domingo, 11 de marzo de 2012

CAPÍTULO XII : Alfabetos y signarios utilizados por los iberos.

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Primera página del capítulo XII en la que comienza explicando que además de los alfasilabarios, también se usaron para escribir el idioma de los iberos un alfabeto de tipo jonio (el greco-ibérico) e incluso hay inscripciones en signos romanos arcaicos. En referencia al greco-ibérico, utiliza para analizarlo el modelo que profesor Flechter Vals recoge su libro TEXTOS IBERICOS DEL MUSEO DE VALENCIA. A través de él estudia comparativamente sus valores, llegando a la conclusión de que -curiosamente- al transcribir la lengua de los iberos, aquellos griegos llegados a nuestras tierras omitieron una serie de letras (por innecesarias -obviamente-). De tal modo, aquellos que recogieron en alfabeto griego arcaico la lengua prerromana peninsular, tan solo usaron una labial: La "B" (excluyendo la "P" y la "F"). De lo que hemos de entender que este idioma de los iberos tan solo tenía un valor labial a la que se ha de suponer la equivalencia en griego de los sonidos (  ), siendo el más cercano el de la "Beta". Igual sucede con las dentales, de las que tan solo contiene el alfabeto greco-ibérico dos: La Tau y la Delta (  ). Faltando otras dentales griegas tales como las diferentes Zeta y Théta (  ). Por último, entre las dorsales tan solo escriben los griegos en ibero las letras Gama y Kappa ( ), igulamente olvidando otras como la Xi, o la Ji (  ).

La conclusión fonética es que se excluyen todas las consonantes aspiradas (los sonidos "F", "Z", "J") y la labial "P"; aunque considera que probablemente existieron en el idioma escrito por los iberos, pese a que prescindirían de ellas por motivos de una simplificación idiomática. Algo muy similar sucede en el petroglifo de Peñalba de Villastar que se escribió en caracteres romanos arcaicos. En esta leyenda se contiene tan solo la letra "P" como oculsiva, faltando la "B" y la "F". Como dental tan solo existe la "T" y no figura ni la "D" ni la "Z"; mientras falta la "J" (dorsal-palatal), habiendo "G", "K" y "Q" en la inscripción. La conclusión que obtiene es que considera que se sustituyen comunmente las Theta por Delta (  ), tanto como la "Ji" por "Gamma" (  ) y la "Pi" se hace "Fi" (  ). Regla que considera existe en todos los escritos ibéricos y que posiblemente tiene su origen en la simplicidad del idioma que transcriben. Una lengua que procedería de Creta y Chipre, que siempre se escribió en sus silábicos -Lineal A y B en el Minoico y silabario Creto chipriota en el segudo caso-; en los que podemos ver como igualmente tienen muy pocas consonantes, faltándoles dentales labiales (sobre todo en referencia con el alfabeto griego). De tal manera, en el Lineal A y B de Creta tan solo se contendrían "P", "D", "T", "K" y en el chipriota únicamente los sonidos "P", "T", "K"; careciendo ambos silabarios de oclusivas aspiradas.



Este interesante capítulo se inicia precisamente con uno de los grandes problemas del alfabeto ibérico: La ausencia de determinadas consonantes. Siendo este un hecho común que en las tres formas de escribir esa lengua (con caracteres autóctonos, griegos y latinos); tanto como lo es en sus diferentes alfasilabarios prerromanos, donde nunca aparecen determinadas oclusivas. Ello lleva a pensar que realmente ese idioma que escribieron los habitantes de nuestras tierras hace veinticinco siglos carecía de sonidos diferenciados entre la "P" y la "B" (e incluso la "F"), tanto como no distinguían entre fonemas tales como los formados con la "G", la "K", la "J" , e incluso la "X" -escribiendo comunmente todos estos, reducidos a una sola sílaba o letra-. Evidentemente nos podremos plantear qué tipo de idioma era aquel que no distinguía entre una "P" y una "B" , o una "K" una "J" y una "G". Habiendo que llegar a la conclusión de que hubo de ser muy duro en su acento, tanto como muy antiguo y precario en su fonética (y en su sintáxis); o bien, que se tratase de un modo simplificado de escribir.


Partiendo de todo ello, hay que considerar algunas hipótesis como probables: En primer lugar habríamos de pensar una idea que explicara esta carencia de consonantes, debida a una falta de medios (o de conocimientos). De tal manera, la primera opción sería considerar que los iberos carecían de cultura suficiente para distinguir fonemas, aunque los pronunciaran; tanto que terminaron por unificarlos en unos pocos signos. Reduciendo así las guturales "K", "G", "J" a un solo carácter, tanto como las dentales "D", "T" y "Z" a un signo (al igual que harían con las labiales "P", "B" y "F"). Otra idea nos llevaria a pensar -tal como antes hemos dicho- que no las pronunciaban realmente y que el acento de Iberia fuera fuerte y rudo, tanto como para carecer de aquellos fonemas tan diferentes. Pese a ello, nada puede saberse pues no podemos decir a ciencia cierta si los habitantes prerromanos de nuestras tierras distinguían entre la "P" y la "F", o bien si pese a dictarlas y saber hablarlas, no fueron capaces de diferenciarlas en caracteres distintos al escribirlas.


Aunque un grave problema surge al tomar esta última hipótesis como cierta, ya que si realmente existían voces con tan múltiples sonidos y luego las recogían de manera simplificada, hemos de preguntarnos: ¿Con qué reglas luego distinguían lo escrito de lo hablado?. O bien: ¿Cómo lograban entender aquello que inscribían, si podía leerse de múltiples maneras?. Preguntas sin solución, dado que muy difícil es llegar a interpretar correctamente una palabra que pueda contener tres fonemas reducidos en un solo signo. Para comprender lo que decimos, pondremos el ejemplo de la "B" ibérica, que sabemos es igual a una "P" y ambas son también una "F"; y así donde pone Baka (vaca), pudiéramos leer Paka (Paca) o Faka (faca). Un asunto que se complica más al saber que igualmente la "K" puede ser una "G" o una "J"; lo que significa que Baka, Paka o Faka a su vez pudieran interpretarse por: Baga (vaga) y Baja (baja); tanto como por Paga (paga) y Paja (paja); e incluso por Faja (faja) o por Faga (faga).


En el caso anterior, observamos que de una misma palabra escrita en dos sílabas ibéricas como "BA+KA", las lecturas posibles increiblemente son ya nueve: Baca, Paca, Faca, Baga, Baja, Paga, Paja, Faja y Faga. Visto ello hemos de añadir que si además unimos una tercera sílaba en la voz (como por ejemplo la dental "TA" -que puede ser traducida por "D" y por "Z"-); el resultado es que "BA+KA+TA" tendría ya la friolera de veintisiete lecturas (9x3=27). Si además le sumamos que las palabras han de estar declinadas (es decir, terminadas en vocales) y que las vocales igualmente contienen diptongos, crasis y figuras tales como sustituciones (icluso habría que añadir la existencia de vocales complementadas tales como la "E" que puede tratarse de una "épsilon" o de una "eta" griegas, al igual que la "O" pudiera ser "omega" u "ómicron"...). El problema se agravaría con algo tan complejo como lo es considerar que la palabra declinada "BA-KA-TA-IE" (con sus veintisiete lecturas iniciales), tiene además dos o tres terminaciones. Lo que daría un resultado de más de cincuenta combinaciones diferentes y decenas de vocablos posibles. A todo ello, si le sumamos una segunda palabra que apareciera en una inscripción y uniéramos estas cincuenta formas distintas de interpretar la primera voz, con las otras tantas que tenga la siguiente (pongamos por ejemplo diez). Nos resulta que las posibilidades de traducción y lectura de un texto de este tipo y tan solo de dos palabras, resulta ser de cientos de combinaciones.





AL LADO: Portada del divertido libro de la profesora Ana María Vázquez Hoys llamado LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS. De publicación muy reciente (editorial Almuzara) en esta entrenenida obra la autora "dá un repaso" por toda la historia de la escritura en el Mundo Antiguo. Mujer muy singular, la profesora Vazquez Hoys recoge algunas "curiosas" teorías en su trabajo cuya lectura nos ayuda a hacernos una idea sobre lo que pudo ser la creación de la escritura en la Antigüedad. En ella, vemos como sucesivamente se inventaron diferentes modos de resolver y dar una misma solución a un igual problema: Anotar, recoger y acotar lo hablado por los hombres. Habiéndose inventado tantas formas de escribir quizás como cuantas civilizacones se fueron generando hace miles de años; modos y maneras de recoger las lenguas que otras tantas veces murieron junto a las culturas que las crearon. Entre las que pervivió en Occidente fundamentalmente el más sencillo de los sistemas: El fenicio-israelita del alefato (alfabeto o abecedario por combinatoria de tipo "númerico" -hecha con signos que significaban letras correspondiendo a sonidos-).



BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, en la parte superior, alfabeto llamado greco-ibérico, con el que se inscribieron al menos unas decenas de tablillas en nuestro idioma prerromano de la zona levantina. Bajo este, dos tipos diferentes de alfasilabarios iberos. Arriba el que la profesora Vázquez Hoys denomina levantino, que muchos otros arqueólogos catalogan como Nororiental. Bajo este y en la misma imagen, el alfasilabario celtíberico (de la zona aragonesa cercana a la meseta, particularmente con signos muy usados en los yacimientos de las proximidades de Zaragoza) -imagen tomada del libro antes comentado LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS (pag. 288)-
ABAJO: Alfasilabario tartessio que denomina Vázquez Hoys como Sudlusitano o tartésico. No sin motivos se refiere la profesora a estos caracteres como los utilizados en la zona de El Algarve, pese a lo que igualmente aparecen en el área de Huelva, hasta Extremadura y parte del Alentejo. Ello nos lleva a denominarlo simplemente tartessio, siendo esta la más antigua entre las formas halladas de escritura en la Península (dando comienzo entre el siglo VIII aC.). Tiene como carácterístca propia que comunmente se lee de derecha a izquierda, tal como se realiza entre los pueblos semitas -en especial el fenicio- (aunque en ocasiones llega a estar redactado incluso en bustrófenon) -imagen tomada de LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS pag. 289-.


Evidentemente, ha quedado claro que un idioma tan solo puede ser escrito con las vocales y consonantes que verdaderamente tiene, pues sinó (al menos en nuestra opinión) es imposible conservarlo y leerlo. Ello lo decimos con claro criterio y tras haber convivido durante años en Japón, donde pude experimentar que tan solo se puede comunicar el japonés por escrito si se dominan sus formas de hiragana, katakana (e incluso kanji). Tanto es así, que en un principio intenté en ocasiones redactar esa lengua en caracteres latinos (en lo que en aquel país se denomina "romaji"); pero en cualquier frase así escrita que tuviera la más mínima complicación lingüística, resultaba imposible que fuera entendida por los japoneses. Ello, porque lo escrito no es igual a lo hablado (que goza de un contexto); donde podemos usar voces muy parecidas y con un igual sonido, debido a que las personas captan el significado diferente de las palabras tan solo por la conversación en la que se sitúan. Por cuanto decimos, si redactamos un texto en caracteres que reducen, alteran o simplifican el sonido y significado de un idioma; este muy pronto se hace incomprensible (sobre todo si recogen palabras o frases complicadas).


Lo que intentamos explicar en español puede entenderse con un simple ejemplo que elegimos como es el de la voz "to-ma-te". Término que si estuviera escrito en signos de otra lengua (árabe, griega o japonesa) no podríamos distinguirlo en su significado, siendo imposible determinar si se trata de: "Tomate", "toma té", o "tómate". El problema expuesto se haría mucho mayor en el caso del alfabeto ibero, en el que la letra "T" no sabemos si realmente se corresponde con las dentales "T", "D", o "Z" ... . Habiendo de incluir las hipótesis en las que "tomate" puede leerse como: "Dómate", "do mate", "toma de", "doma de", "toma ze"....(así hasta decenas de interpretaciones). Con este pequeño ejemplo creo que hemos mostrado cómo resulta imposible considerar que en un alfasilabario (tal como el ibérico) se puedan escribir diferentes sonidos con iguales signos. Tras lo que si se sustituyen las consonantes indistintamente y sin ajustarse a unos principios gramaticales, resultaría un puzzle que hace incomprensible cualquier idioma de este modo redactado. Ello porque el producto de la combinatoria y de las posibilidades de lectura, generan un texto totalmente ilegible (debido la infinidad de interpretaciónes). Unos hechos de los que se pueden extraer dos conclusiones referentes al idioma prerromano de Hispania:

La primera es que lo inscrito en los textos ibéricos se tratase de un idioma muy corto y ritual, habiendo sido reducido en sus consonantes en la Península. De tal manera, partiendo de una lengua extranjera no hablada por el común de las gentes, los iberos la habrían simplificado para ser usada como escrita. Un idioma importado y enseñado por los colonizadores (al igual que sus signarios) solo para este fin de pactar y crear epigrafía. Algo que nos llevaría a pensar que podía tratarse de un griego arcaico muy sencillo (o de un semítico simplificado), que no tuviera más de mil palabras. Escritura y valores de las voces que aprendería una casta (de nobles, de sacerdotes o de escribas), recordando claramente cada una de sus palabras, que no podrían leerse de fomas distintas (puesto que ya hemos visto que de hacerlo libremente y dando valor distinto a las consonantes, en solo tres sílabas pueden darse veintisiete maneras de interpretarlas). Para ello, cada término tan solo tendría uno o dos significados; hecho este que permitiría redactar en la forma descrita, a modo de un signario con siglas ya establecidas un idioma muy corto, que se hubiera sintetizado de otro más extenso y hablado. -Lo que decimos significaría que se tratara por ejemplo de un griego reducido a unos cientos de palabras y que cuando leamos "BA-KA" tan solo podamos interpretar ese término así (de una o dos formas diferentes); excluyendo el resto de hipótesis y combinaciones, que vimos conformaban al menos nueve posibilidades de lectura-.

La segunda oción a pensar es que se tratase de un idioma estructurado y exactamente redactado tal como era escrito; lengua que se hablara en algún lugar del Mediterraneo -tanto como en la Península-. Ello obligaría a pensar en la existencia de un idioma ibero más o menos común a todos los habitantes de la Hispania prerromana y que se recogió por signos y tal como era en su fonética (sin distinguir la "B" de la "P", ni la "K" de la "G"). Decimos una lengua ibera que de algún modo aglutinaría a muchos pueblos de nuestras tierras, porque todos, absolutamente todos los alfabetos y silabarios prerromanos peninsulares tienen como rasgo común no distinguir más que una dental, una labial y una gutural. Consonantes que curiosamente son las principales oclusivas, lo que indicaría que los iberos hablaban con este rasgo: Un fuerte acento en el que no diferenciaban la "B" de la "P", la "T" de la "D", ni la "G" de la "K".

Algo que no está tan lejano al lenguaje de hoy en nuestras tierras, en el que actualmente también vemos gran "confusión" de consonantes. Así, siendo un hecho conocido que el acento es tan hereditario que puede no variar durante milenios, si observamos "el habla del Sur" -tan próxima a otras muchas del Mediterraneo (en especial a las de Oriente Medio)-; veremos como la "Z" es pronunciada de manera igual a la "S" ( siendo "casar" y "cazar", una misma palabra). Incluso la "Z" y la "S" a veces se convierten en a "J" aspirada, cercana a una "H"; como ocurre en "estar" que se cambia por "ehtar". De manera muy curiosa, en zonas cercanas a Extremadura, la "R" se llega a decir igual a una "L" (rasgo tipicamente asiático), mientras en las áreas de Andalucía las "F" son apenas pronunciadas y la "T" o la "D" se hacen indistinguibles (así hay palabras como "zordao", que sabemos es "soldado" o "Tuvigis" que todos conocen, se trata del nombre de Eduvigis). En referencia a este problema de las consonantes en el acento hispano, destacamos el conocido tema de la "V" y la "B", absolutamente iguales en nuestra fonética. Sobre lo que ya se ha escrito, pudo derivar de esta imposibilidad del ibero para diferenciar las labiales (como han observado muchos filólogos). Unas confusiones en las consonantes comunes a todos los habitantes de la Península que no se limitan al Sur, ya que en la propia Meseta -donde se considera hablan el mejor castellano- podemos escuchar frases como "to pa ti" (que significa "todo para ti") o "pa-onde va" (que todos sabemos es "para donde vas").

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, quizás el libro más importante desde el punto de vista iconográfico que se ha publicado sobre los fenicios. Se trata esta de una obra nacida de una exposición sobre Los Fenicios realizada en Italia, hace unos veinticinco años. Lo que podemos considerar su catálogo que es este ejemplar sobre LOS FENICIOS, fué coordinado y presentado por el especialista más importante en esos años del mundo púnico: Sabatino Moscati. Teniendo el único fallo de haber incluido el Tesoro de El Carambolo (tartessio) entre las piezas de orfebrería fenicia; algo comprensible pues a este tesoro  -que es una de las grandes maravillas de la arqueología- le sucede como a Cristóbal Colón (que todos desean que sea de su tierra...). Pese a ello, la orfebrería fenicia podemos observar que es mucho más ligera, no existiendo ninguna pieza semejante a las de El Carambolo. Joyas claramente tartessias o ibéricas (de gran peso y tamaño, con una técnica de orfebre muy "masculina"), aunque se dicen púnicas al haber sido encontradas enterradas en un templo fenicio. Sobre ello, añadiremos que los tesoros no pueden datarse ni catalogarse por el lugar de hallazgo si han sido ocultados -como le sucede al del Cerro de El Carambolo-. Pues se entierran en el momento de huida o de guerra, en un lugar recóndito y donde no levante sospechas (comunemente de poca relevancia; fundamentalmente para intentar luego recuperarlo o para que no caiga en manos del enemigo.).

ABAJO: En la imagen anterior, sobre la portada del libro de Sabatino Moscati, veíamos un "dios del ojo" fenicio hecho en pasta vítrea, del siglo IV y hallado en Olbia (perteneciente al Museo Nacional de Cagliari, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). En la fotografía bajo este párrafo observamos una deidad púnica igual, también fabricada en vídrio pero de calidad muy inferior y fechada doscientos años después. Colgante hallado hace unos años en Pintia (Valladolid) que nos habla claramente de la infuiencia fenicia en toda la Península Ibérica -influjo que llegó hasta la etapa romana-. Igualmente, gran parte de las letras que itiliza el alfasilabario ibero veremos que son de "invención" fenicia, aunque más tarde (desde el siglo IX al VIII a.C.) las adoptaron los griegos, quienes generan un alfabeto arcaico heleno partiendo del púnico. Todo ello nos lleva a pensar en la posibidad de un influjo obligado y cierto de las lenguas semitas (fenicias o hebreas) en el antiguo vocabulario de los iberos. Caso que apenas se ha estudiado y que debiera tratarse, ya que es evidente que una de las colonizaciones más importantes de la Península, vino desde esa zona de Oriente Medio.


Pero continuando con el signario alfasilábico ibero, hemos de concluir que sabiendo como gran parte de sus caracteres son o bien griegos arcaicos inventados en Fenicia (en el caso de las letras), o bien silabas muy cercanas a las creto-chipriotas. Podemos pensar que sus textos estuvieron redactados en un idioma muy próximo a estos greco-arcaicos, o en los cercanos a los fenicios. Aunque como se inscribe el ibero con sistemas silábicos y tan solo hay una zona que redacta en este tipo de signarios por sílabas (que es la anatólica y fundamentalmente la cretochipriota), la conclusión más lógica es orientar su origen hacia el Egeo. Observando así los parecidos entre el alfasilabario ibero con los silabarios de Creta y de Chipre; llegamos a la certeza de que tan solo nos quedarían como posibles lenguas cercanas y signarios similares al  ibérico, las del área de estas dos islas. Pudiendo estar la lengua prerromana de nuestra tierra emparentada con el eteo-cretense, del tipo Lineal A (por descifrar); o bien con el Lineal B (que es un griego muy primitivo). Tanto como con las chiopriotas en que se redactaron las tablillas e inscripciones de su silábico. Inscripciones silábicas que fueron escritas en el llamado eteo-chipriota y que se supone el habla de esa isla antes del siglo XI a.C.. O bien, en un segundo tipo que es el grecochipriota arcaico; un lenguaje preheleno antiguo cercano al dialecto de Arcadia en el que hay también numerosos textos recogidos en aquel silabario de Chipre (tan semejante al ibero en sus sonidos y signos).

Sea cual fuere, en los dos casos citados arriba se habría utilizado un idioma muy "corto en consonantes" tal como vimos en las formas de escritura de Creta y Chipre. Aunque como ya dijimos, los Silábicos Cretenses no son tan "limitados" en oclusivas y gozan de los fonemas comenzados por "DA", "TA" y "ZA" (en referencia a las dentales); "JA" (=ia), "KA", "QA" (en las guturales) y de "PA" (para las dentales); existiendo las sílabas "WA" que hemos de suponer sustituyen al sonido "BA". Faltando tan solo en la escritura minoica algunos fonemas como la "F", la "X", o la mencionada "B". Por lo que "aquello" escrito en Lineal A y B, no puede corresponderse con un idioma tan simple como el que contienen los textos de los iberos. Ya que si vemos el alfasibalario prerromano peninsular este solo es capaz de conformar sonidos con las consonantes "B", "T", "K", "R"; "RR", "S", "SH", "L","N" y "M" (dos menos que en caso cretense, teniendo ambos idiomas consonantes y vocales muy distintas)

Tras la observación de cuanto venimos narrando y excluyendo el hitita y neohitita (en principio, por ser sus vocales y consonantes muy distintas y por ser un silabario pictográfico); nos quedaría como el más cercano al ibero de todos los idiomas mediterraneos, aquel recogido en Signario Chipriota. Lenguas que además de ser plenamente contemporáneas al comienzo de la epigrafía en nuestra Península, contienen iguales características fonéticas. Puesto que el silabario de Chipre tiene tan solo los sonidos completos de la "K" = "KA" y etc (guturales); tanto como dos signos de "XA" (gutural-palatal) y solo un caracter para la "GA". Como dentales las sílabas que escribe el chipriota silábico solo parten de la "T" ("TA" y etc.); a la que se añade un signo que equivale a "ZO". En cuanto a las labiales tan solo contiene los fonemas que surgen de la "P" ("PA" y etc). Todo lo que nos hace ver que este idioma es tan limitado y tan corto en vocales como el ibérico. Por lo demás existen sílabas chipriotas que pudiéramos considerar que en el alfasilabario de los iberos no podrían escribirse -como es el caso del "WA" y el "JA" (ya)-; algo que no es real pues en el sistema ibérico se transcribirían como "UA" e "IA" -es decir: "u" seguida de "a" = "WA"; tanto como "i" seguida de "a" que sería "YA"-. Pero para que veamos el parecido entre la fonética del chipriota y la del ibero, recogeremos a continuación este silabario que se supone de origen cretense y que se establece (o se importa) en la isla de Chipre hacia el siglo XI a.C., perviviendo hasta al menos el VI a.C.. Para ello tomaremos el modelo que publica el magnífico libro "Reading the past" ("Leyendo el pasado", publicado por el British Museum).


AL LADO: Portada del magnífico libro que publicó en los años ochenta el Museo Británico: READING THE PAST (que tradujo y editó en español la Editorial Akal intitulado como "Leyendo el pasado"). En sus diversos capítulos se narra la historia de la escritura en los tiempos más remotos; pudiendo obtenerse conclusiones muy llamativas, al observar en unos cientos de páginas los principales idiomas del Mundo Antiguo y sus inscripciones. Comparándose las formas de escritura originales, gracias a esta compilación de datos sobre la gran mayoría de las lenguas inscritas en el pasado lejano.
ABAJO: El Silabario Chipriota tal como lo recoge en su página 187 "Reading the past". Observemos como al igual que el idioma ibérico, tan solo tiene como labial una (que aquí traducen por "P"); entre las dentales igualmente solo hay otra: La "T"; aunque goza de un signo para el fonema "ZO" (pese a que esta identificaciòn de "ZO" no está plenamente comprobada). Igualmente como gutural se encuentra solo la "K". Por ello y por la posibilidad de escribir en alfasilabario ibero todos los fonemas restantes, consideramos que es este el origen de los caracteres del idioma prerromano escrito en nuestras tierras.
Tres únicos signos no se identificarían con los usados por los iberos, que son: El "XA" y "XE", tanto como el "GA" (ver en cuadro). Aunque como podemos observar, estos no pertenecen al silabario propiamente dicho y se limitan a signos concretos (incluso sin identificar plenamente, tanto que hay quienes creen que el "XA" y "XE" pertenecen a la serie de sílabas "JA","JO" y debieran leerse como "XE" y "XU"). El resto de los sonidos de este silabario chipriota se escribirían perfectamente en idioma ibérico con los caracteres que corresponden a "letras" y que nuestro alfasilabario contiene.









Evidentemente, surge aquí ya el planteamiento de nuestros estudios (el de mi padre y el mío), cuyas tesis son paralelas pero diferentes. Partiendo él de la base de que el idioma escrito en los textos ibéricos se trataría de un greco-chipriota de tipo arcaico. Dialecto heleno antiguo (llamado Arcadio) que se escribía en Chipre y en el que están redactadas ciertamente una gran parte de las tablillas e inscripciones que se hicieron en ese signario silábico. "Textos" que no solo aparecieron en la isla originaria, sinó de los que también se hallaron ejemplos en otras partes del Egeo (e incluso en zonas de la Grecia Continental). Y de este modo -consecuentemente-, para Mario Gómez-Morán los "Texto ibéricos" se escribieron en un idioma foráneo a la Península (un greco-chipriota) que se habría utilizado "a modo de un latín" entre los habitantes prerromanos de Hispania. Habiendo sido usado como lengua aglutinante para redactar escritos cuya finalidad sería la de pactar, unificarse y entenderse en común todos los iberos. Habitantes prerromanos quienes originariamente tendrían muy distintos idiomas y no hablarían este que escribieron, sinó que solo lo usaron como medio de comunicarse de manera oficializada. Algo que realizarían a través de una lengua que -como decimos- sería muy similar a la que se contiene en las tablillas escritas en el chipriota de tipo greco-arcaicas, y que habría sido enseñado e importado por los colonizadores de la primera Edad del Hierro española (desde el siglo IX al V a.C.).


Mientras la tesis mia sería considerar e inclinarme a pensar que el origen del idioma y escritura ibéricas es igualmente creto-chipriota, pero no del tipo griego. Sinó más bien de aquel otro llamado "eteo-chipriota" (idioma original de Chipre) en que también se redactaron la otra parte de las tablillas e inscripciones inscritas en ese silábico. Lengua de la Edad del Bronce y que está por descifrar, que se considera emparentada directamente con la minoica del silábico cretense Lineal A y B. Sabiéndose de esta última que fué utilizada en el Imperio de Minos entre los siglos XX al XV a.C. y que igualmente a la de Chipre, se encuentra sin haberse logrado aún traducir. Pero sobre las que intuimos pudieron influir mucho en todos los pueblos metalúrgicos de la Edad del Bronce y en especial en aquellos lugares donde hubo minas de estaño (imprescindible para lograr ese metal). Ello debido a que Chipre durante el III milenio a.C era rico en cobre (de aquí su nombre que tanto se parece al latino Cupre); pero ya en el II mileio tuvo grandes problemas de abastecimiento, tanto hubo de buscar cobre y sobre todo casiterita (la piedra de toque para hacer bronce).


Dándose tan solo yacimientos de estaño únicamente en nuestras tierras, en todo el área mediterránea -además en mucha abundancia (principalmente en la zona de Almería y en el área Atlántica)-. Puesto que aunque existían minas de estaño también en el Cáucaso, aquellas eran unas tierras plenas de feroces guerreros y de difícil acceso por mar, al necesitarse pasar el Bósforo. Estrecho que habían de franquear para lograr llegar a las tierras del cobre y la casiterita del mencionado Cáucaso; lugar tan rico en metales que tomó el nombre de Kólkida (Cáucaso; de kalkos = cobre en griego) y que le daba su tremenda fuerza estratégica a Troya. Tróade que controlaba aquel paso hacia los yacimientos metalúrgicos del Mar Negro al estar situada en la entrada y paso del Bósforo. Por ello, el único medio de obtener casiterita de un modo "facil" para todo el que dominaba la navegación, era llegar hasta la antigua Iberia. Donde en zonas como la actual Almería o en la desembocadura del Guadalquivir, del Tinto y sel Odiel, la había en gran proporción. Todo ello, creemos que generó en nuestras tierras culturas como la de Los Millares y El Argar; y además aquellos buscadores de estaño y cobre hubieron de ir colonizando la Península desde el siglo XX a.C. . Casi un milenio hasta el final pleno de la Edad del Bronce , en el que llegarían metalúrgicos a toda Iberia (principalmente venidos de Creta, Chipre y de las costas de Anatolia). Lo que seguramente produjo que en la Edad del Hierro existiera ya lo que más tarde los griegos y romanos denominaban: el "pueblo ibero". Una comunidad aglutinada y con una cultura común que dominaba toda la Península . Quienes seguramente compartían idiomas muy cercanos, todos ellos quizás emparentados con este que decimos: El eteo-chipriota que pudieron traer cretenses, anatolios y gentes venidas del Egeo en busca de metales. Una lengua muy cercana a la conserva redactada en las tablillas de este silábico chipriota (primero) que tanto tiene en común con el idioma escrito por los iberos.


Para terminar diremos, que esta cultura o civilización que escribía en aquel sistema de sílabas parece que desparece de Chipre hacia el siglo IV a.C. (cuando concluye la escritura de este signario tras la ocupación helena). Pero muy curiosamente, en ese mismo momento en Iberia comienzan a aparecer rasgos y gentes que inician un arte y expanden una escritura emparentada con la de Chipre. Lo que nos obliga a pensar si realmente el origen del mundo ibero de esta época no estará precisamente entre los pueblos egeos, anatolios y cretochipriotas que huyeron hacia nuestras tierras en esos momentos: Desde el siglo VI a.C. (presionados por los Asirios que ocupan Anatolia y Oriente Medio) hasta el siglo IV a.C., en que Alejandro Magno se hace con Asia Menor, Egipto y las islas orientales del Mediterraneo. Algo que explicaría por qué las esculturas del Cerro de los Santos se relacionan tanto con el arte chipriota (unos siglos anterior); al igual que nos permitiría razonar por qué aparece y se desarrolla en nuestras tierras una forma de escritura con rasgos muy semejantes a los de Chipre y del Egeo. Pero a su vez explicaría la razón de que zonas como Albacete (Pozo Moro) y el Sur Peninsular hispánico, esté pleno de arte de tipo Neohitita.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cabeza del Cerro de los Santos fechada hacia el siglo III a.C. Observemos su parecido con el arte chipriota del periodo grecoarcaico (unos siglos anterior). ABAJO: Podemos ver una escultura de esta etapa grecoarcaica de Chipre, fechada entre el año 500 y 450 a.C.. Se distinguen estas esculturas por su cabello en forma esquemática y los ojos que denominan almendrados. Rasgos del arte chipriota arcaico que comparte la estatuaria ibérica un tanto posterior. Ello nos hace pensar que pudo ser importado este estilo desde aquella isla en la que los fenicios comunmnte hacían escala para llegarse hasta nuestras tierras (al igual que pudo venir su lengua y su silabario que tantas similitudes tiene con la forma de escribir ibérica).












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