AL LADO: Siguiente página de TEXTOS IBEROS en la que recoge los valores más comunes de los alfasilabarios prerromanos, distinguiendo entre el meridional o del Sur (Turdetano) y el septentrioriental o del Norte (Celtíbero). En estas formas de escritura autóctonas peninsulares apreciamos claramente el origen egeo-fenicio de sus caracteres. Al igual que se advierte el rasgo que los aproxima a los creto-chipriotas y que corresponde con sus signos silábicos. De tal modo consta el alfasilabario ibero en primer término de unas vocales y unas consonantes escritas por "letras" (que tan solo son:
"L", "M", "N", "R", "RR", "S" y "SH"). Símbolos cuyas formas nos recuerdan mucho a los de alefatos fenicios de fines del II milenio, tanto como los alfabetos griegos más arcaicos. Tras ellos, existe también tres series silábicas en las que las oclusivas no se distinguen (siendo igual "B" a "P y a "F""; "T", "D" y "Z"; tanto como "G" es "K" o bien "J"). Sonidos a los que sigue una vocal, siendo aquellos -tomando la consonante más fuerte-:
"PA", "PE", "PI", "PO, "PU"; "KA", "KE", "KI", "KO", "KU"; "TA", "TE", "TI", "TO", "TU" (pudiéndose considerar ellos fonemas labiales, dentales o palatales y traduciéndose indistintamente sus caracteres también por la "B" o la "F", la "G" o la "J", al igual que por la "D" o la "Z").
"L", "M", "N", "R", "RR", "S" y "SH"). Símbolos cuyas formas nos recuerdan mucho a los de alefatos fenicios de fines del II milenio, tanto como los alfabetos griegos más arcaicos. Tras ellos, existe también tres series silábicas en las que las oclusivas no se distinguen (siendo igual "B" a "P y a "F""; "T", "D" y "Z"; tanto como "G" es "K" o bien "J"). Sonidos a los que sigue una vocal, siendo aquellos -tomando la consonante más fuerte-:
"PA", "PE", "PI", "PO, "PU"; "KA", "KE", "KI", "KO", "KU"; "TA", "TE", "TI", "TO", "TU" (pudiéndose considerar ellos fonemas labiales, dentales o palatales y traduciéndose indistintamente sus caracteres también por la "B" o la "F", la "G" o la "J", al igual que por la "D" o la "Z").
Evidentemente, el alfabeto antes referido plantea un grave problema para su lectura, que ya explicábamos en anteriores entradas. Este es el de las posibilidades combinatorias, dado que como dijimos simplemente la lectura de las sílabas "PA-KA", puede interpretarse hasta de nueve maneras distintas (con arreglo a la consideración de sus consonantes). De tal forma y como ejemplo expusimos que para traducir "PA-KA" , tendríamos que saber previamente si se trata de aquellas dos oclusivas o si hay que lleer "BA-KA", o "FA-KA". Tanto como pudiera ser "PA-JA", "BA-JA" o "FA-JA"; a la vez que no sabemos si ha de intrerpretarse por "PA-GA", "BA-GA" o "FA-GA". Nueve lecturas que posibilita el hecho de un silabario que no distingue entre oclusivas fuertes y débiles. Todo ello, obliga a Mario Gómez-Morán en TEXTOS IBEROS a tomar o dictaminar unas reglas gramaticales para el idioma escrito prerromano peninsular, por las cuales hay que regirse en las sustituciones de vocales y consonantes. De este modo y tal como expresa en sus dos siguientes hojas, las normas de interposición de letras o interpretación del ibero, para ser traducido de un forma unitaria y con un mismo método aplicado a cada inscripción, serán las siguientes:
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos páginas finales del capítulo XII; cuya exposición viene de la hoja anterior. En estas, dicta las reglas gramaticales para aplicar los fonemas escritos por los íberos, y traducirlos al idioma griego antiguo. Siendo aquellas que considera posibilitan la traslación desde el ibero hasta la lengua helena arcaica las siguientes:
-La "A" ibérica comprende la alfa y la eta griegas ( = A)
-La "U" ibérica comprende entre otras la omega griega además de diptongos que entre los helenos se pronunciaban como "doble O" -nuestra "U"- ( = U )
-La "S" líquida simple ibera, es la sigma griega ( = S)
-La "SH" o "CH" ibérica corresponde indistintamente a las letras griegas "xi", "zeta" y "psi" ( = SH )
-Hay dos "R" entre los iberos. Considera que la doble "R" ("RR") es solo usada como letra protocolaria y no compone palabra alguna (incluso en algunas zonas no existe). Ambas "R" se han de traducir por la "ro" griega ( = R y R´)
-La "i" ibérica agrupa los sonidos griegos cercanos a la "iota", que son los de las siguientes letras y diptongos:
-La "O" ibera es fundamentalmente una ómicron, pese a las variantes que el idioma heleno le da a este sonido ( = O)
-La "E" ibérica es principalmente "épsilon" griega, pese a las reglas de variación que los dialectos helenos den a esta letra en cada palabra ( = E)
-La "U" ibérica agrupa una gran cantidad de fonemas helenos que conforman este sonido que es "u" o bien "O" doble, ofuerte mas nunca "ypsilon"; siendo aquellos diptongos y letras que agrupa la "U" ibera:
-El resto de vocales (M,N,L) se corresponden con las helenas ( )
-Las oclusivas labiales pueden leerse indistintamente como "P", "B" o "F" ( )
-Lo mismo sucede con las dentales pudiendo leerse indistintamente por "T", "D" y "TH" ( )
-De manera igual las oclusivas guturales se interpretan de forma indistinta por "K", "G", "J" ( )
-Finalmente advierte de que no existe relación directa absoluta entre signo y fonema, siendo a veces algunos sonidos representados por pocos caracteres. Aunque la mayoría usa varios caracteres en exceso, abusando de la sílaba "BE".
Termina esta página con el epígrafe 5 en el que expone que a su juicio el idioma que escribieron (no el que hablaron) los íberos es un dialecto heleno, cercano al que se hablaba en Creta o Chipre. Creyendo que se trataba de una lengua conocida solo por unos pocos en la Península, quienes la usaban como se utilizó el latín durante el Medievo: Para escribir y comunicarse ( fundamentalmente como un medio de entenderse entre los pueblos y tribus ibéricas que hablarían distintos idiomas). De ello considera que las élites aprenderían de manos de quienes colonizaron la Península, a escribir y hablar una misma lengua. Idioma que les enseñaron a escribir y en el que los iberos podrían acordar y redactar sus pactos, sus ceremonias y su epigrafía funeraria y social. Lengua que sería similar al inglés actualmente de uso entre profesionales de muy distintos paises; o a las "jergas" que en el Mediterraneo se hablaron entre los marinos y tripulantes de embarcaciones, que se sabe eran una mezcla de latín con sus lenguas vivas (aragonés, italiano, catalán, castellano, mallorquín, portugués etc). Idioma de los navegantes que todos comprendían, porque recogían las palabras comunes a muchos en estas hablas que la compusieron. Por ello, el idioma de los navegantes en la Edad Media-Moderna ni se trataba de un latín (de enorme dificultad) ni era propiamente un italiano, un mallorquín o un portugués. Sino la mezcla de muchos de ellos, que a modo de "esperanto" filtraba y aglutinaba cuantas voces en común tenían las lenguas de quienes las usaban (gentes que procedían de tierras que iban desde Venecia al Atlántico).
Por lo demás, considera que la pronunciación del dialecto griego hablado por los iberos debió de ser muy semejante a la que actualmente tiene el español (muy clara y algo dura). Dando unas reglas finales sobre esta, en la que descarta la existencia de sonidos fricativos o muy silbantes (tales como las "z" francesas o la "s" inglesa). Determinando unas reglas sobre algunos sonidos más (como la "SH", que considera no es "CH") al igual que para algunos nombres y gentilicios personales.
Finaliza este capítulo XII con las primeras reglas gramaticales que considera deben tomarse para poder interpretar bien el ibero y trasladarlo al chiprio-cretense. Normas que surgen de considerar aquel idioma escrito por los habitantes de la Hispania prerromana, como un dialecto del griego arcaico que se sabe fue hablado y escrito en Chipre y Creta. Concretamente nos referimos a un tipo de lengua micenia que se relaciona plenamente con el dialecto Arcadio y que es la que se contiene en el Lineal B (textos cretenses datados desde el siglo XVII al XII a.C). El hecho cierto, es que este idioma es el que sustituye al verdadero de Creta (eteo-cretense) tras producirse la catástrofe del volcán Tera-Santorino (hacia el 1650 a.C.), lo que provoca el derrumbamiento del Imperio de Minos. De tal manera, aquella hecatombe que sabemos sumió al Mediterraneo Oriental en meses de noche (por la nube tóxica) en sucesivos maremotos y teremotos desoladores, intoxicando los mares (debido a la lluvia de cenizas). Destruyó no solo el Minoico Medio suprimiendo su lengua y costumbres, sinó que su voracidad fue tal, que también desapareció a consecuencia de aquello el Imperio Medio egipcio (cayendo el Nilo en manos de los bárbaros Hicsos).
Tal como se ha podido demostrar desde no hace mucho, debido a la erupción del Tera la civilización minoica de Creta se esfumó. Desapareciendo gran parte de su milenaria cultura que ya había escrito en un sistema silábico, recogido en unos signos que inicialmente fueron pictogramas, aunque hacia el siglo XVIII a.C. habían sido convertidos en símbolos cercanos a "letras" (llamados Lineal A). Pero las nuevas gentes que entraron a sustituir a Minos -a dominar la isla de Cnossos tras el desastre del volcán en el 1650 a.C-, aunque continuaron con la misma forma de escribir, la usaron para redactar un idioma muy diferente (el suyo propio, preindoeuropeo y distinto al originario de Creta). Siendo aquella nueva, una lengua prehelena y aquea, que era lógicamente la micenia. Es lo que se denomina el periodo y escritura del Lineal B, que se redacta en signos muy similares a los no pictográficos del Lineal A, aunque sus tablillas e inscripciones se hallan ya en un tipo de idioma griego muy arcaico (de hecho, preheleno).
Mientras aquello sucede en la Creta del siglo XVI a.C., en los mismos años aparecerá curiosamente una forma nueva de escritura en Chipre (similar a la minioca y resuelta también por medio de un silabario). Aunque curiosamente en esta otra isla se comienza redactando el nuevo silábico en el idioma que antes del siglo XVII a.C. se hablaba y escribía en el Imperio de Minos. Lenguas estas a las que se denomina eteo-cretense o eteo-chipriota, por ser las originarias de esas islas y que en el archipíelago de Cnossos se escribieron desde el siglo XX al XVII a.C., mientras en el de Nicosia de redactaron desde el XVI al XI a.C.. De tal manera, se ha de deducir que los exiliados o refugiados cretenses del terremoto y del volcán Tera, se encaminaron hacia Chipre (en una mayoría). Isla donde realizarían un nuevo renacimiento de sus costumbres, inventando un silabario muy similar al de su isla originaria y conservando su idioma. Siendo aquel momento (tras el desastre del Tera Santorino) cuando vuelve a crearse un sistema de escritura por medio de sílabas (algo más sencillo que los lineales de Creta); que redactaron en esa "antigua lengua" que ya en la "isla madre" se había perdido. Silábico e idioma cretochipriota que permaneció durante unos quinientos años en la isla de Afrodita; donde se sigue redactando tabillas en este sistema chipriota con lengua cretense antiguo hasta el 1100 a.C. (siglos en los que la situación del entorno y del Egeo volvió a cambiar).
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, nave fenicia de gran cabotaje del siglo IV al III a.C.. Como podemos observar por su estructura y tamaño, nada tenían que envidiar estos barcos a las naos y carabelas de nuestros siglos XVI o XVII. Del mismo modo, las calzadas y la medicina romanas eran incluso muy superiores y mejores que los caminos y los galenos que conocieron los súbdtios de los Austrias. Por su parte, en esta nave que vemos en el bajorrelieve romano se observa un enorme calado y una estructura capaz de navegar por el océano. Algo que no puede decirse de otros barcos que se muestran entre las esculturas romanas (especielmente los de guerra); que por ser ligeros y veloces, de pequeña parte viva y sin apenas altura ni manga, volcarían tan solo en el intento de cruzar el Estrecho de Gibraltar. Muy por el contrario, en este que recogieron los latinos como ejemplo de barco mercante fenicio se observan las hechuras de una nave atlántica y carguera. Embarcaciones muy pesadas para navegar sin peligro frente al oleaje del océano y que habrían de hacerse con cedros del líbano (o de madera de roble, en el caso de construirse en Europa). Por ello quizás uno de los pocos lugares capaces de tener bosques útiles para fabricar este tipo de naves fue Fenicia y seguramente gracias a este secreto de los cedros del Líbano pudieron navegar aquellos expedicionarios hasta tierras muy lejanas. Por cuanto decimos, sabemos sin lugar a dudas esta que vemos en la imagen de al lado, es un tipo muy similar a las que La Biblia denomina: "Naves de Tarshis"; barcos de gran cabotaje que en principio y desde el reinado del rey Salomón se usaron para ir hasta el extremo occidente (Tartessos, en el Sur de Iberia). Más tarde parece que en idioma hebreo quedaría la expresión "nave de Tarshis" como sinónimo de embarcación mercante para larga singladura y de gran tamaño, por lo que también vimos como se dice en El Antiguo Testamento: "se hicieron naves de Tarshis, para ir a Ofir" (Ofir se situa en las cercanías del Océano Índico por algunos, aunque comunmente se considera que se encuentra en la salida del Mar Rojo, quizás haciendo alusión a las riquezas en oro y diamantes de Somalia -ver nuestra anterior entrada-).
ABAJO: Mapa del Mundo del Génesis tal como lo recoge el libro LOS MITOS HEBREOS, de Robert Graves y Rafael Patai (Editado en Buenos Aires 1969 -en su página 143-). En la entrada anterior hacíamos alusión a la Tarshis bíblica que tantos rios de tinta ha sembrado; siendo aquella sin lugar a dudas nuestra Tartessos peninsular, que se corresponde prácticamente con la Andalucía actual. Decimos "sin lugar a dudas" no solo porque los expertos más importantes de la arqueología así lo han reconocido (desde Schulten hasta García y Bellido, pasando por Gómez-Moreno, Almagro o Blanco Freijeiro). Sinó porque la duda que plantean algunos es la cita que hemos resuelto sobre la situación de los puertos que daban salida a este destino. Puertos que vimos se encontraban en el litoral mediterráneo de Israel (Yafa o los que tenían contacto con Tiro), mientras desde los del Mar Rojo o el Índico se partía hacia Ofir . A continuacion seguimos tratando del interesante tema de Tarshis en La Biblia y la importancia de Chipre unido a ella desde sus más remotos tiempos.
Como exponíamos en las imágenes anteriores, uno de los temas más importantes en referecia al comercio entre Fenicia y la Península Ibérica hubo de centrarse en las posibilidades y problemas para llevar y traer mercancías de continuo desde el Atlántico hasta Oriente Medio. Ello porque como ya dijimos, el problema no consistía tan solo en la larga singladura sino fundamentalmente en evitar el asalto de los piratas. Algo verdaderamente difícil de impedir teniendo en cuenta que para ir y venir al Atlántico se precisaba de barcos de alto cabotaje, cuyo nombre procede de su capacidad de navegar largas distancias sin presiar hacerlo entre cabo y cabo (sin costear). Pero cuyo problema frente a piratas residía en el peso y en el tonelaje de la embarcación. Unas características que le impedían huir en caso de ser perseguidos en el mar, incluso por pequeñas naos. Algo que unido a que todos los navegantes del Mediterraneo Antiguo sabían que este tipo de barcos regresaban cargados de maravillosas mercancías y de metales (procedentes de Iberia); convertirían a las "naves de Tarshis en el centro de todas las miradas de los ejércitos enemigos y de los ladrones marinos.
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Sabido es que entre los más temidos piratas en la antigüedad se encontraban los cretenses y los de sus islas circundantes. Por lo que el viaje desde el litoral de la actual Siria y Líbano (Fenicia) hasta nuestras tierras debió de tener el alto riesgo del abordaje -fundamentalmente en los tramos de regreso, a su paso frente a las costas de Creta-. De ello, consideramos que los púnicos guardaban como plaza y puertos fundamentales y aliados los de Chipre, isla que le actuaría como "muralla" o "parapeto" frente a la posible llegada de griegos no deseados. Algo dificilmente de preveer dado que una parte de los helenos comerciaban ya desde el siglo X a.C. con los fenicios en una paz "relativa" (fundamentalmente los asentados en la Jonia y el Egeo); pese a que cuando aquellas islas y costas lo deseaban, actuaban en forma de razzia y enviaban piratas a las naves comerciales, o a las tierras y puertos con los que mercadeaban. De todo ello que el emplazamiento de Chipre fuera fundamental para proteger el mundo fenicio (e incluso el de Egipto e Israel) frente a los posibles ataques de gentes procedentes de las costas de Aatolia y de las de Grecia.
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En lo que se refiere al viaje hacia Tartessos (la Tarshis bíblica), hemos de suponer que se realizaba poniendo rumbo Oeste puro sobre el paralelo 35º (desde una latitud próxima a las actuales costas Beirut-Haifa, donde en el mapa que recogemos arriba escribe "Kitim"). Desde allí, el problema sería el paso bajo el litoral de Creta (Kaftor -o Caftor- en el Génesis), que seguramente debían vigilar pìratas al mando de fenicios, o marinos a sueldo procedentes de Chipre y de costas cercanas a África (amigos de los púnicos). Tras lo que de superarse esta linea, sin problemas se alcanzaría Malta y finalmente Túnez simplemente siguiendo rumbo Oeste. Posteriormente, repostando o parando en aquel baluarte de Tunicia, donde en el siglo IX a.C. los fenicios fundaron Cartago, podrían partir hacia las costas de la Iberia más próxima: Almeria, lugar que se guardaba la desaparecida Murgis fenicia (junto a las riquísimas minas de plata del cabo de Gata); o Málaga y Almuñecar (Malaka y Sexi). Tanto como se saldría hacia la Tartessos donde se comerciaba en lo que hubo de ser "el Hong-Kong púnico", frente al reino de las riquezas y de los metales (le Tarshis bíblica); una ciudad-estado y puerto frente al Atlántico de los iberos y que es hoy Cádiz (Gadir). Por lo que la plaza de Cartago debió de ser para algunos lugar fundamental para poder cambiar de barco las mercancías y trasladarlas a otras más ligeras y rápidas, a salvo de piratas (siendo ello lo que daría la supremacía a las familias, o a los fenicios que dominasen aquel puerto que hoy es Túnez).
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De tal manera y sabiendo que desde las costas del Líbano o Israel, hasta las de Tartessos hay unas 2200 millas (4000 kilómetros aproximadamente), puede calcularse que en una nave de gran tamaño que no superara más de cinco Nudos en Velocidad Crucero, se recorrerían unas cien millas diarias. Lo que resulta con buenas condiciones climatológicas, que se tardaría entre nuestras costas atlánticas y las capitales fenicias de Tiro y Sidón unas tres semanas; mientras de ser adversa la situación del tiempo y del mar, podía aumentar la duración del viaje varías jornadas más. Para comprobar el recorrido de la singladura que explicamos y la importancia de Creta como plaza o baluarte fundamental en todo aquel; recogemos abajo un mapa del mediterraneo. Atlas en el que vemos recortada su zona Sur para observar este viaje que describimos.
BAJO ESTAS LINEAS: Mapa del Mediterraneo, marcando la ruta entre Creta y Tartessos; viéndose que en linea recta se llega desde esta isla hasta nuestras costas en rumbo directo Este u Oeste puro -fuente: Atlas Aguilar, publicaciones de 1960.
Como venimos explicando, el lugar estratégico que cubren Chipre y Creta en toda ruta desde el Oriente mediterraneo hasta nuestras tierras, es importantísimo. Siendo imposible no pasar frente a aquellas islas (o no costearlas) si se deseaba llegar a la Península Ibérica desde los puertos de la antigua Fenicia, del Egeo o el Mar Jónico. Siendo tan solo los habitantes continentales de Grecia los que podían llegar hasta nuestras costas bordeando las de Italia y sur de Francia (como así lo hicieron). Por lo que antiguamente la ùnica solución para aquellos que poblaban el litoral de Anatolia u Oriente Medio y tenían que evitar Creta y Chipre (partiendo en barco desde Asia Menor y deseando arribar a España), era bajar hasta los puertos de Israel y desde allí poner rumbo Oeste hasta Iberia. Ello puede explicar por qué existen referencias históricas ya del siglo X a.C., que mencionan cómo el rey de Tiro (Hiram) y el de Israel (Salomón) estaban asociados y unidos en este proyecto de navegación hacia Occidente. Trayendo cada tres años mercancías desde Tarshis, con las que dicen se construyó gran parte del Templo de Jerusalén. Algo facilmente de entender si observamos el mapa que en la entrada anterior incluíamos y en el que se veía que desde el puerto de Yafa (el antiguo Jope, frente a la actual Tel-Aviv) en rumbo Oeste puro se llega directamente hasta Túnez (evitando en gran parte el mar de Creta). De lo que entendemos que en tiempos en los que los griegos y cretenses estuvieran atacando naves de gran cabotaje fenicias, estas pudieran preferir partir hacia Occidente desde aquellos enclaves más al sur sitos en Israel. Lugares que deberían estar fuera del alcance de los barcos helenos y también alejados de la marina egipcia, que costeaba frente al Nilo.
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Por todo lo que antes exponemos, el lugar ideal de salida desde Orientre Medio, para no ser abordados por cretenses, griegos ni egipcios, sería esta plaza de Jope (Yafa; a unos cincuenta kilómetros al norte de Jerusalén). Consecuentemente se hace comprensible que la Biblia recoja como aquel era el puerto donde se embarcaban hacia Tarshis. Contando en Jonás, que ese profeta se sube a una nave de Tarshis tomada en Joppe, con destino al Sur de Iberia, cuando desea huir de su "misión" en Nínive (situada en direccion opuesta a Tartessos y al Este de Israel). Muchos consideran el relato no verídico al narrar La Biblia que aquel profeta Jonás es devorado por un pez durante una tormenta y luego, tras orar durante tres días, fue vomitado por el "cetaceo" que lo había engullido. Pese a lo que diremos que esta narración a más de tener un carácter mítico está escrita en verso (como se hizo en El Antiguo Testamento) y su "tono" poético expresa lo que son figuras como la hipérbole y la parábola.
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De tal manera, si leemos sobre las costumbres marineras de la época encontraremos la adoración al dios de origen púnico llamado por los griegos Meilichios, representado por un gran ofidio o un terrible pez (principalmente venerado entre navegantes fenicios, y que entre los judíos se entendía como el diablo Leviatán). Esta deidad cercana al Melkarte (el dios del mercado y del comercio) era adorada por los púnicos en la forma de un enorme pez (o una sierpe gigante) considerada la personificacion del dios de las tormentas. Estando su culto totalmente emparentado con el de Marduk y el ciclo mesopotámico de Tiamat; interpretado por los griegos como Tifón que igualmente era un enorme "dragón" (el Seth egipcio). Entre los de Fenicia se le reverenciaba entregando a este dios los llamados "tifonios": Personas o animales, que se inmolaban a esta deidad de la tormenta -representada como un enorme pez o una tremenda culebra-. Y sabido es que antes del sacrificio del que se elegía como víctima propiciatoria, se le dejaba al "tifonio" la capacidad de "dirimir" cuentas con el dios; de lo que si aquel infeliz acertaba en la profecía, o conseguía acabar con la tempestad, solía ser liberado. Ello se narra en la "vida de Pitágoras", quien igualmente es tomado como "tifonio" en el reino de Falaris y antes de ser sacrificado pudo liberarse gracias al oráculo y la intervención del druida Avaris (igualmente tras tres dias de espera en su ejecución).
-Para el relato de Jonás y sobre el culto a Meilichios ver en la RED cita del Antiguo Testamento y sobre los tifonios puede consultarse el articulo mío (apartados B y D):
http://iglesia.net/biblia/libros/jonas.html /
http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2357
-Para el relato de Jonás y sobre el culto a Meilichios ver en la RED cita del Antiguo Testamento y sobre los tifonios puede consultarse el articulo mío (apartados B y D):
http://iglesia.net/biblia/libros/jonas.html /
http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2357
Por todo lo que decimos, cuando Jonás narra como fué lanzado por la borda al producirse una tempestad; hemos de añadir que ello era una costumbre y ritual típicamente marinera de la época (siglos VIII y VII a.C.). Ceremonias entonces comunes para apaciguar a Tifón, al mal tiempo y las tormentas. Entre las que podemos citar la propia de Dionisos, que igualmente es lanzado y sacrificado por navegantes de Creta al levantarse oleaje (por creer la tripulación que "el mal fario" procedía de aquel al que echan del barco). De todo lo que vamos deduciendo que tanto el proceso del "tifonio" que narra Jonás -en que solía dejarse abandonado, atado al barco por la borda (o en un chinchorro) al que se entendía había traido la tormenta-; tanto como el lugar en el que se embarca hacia Tarshis (el puerto de Jeppo, hoy Yafa). Demuestran que la historia, pese a estar narrada de manera "poética" contiene todos los datos que concuerdan con la época y con las costumbres de su tiempo. Aún más cuando aquel es casi contemporáneo al reinado de monarcas de Israel y Judá que igualmente pretendieron abrir comercio con Ofir y con Tarshis. Como lo fueron Ococías y Josías que antes y durante el siglo de Jonás (el VII a.C.) narra La Biblia como intentaron abrir rutas comerciales hacia el oro de Ofir (y hacia Tarshis).
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, dama oferente greco chipriota de época arcaica con un cordero en brazos. Fechada hacia siglos V al IV a.C, es muy similar a las esculturas que aparecen en la zona de Ampurias, tanto como se asemeja a las del Cerro de los Santos (cercanas en época). ABAJO: Silabario chipriota del tipo que pervive entre los siglos XVI al XI a.C., tal como lo recoge la profesora Ana Ma. Vázquez Hoys en su libro de reciente publicación LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS (Ed. Almuzara, pág. 292). Observemos el parecido entre este silabario y los sobidos que contiene el alfasilabario ibérico, que igualmente carece de diferenciación entre las oclusivas fuertes y débiles.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dama votiva del Cerro de los Santos fechada hacia el siglo III a.C. y propiedad del Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos de nuevo el parecido entre esta estatuaria y la chipriota arcaica de una época anterior a la ibérica (entre los siglos VI al IV a.C.). Precisamente son estos siglos cuando Chipre es ya invadido por Asiria (y Egipto), aunque en esta época todavía pervivieron las costumbres de la isla y hasta el silábico chipriota. Pese a ello, poco después y a mediados del siglo IV a.C. los griegos asedian aquel archipiélago y la invaden, erradicando su cultura local, tanto como el uso de su idioma y su silabario. Es entonces cuando suponemos se trasladarían hasta Iberia, los "chipro-cretenses" que hasta esos años habían poblado con cierta libertad y autonomía local la isla.
ABAJO: Nuevamente otra versión del silabario chipriota del tipo que pervivivió entre los siglos XI al IV a.C., tal como lo recoge la profesora Ana Ma. Vázquez Hoys en su libro de reciente publicación LAS GOLONDRINAS DE TARTESSOS (Ed. Almuzara, pág. 292). En este segundo y más esquemático silábico de Chipre escribieron los llegados desde la zona micénica a fines del II milenio a.C.. Aquellos a los que hemos de suponer refugiados venidos principalmente de Creta, huyendo de la invasión doria (griega, del siglo XI a.C.). Quienes redactaron sus tablillas en ese silábico de Chipre pero este caso en un idioma muy cercano al usado en el Lineal A (un aqueo o heleno de tipo Arcadio y arcaico). Observemos en el mencionado signario chipriota, como este al igual que el iberíco tiene las sílabas "PA","PE","PI","PO","PU"; "KA", "KE", "KI", "KO", "KU"; "TA", "TE", "TI", "TO", "TU". No distinguiendo entre la "T" y la "D" la "Z"; entre la "P" la "B" o la "F", así como también carece de diferenciación entre la "K" la "G" y la "J". Siendo exacto en su fonética al de Iberia.
Para concluir añadiremos, que tal como podemos ver al comparar los alfasilabarios ibéricos (en imagen segunda en esta entrada) con los de Chipre, todos ellos contienen una estructura parecidísima. Algo que hace evidente que el origen del signario prerromano de la Península está en esa isla mediterranea; tanto como sabemos que el del chipriota (a su vez) se halla en Creta -desde donde partía el sistema silábico que vemos en la foto superior-. Ello y los datos que hemos ido analizando hacen entender como cierta la genealogia que El Génesis en su capítulo X da a Tarshis; diciendo que era hija segunda de Jawan (la Jonia) y hermana de Elisa (Chipre); tanto como hermana de Kittim (Creta, o Kiro-kitia de Chipre) y de Dodios (o los Rodios). Pudiendo verse en el mapa que hemos recogido sobre la situación y origen de los pueblos antiguos, analizada por Graves y Patai a partir del Génesis. Que la interpretación más lógica y segura de esta Tarshis está en el Tartessos del Sur Penínsular; al igual que su "geneaología" bíblica se explica claramente por la unión que la Turdetania tuvo con Chipre, Creta y el Egeo (desde tiempos inmemoriales). Algo que se muestra en el propio alfabeto ibérico, tanto como en la moda y estatuaria de la Hispania Prerromana. Hechos de los que hemos ido recogiendo multitud de evidencias arqueológicas en las diferentes entradas que precedían a la presente (tanto como en esta).
JUNTO ESTAS LINEAS: Dama ibérica fechada hacia el siglo V a.C. llamada del "Cabezo Lucero" (por haber sido hallada en este lugar de Alicante en 1987). Veamos su parecido con otras estatuas prerromanas y en especial con la de Elche (tan próxima en su procedencia); aunque llama sobre todo la atención de nuevo su similitud en moda con las falleras valencianas... . Hoy precisamente es la noche del fuego en Valencia, que celebra la llegada de la Primavera (Estación que se fecha a las 6,14 de la noche del día 20). "Cremá" con la que se da la bienvenida al Sol, en el culto del Equinocio y del fuego, que de seguro es milenario. Tanto como se puede observar lo es esta moda que lucen las falleras, que en su pelo portan las ruedas del carro solar (como ya hemos advertido en algunas entradas anteriores). Estas costumbres que han permanecido durante decenas de siglos en nuestra Península, cuya procedencia es sin lugar a dudas oriental, emparentan plenamante Creta, Anatolia, Siria o Chipre de hace dos o tres mil años, con la Valencia o el Alicante de nuestros dias. Como si jamás se olvidara el recuerdo de aquellos que llegaron desde Oriente Medio (hace veinticinco o treinta y cinco siglos) y arribaron hasta las costas de Levante, regalándonos su civilización. Todo ello es lo que F. García Lorca definiría como: "Tener cultura en la sangre".
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