Que tan solo usan un signo para las oclusivas labiales, dentales o palatales; escribiendo "P", "B" y "F" con un mismo carácter (aunque en el caso del latino, carece de este sonido y además contiene un diferenciación entre "G" y "K").







Importante es saber que en los alfabetos no ibéricos en los que se escribió también ese idioma prerromano peninsular, se contienen parecidos rasgos fonéticos a los que guardan los alfasilabarios autóctonos. Siendo estos principalmente la ausencia de distinción entre palatales, labiales y guturales, soliendo escribir tan solo con un mismo carácter cada sonido de este tipo (sin diferenciar la "P" de la "B" y ni siquiera de la "F" de ellas; tanto como uniendo "D" con "T", al igual que "K" con "G", o con "J"). Ello nos obliga a pensar que el tema de la ausencia de estos fonemas en el alfabeto de los iberos, no es una mera casualidad y que se debe a que realmente no pronunciaban -o diferenciaban- estas oclusivas. Habiendo de concluirse que hace dosmil quinientos años los habitantes de la pre-Hispania hablaban con estos rasgos fonéticos entre los cuales puede afirmarse que no distiguían apenas las consonantes del tipo "G", "J" y "K"; ni tampoco la "P" de la "B" (careciendo seguramente del sonido "F") , ni la "T" de la "D".


Curiosamente ello nos lleva hasta un tipo de lengua y unos alfasilabarios muy cercanos ligüísticamente hablando, pero muy lejanos en el tiempo y en la distancia: Ellos dijimos que eran los de Creta y sobre todo hasta el silábico de Chipre (que tampoco diferencian muchas oclusivas). Sobre el último diremos que desciende directamente de los minóicos y que su nacimiento y fin se producen en Chipre de modo unísono y paralelo a los acontecimientos que se suceden en Creta -surgiendo uno nuevo cada vez que en la "isla madre" muere uno antiguo-. Así cuando entre los minóicos desaparece el Silábico "Lineal A" (hacia el siglo XVII a.C.) nace en Chipre el primer silábico, diferente al cretense pero que al parecer está redactado en un mismo idioma que había recogido el "Lineal A". Por su parte en esta isla originaria, cuando acaba el tipo "A" comienza a darse otro signario escrito en una lengua micénica conocido como "Lineal B"; que pervive desde el siglo XVI al XI a.C.. Respectivamente y durante estos quinientos años, en Chipre habían escrito en su sistema silábico un idioma que parece de origen minoico; pero cuando se extingue aquel "Lineal B" en Creta, paralelamante en la otra isla se desarrolla un diferente idioma para redactar su silábico: El greco-arcaico, de origen micénico y que se supone muy cercano al que se recoge en el "Lineal B"... . Para que nos aclaremos. Que cuando en la "isla de origen" muere una lengua -o una forma de escrutira-, en la otra (Chipre) nace uno muy similar al perdido en Creta (bien en su idioma o bien en sus signos).


Todo ello lleva a concluir que Chipre va recogiendo las oleadas de cultura y gentes que huyen -o se exilian- ante invasores  o extranjeros, que cambian el sistema social de Creta; recibiendo paulatinamente las formas de escritura e idiomas que en su "isla madre" se abandonan. De lo que podemos afirmar que los antecedentes de estos sistemas de redactar basados en sílabas, se encuentran en el mencionado "Lineal A"; signario minóico que data al menos de la Era de los Palacios (utilizado en modo pictográfico, ya desde el siglo XIX a.C. y posteriormente transformado a símbolos desde el cual nace el de tipo "Lineal B" hacia el siglo XVI a.C.). De tal modo y como hemos visto en anteriores entradas, también a fines del II milenio a.C. Creta cae en dominio pleno de los griegos (dorios), lo que generaría el fin del Periodo Micénico y de la Era Minóica, desapareciendo por entonces esta forma de escritura autóctona de la isla. Momento en el cual curiosamente en Chipre se comienza a redactar también en una lengua foránea su silábico; segundo idioma que contienen las tablillas chipriotas y que se considera un tipo de dialecto griego arcaico y de origen arcadio.


Consecuentemente hacia el siglo XI a.C., la escritura que se había inventado o importado a Chipre cinco siglos antes, conformando un silabario muy cercano al cretense y que había recogido una lengua minóica o preindoeuropéa (el eteo-chipriota). Cambia algo en sus rasgos y pasa a redactar también frases en este idioma griego arcaico, muy semejante al que se había hablado en Creta entre el 1650 y el 1100 a.C.. De tal modo y sabiendo que su signario nace directamente del cretense, a la vez que los idiomas que se suceden en silábico chipriota son los mismos que en la isla de Minos iban abandonándose. Ha de suponerse que tanto el signario como las dos lenguas en las que se redactó hubieron de ser llevados o introducidos por refugiados llegados a esa isla desde Creta. Gentes que huirían en el 1650 a.C. del desastre del Tera Santorino (volcán que erupcina en estos años y destruye la isla de Minos); tanto como en tiempos cercanos al 1100 a.C., se exiliarían tras la invasión -o dominación- griega, ocurrida en su isla.


Nuestra hipótesis se sostiene por el hecho de que aquellas formas de escribir y sus lenguas llegan a Chipre precisamente cuando los cretenses vieron destruida o invadida su civilización por dos veces. Al igual que se modificaron los idiomas y silabarios chipriotas con la segura llegada a esta isla de los cretomicenios, que se han de suponer "expusados" por los griegos desde fines del II milenio a.C.. Ello hace comprender cómo y por qué el silabario chipriota siguió en uso como una lengua y escritura autócotonas hasta el dominio pleno por los helenos de este segundo archipiélago; un hecho que sucede cuando Chipre cae en manos del imperio de los Tolomeos a mediados del siglo IV a.C.. Época en la que ciertamente desaparece definitivamente el signario silábico de Chipre y tras el que ya solo se escribe en alfabeto de tipo heleno. Por su parte, el silabario chipriota habia entrado en "decadencia" ya desde el siglo VI a.C., cuando los asirios y persas dominan la isla (que termina por conseguir cierta autonomía de los Aqueménidas). Centurias estas (del VI al IV a.C.) en las que "curiosamente" comienzan a proliferar en nuestras tierras inscripciones realizadas en un alfasilabario con un tipo signos muy similares en estructura y fonética al de Chipre: El ibérico (en sus distintas variantes).


Todo lo cual nos "invita" a plantearnos si aquellos que "traen" el alfasilabario a Iberia -o lo enseñan y expanden-, no serían colonizadores creto-chiprotas-fenicios, fundamentalmente venidos desde estas islas, tan acostumbradas a las singladuras marinas desde tiempos inmemoriales. Quienes finalmente se verían obligados a huir del dominio asirio de sus tierras de origen, que desde el siglo VI al IV a.C. fueron atacadas por los diferentes imperios entonces emergentes (el asirio-babilónico o el heleno -y hasta por Egipto-). Hechos estos que explicarían la importación de costumbres y civilizaciones orientales llegadas hasta nuestra Península, primero con la expansión de los dorios y la proliferación de Fenicia (desde el 1000 al 600 a.C.). Pero aún más explicarían el por qué de un extraño "renacimiento orientalizante", nacido en la Iberia prerromana precisamente tras la caida de Chipre, Tiro y Sidón en manos aqueménides; sucedido todo en el siglo VI a.C.. Al igual que doscientos años después sucumbieron aquellas tierras bajo el yugo de Alejandro Magno, lo que también se reflejaría en la llegada de los últimos chipriotas (u orientales), huidos hasta nuestras tierras. Migraciones que no solo consideramos generaron el alfasilabario y el idioma ibero, sinó que igualmente crearían la estatuaria, la moda y los santuarios (como el Cerro de los Santos, cuyos paralelos con Chipre hemos visto eran múltiples).



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado cabeza de hombre en piedra caliza estilo greco-chiprota de tipo arcaico (fechada a principios del siglo V a.C.). Obervemos en estas esculturas de Chipre fechadas con anterioridad al pleno dominio heleno de la Isla, un enorme parecido con las que poco después se dan en la Península Ibérica. Concretamente con las del Cerro de los Santos y las del Sur Peninsular; siendo enormemente similares estas tallas chipriotas a las que comienzan a proliferar desde el siglo IV a.C. en la zona turdetana y en el levante prerromano español. Parecido que no es casual si observamos la moda y la orfebrería orientalizante que las esculturas ibéricas lucen, al igual que si atendemos al origen del alfabeto ibérico, que claramente procede de la zona creto-chipriota (egea y fenicia).
ABAJO: Cabeza de hombre hallada en el Cerro de los Santos y fechada hacia los siglos IV al III a.C. (perteneciente al Museo Arqueológico Nacional al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos el parecido con la estautaria chipriota con la que comparte no solo rasgos y moda, sinó igualmente técnicas escultóricas; entre las que destacan las resoluciones para tallar el pelo, los ropajes o las orejas (a modo de "asas"); tanto como los conocidos "ojos almendrados" tan característicos en las esculturas grecoarcaicas de aquella isla.



Todo lo que hemos expuesto, nos lleva a deducir que tras el siglo XI a.C., desde Creta huyeron hasta Chipre aquellos "últimos minoicos" (que ya eran micenios -vulgarmente denominados aqueos-), quienes se sabe se instalan entre los fenicios y en zonas cercanas a las de los israelitas. Debido a lo que hemos de pensar que muchos de los expulsados tras el dominio dorio (griego) de Creta, hubieron de buscar protección junto a los púnicos. Habitantes de Fenicia que por entonces eran de algún modo "rivales" de los griegos y que gobernaban parte de Chipre (el área de Kittio), tanto como la franja litoral de Canaan cercana a Tiro y Sidón (zona del actual Líbano principalmente). Quienes gracias a aquellos exiliados de Creta y a los chipriotas, seguramente enriquecieron y fortalecieron su marina, continuando con la historia comercial minoica y de Chipre, basada en largas sigladuras y expediciones en alta mar. Pudiendo suponerse que quizás a través de estos cretenses asentados en Chipre (muchos de cuyos puertos dominaban los púnicos), los fenicios después del siglo XI a.C. pudieron abrir nuevas rutas y llegar hasta lejanas tierras. Accediendo desde entonces ( posiblemente gracias a la colaboración con marinos creto-chipriotas), al conocimiento pleno de las minas en zonas desconocidas -allende los mares-; tanto como "al camino hacia Occidente". Viniendo en esta época los púnicos hasta nuestro litoral Sur Peninsular, donde poco después abrirían sus puertos comerciales y fundaciones (entre las que se dice primero fue Gadir que se fecha en este siglo XI a.C., pese a que parece que realmente fue un poco posterior).
Por otro lado, bien es sabido que por aquel entonces se "instalan" igualmente parte de los huidos de la invasión helena de Creta, en las proximidades fronterizas con Israel. Siendo aquellos los llamados en la Biblia como Filisteos, cuyo nombre nos recuerda mucho al que daban las Sagradas Escrituras a la isla de Chipre, denominada en el Génesis "Elisa" (X, 2 y ss.). Pudiendo ser el de "Elisteos" la verdadera denominación de estos venidos a refugio desde los archipiélagos creto-chiprotas, asentados en Canaán a fines del II milenio a.C.. Creyendo personalmente que por este motivo se les diera el gentilicio de Filisteos, en recuerdo de su isla-madre y antigua patría (Elisa), a la que La Biblia señala como hija de la Jonia. De tal modo en El Génesis (X, 2 y ss) podemos leer que entre los descendientes de Jawan (la Jonia, o el Mar Egeo) estaba en primer lugar Elisa,que todos consideran es Alashya -nombre de Chipre, por entonces-.


Curiosamente, el segundo hijo de este Jawan (los Jonios) que menciona el Génesis, y el "primer hermano" de Elisa (Chipre) era Tarshis; que se identifica con Tartessos en el Sur penisular hispano (hecho sobre el que más adelante trataremos) (1). Siendo igualmente del mismo tronco las gentes de Kittim, que se sabe un pueblo descendiente de los Cretenses y asentado también en Chipre. Cuyo nombre nos recuerda plenamente al de aquellas islas de Creta, Chipre -o Kritia- (foneticamente tan cercanas al sonido Kittim), pero sobre todo la cita bíblica hace mención al litoral de Chipre denominado Kitia (Kiro-kitia) que dominaban los fenicios. Por su parte, el cuarto de esta linea de Jawan y ultimo hermano de Elisa, Tarshis y Kittim, era Dodios; al que muchos consideran como la personificación de "Da-naos" (o gentes de las naves). Mientras otros investigadores directamente corrigen su inicial, creyendo que se trata de Rodios y no Dodios (debiendo ser el homónimo de las gentes cercanas a Rodas). Aunque por nuestra parte consideramos que este Dodios realmente habla de pueblos pelasgos (navegantes) y quizás estuviera emparentado su nombre con la voz Dorios, señalando a los propiamente helenos, que ya desde el siglo XI a.C. se conocían como herederos e invasores de esta "zona" y civización griega (antes micénica). Finalmente termina esta genealogía de la Jonia que expone el Génesis en su Cap. X (los hijos de Jawan), explicando que descendientes de todos estos son los muy distintas gentes que poblaron las islas cercanas, tanto como las más lejanas (del occidente mediterraneo). Habiendo de deducirse que los pueblos pelasgos y marineros se tenían como nacidos del tronco cretochipriota, entre los cuales destacaban los de Elisa, Kittim y Tarshis (Chipre o Creta y Tartessos); pero entre los que también habría de mencionarse a otros como los Tursha (etruscos).


Pese a cuanto narramos, en el mismo texto del Génesis que trata sobre la genealogía de Noe (los descendientes de Noe: Capítulo X), se dice que los Filisteos y los Keftor (cretenses) eran de origen camita, atribuyéndose a estos como ancestro directo a Cam (no a Jawan, hijo e Jafet). Ello supone que no serían indoeuropeos de estirpe, al no descender de "Japeto"; lo que genera una confusión que quizás se explica debido al área de influencia cultural en la que se origina Creta: Ello es la civilización de Egipto, de la que nace indudablemente la minoica. Entendiendo este punto, podemos leer entre lineas como considera el Génesis que Creta (Keftor) es hija de África (es camítica), pese a que ello es un error tal que cuando de nuevo vuelve a recoger los pueblos cretochipriotas -que sabemos son, Elisa, Tarshis y Kittim-, los menciona como hijos de Jawan (Jaféticos o indoeuropeos). Un hecho tanto o más claro si tratamos de Creta que es puramente proto-indoeuropéa y anatólica, pese a que su área de influencia cultural y comercial fuera Egipto. De todo cuanto se deduce que aquellos que cita en la primera parte como descendientes de Jawan, "Elisa y Kittim" (los creto-chipriotas) son los mismos que luego menciona como hijos de Cam: Keftor y Filisteos (Génesis X, 15 y ss). Quienes en verdad son los cretenses y los cretochipriotas, refugiados en la isla Chipre desde el siglo XI a.C., pero que de seguro también se asientan en parte en la franja de Canaan; ayudados o apoyados por los fenicios. Aquellos quienes fueron denominados por los israelitas como Filisteos, sabiéndose que su procedencia era la isla de Creta (Keftor).


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otro ejemplo de paralelismos entre la estatuaria chipriota y la ibérica: Al lado dama votiva greco arcaica de Chipre fechada hacia el siglo VI a.C. Observemos el parecido entre esta escultura y muchas de las prerromanas de nuestras tierras (no solo en su estilo y técnica de talla, sinó igualmente en la profusa joyería, la vestimenta y hasta en el peinado con que se adorna la mujer). ABAJO: Pequeña damita oferente del Cerro de los Santos, fechada dos siglos más tarde que la anterior de Chipre, aunque de muy parecido trabajo y significado (agradecemos al Museo Arqueológico Nacional, propietario de la escultura, nos permita divulgar la imagen).








Por cuanto exponemos no es extraña la hipótesis que planteamos por la cual los cretenses refugiados en Chipre -tras la invasión doria de su territorio ocurrida en el siglo XI a.C.-, junto a los ciudadanos de aquella isla (tan próxima a las costas de Fenicia), tomarían pleno contacto con los púnicos, con los que quizás se aliaron para defender su territorio de los griegos, o con el fin de lograr mantener sus rutas comerciales. Fenicios que por aquel entonces comenzaron a dominar gran parte de puertos y baluartes en el archipélago chipriota y que gradualmente fueron extendiendo su poder hacia occidente (llegando pronto hasta el Atlántico). Todo lo que nos hace sospechar que hubo se existir una verdadera "simbiosis" entre los creto-chiprotas allí refugiados y aquellos fenicios, que seguramente fueron aceptados entre los de Chipre más como protectores que como invasores. De hecho, las costumbres y hasta el alfabeto de aquella isla se conservaron plenamente durante los más de quinientos años de contacto directo con Fenicia y tan solo en época de dominación griega fueron extinguidas o erradicadas (con la llegada de Alejandro en el siglo IV a.C.).

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Lo que lleva a deducir que existió un contacto asociado entre unos y otros, que claramente hubo de producir el siguiente beneficio: A los primeros (los isleños) la protección por parte de la armada púnica, quienes actuarían de un modo similar a como se establecieron en otros litorales (en el ibérico de Gadir, Malaka o Sexi -por ejemplo-). Por otro lado, los fenicios que entonces emergían con sus naves e intentos comerciales, de seguro recibieron departe de los cretochipriotas el "adiestramiento" debido para poder alcanzar las costas del Atlántico y llegar hasta las minas de Iberia; sin que sus barcos fueran asaltados por los griegos (establecidos ya en Creta y en el Egeo o las Cícladas, como sabemos). Creando ciertamente una compleja ruta que debía evitar el abordaje de los famosos piratas cretogriegos y helenos (tan temidos), debido a que las naves regresaban desde el Atlántico e Iberia cargadas de metales preciosos -en especial de oro y plata-.

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Sobre ello, sabemos que los púnicos realizaban las travesías en enormes barcos que los judíos llamaban "naves de Tarshis" (así citadas en La Biblia). Embarcaciones de gran calado y cabotaje, de seguro necesarias para que aquellas fueran capaces de cruzar las Columnas de Melkarte (el Estrecho de Gibraltar) y navegar por unas aguas tan diferentes y difíciles como las del Océano. Pese a lo que ha de observarse que barcos tan pesados serían presa fácil para los piratas, de lo que la singladura se debería de hacer evitando zonas cercanas a Creta y en una ruta en la que quizá los pescadores y naves chipriotas podían vigilar; avisando a los fenicios de toda llegada de piratas griegos o de ajenos a los púnicos. Resultando muy común en la Antigüedad (tanto como hasta no hace mucho), el uso de población civil-mercantil y de embarcaciones pequeñas o pesqueras (imperceptibles por el enemigo) para poder informar a la amada de todo movimiento de piratas o enemigos en la zona.
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De todo lo expuesto, comprenderíamos rápidamente por qué creto-chipriotas y fenicios fueron aliados, en un momento en el que el mejor camino hacia las colonias púnicas de Occidente y hacia las minas de nuestra tierra (la riquísima Iberia) debía cruzar frente a Chipre. Lugar en el que acostumbraban a repostar para salir camino del Oeste; tanto como era usado para la primera descarga de mercancía, que desde esta isla ya comenzaban a distribuirlas los púnicos por todo el Oriente mediterraneo. De tal manera, bastaba con dirigirse desde Chipre rumbo pleno a Occidente, para alcanzar en unas dos semanas de navegación costas de la actual Túnez (donde los fenicios fundan Cartago a fines del siglo IX a.C.). Lugar desde el que en unos pocos días se llegaría hasta el Atlántico y del que tan solo en unas jornadas se alcanzaba las ricas minas de plata y estaño, de la actual Almeria.
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De cuanto narramos da buena cuenta La Biblia, que narra como Jonás intentando huir de Dios, se embarca en una de estas naves de Tarshis desde el puerto de Joppe (Isaias 1; 3). Ciudad marítima judía que actualmente se denomina Yafa (o Jaffa) y se sitúa en el Mediterraneo, junto a Tel-Aviv (a unos cincuenta kilómetros al norte de Jerusalén). De la que se sabe era enclave preferente para salida y comercio entre Israel y Fenicia; especialmente para el rey Salomón y Hiram de Tiro (tal como narra II, Crónicas; 2,16). Interpretando la arqueología moderna con mucha razón la "expresión" bíblica "Naves de Tarshis"; como barcos de gran cabotaje, por realizar estos singladuras de larga distancia, debiendo regresar con enorme carga de mercancía. Un hecho este en el que estamos plenamente de acuerdo, pese a lo que también muchos expertos consideran que esta Tarshis se encontraba en el Océano Índico o en las rutas púnicas allende el Mar Rojo... . A los que tan solo diremos que si así fuera, no se podría llegar partiendo del puerto de Jope (o Joppe -hoy Yafa, o Jaffa-), ya que el Mediterraneo carecía de "salida" hacia el Mar Rojo. Por lo que este lugar en el que sube Jonás camino de Tartessos, era el entonces más conocido y antiguo puerto de Israel (quizás uno de los más antiguos del Mundo). Del que normalmente se partía hacia Tiro, aunque desde allí también  salían al Occidente más remoto naves de gran cabotaje (las verdaderas y primeras de Tarshis, que ponían rumbo hacia Tartessos, la Península Ibérica). (2)
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Cuanto narramos nos hace concluir que no es extraño que precisamente el alfasilabario ibérico proceda de estas zonas mediterráneas. Puesto que aunque parezca que existía una tremenda lejanía entre la Península Ibérica, Creta, Chipre y el litoral de Oriente Medio, ello no era así. Debido a que el mar y los puertos antaño unían, nunca separaban territorios  -tanto como actualmente puedan  hacerlo los aeropuertos o los aviones-. De ello que para llevar mercancías desde Yafa (Joppe, en Tel-Aviv) hasta Kitia (Chipre) o hacia Tarshis (Tartessos, en el Sur de España), solo se necesitaran unas semanas de navegación. Mientras era muy difícil -por no decir imposible- transportar de manera segura, un solo talento de oro (o una pequeña mercancía), desde Tartessos hasta la actual Meseta Central ibérica. Ello debido a la casi inexistencia de caminos y de medios de transporte, algo que quedaba tan solo en manos de la trashumancia. Por lo que la comunicación en el interior peninsular podía tardar meses y hasta años, debiendo hacerse por pastores; mientras desde Chipre hasta Sexi (Almuñecar), desde Tiro a Malaka o de Yafa (Tel Aviv) hasta Gadir y Tarshis, tan solo se tardaban unas semanas. Pudiendo transportarse toneladas de metales y mercancías preciosas (tal como recoge La Biblia al hablar de la construcción del Templo del Rey Salomón: 1 Reyes 10, 22 ; y II Crónicas 2, 16 ).


BAJO ESTAS LINEAS: Mapa de la zona comprendida entre Israel - Fenicia -Chipre y Creta (fuente Atlas Ed. Aguilar 1960). Observemos a nuestra derecha la zona portuaria de Yafa (Tel Aviv) desde donde tomaban los israelitas los barcos hacia Tarshis. Más al Norte, en el Líbano, se situaban los enclaves fenicios de Tiro y Sidón. Frente a ellos, la isla de Chipre; fundamental para "defenderse" y ocultarse de la "terrible competecia" con la marina griega (en la lucha por la thalasocracia = dominio de los mares).








CITAS:






(1) Las identificaciones que recogemos han sido plenamente admitidas y se exponen entre otros en el libro de Robert Graves y Rafael Patai, LOS MITOS HEBREOS (Buenos Aires 1969, pags. 144 y ss).


(2) Sobre la expresión "Naves de Tarshis" traducida como "embarcaciones de gran singladura y cabotaje" nada hemos de añadir, puesto que en verdad aquellos barcos que llegarían hasta Tartessos habrían de tener esas características. De ello que en época de Josías y Ococías se use la expresión "Naves de Tarshis" para indicar aquellos barcos capaces de navegar por los océanos; mencionando cómo algunas de estas son hechas por Josías y Ococías con el fin de intentar llegar hasta Ofir, partiendo del Mar Rojo. Por lo demás, la identificación entre el Tarshis bíblico y algún lugar del Índico no es válida pues tal como decimos, los puertos que unen aquella Tarshis e Israel, se encontraban en el Mediterraneo. La hipótesis "confusa" de la "otra Tarshis" más allá del Mar Rojo nace del texto de Josías, cuando se habla de unas naves que este rey hace en el puerto de Ezión-Geber, que claramente se dice son "PARA IR HASTA OFIR" (no a Tarshis) (Reyes 22, 48). La mencionada Ofir sí es un lugar cercano al Índico, tal como se deduce cuando Salomón se une a Hiram de Tiro. Ambos reyes mandan naves a Tarshis, que cada tres años venían cargadas de ricas mercancías por el Mediterraneo, arribando hasta los puertos controlados por Hiram y los judíos (1 Reyes 10, 22 y II Crónicas 2, 16). Mientras, Salomón corresponde con su aliado enviando desde su enclave marítimo en el Mar Rojo (Ezión-Geber), marineros israelitas junto a otros fenicios llegados hasta allí desde Tiro y en busca de oro para ir Ofir; regresando con cientos de talentos de este metal. Especificándose claramente que aquellos israelitas, junto a los siervos de Hiram, viajaban hacia Ofir y no a Tarshis; nunca confundiendo ambos destinos.
Ocurre posteriormente lo mismo, en época de Ococías y Josafat; en aquel puerto de Ezión-Geber. Donde se construyeron grandes naves que se decían de tipo o como las de "Tarshis", pero para viajar hasta OFIR (no hasta Tarshis; tal como recoge 1 Reyes, 22, 48). Narrando la Biblia que el rey Josías manda hacer "naves de Tarshis" para ir por oro hasta Ofir ; aunque no llegaron a destino por destruirse las embarcaciones en el puerto de Ezión-Geber, donde se preparaban. Evidentemente, este puerto de Ezión-Geber está en las cercanías del Mar Rojo y camino del Índico, siendo el lugar de partida hacia Ofir (donde se iba por oro y se llegaba con naves como las de Tarshis: De gran cabotaje o capaces de cruzar el océano). No teniendo nada que ver las menciones a las verdaderas y originarias naves de Tarshis, que partían hacia Tartessos y desde los puertos mediterraneos (de Hiram o el que hemos visto de Jeppo -Yafa junto a Tel Aviv-).









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