miércoles, 7 de marzo de 2012

CAPÍTULO XI : Una escritura críptica

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Primera página del capitulo XI en el que comienza exponiendo su hipótesis sobre una posible escritura críptica desarrollada por los iberos. Alfasilabario peninsular que considera pudo cambiarse en sus valores, habiéndo sido creado tomando signos de los silábicos y alfabetos creto-egeos. Signos importados a los que los habitantes perromanos de nuestra tierra habrían cambiado su significado, quizás con el fin de que los extranjeros no comprendieran aquellos escritos. Por otro lado, estos "textos" habrían tenido un idioma corto y casi secreto, que serviría para crear pactos o unificar a todas las tribus ibéricas. Ello explicaría para Mario Gómez-Morán la dificultad para su traducción, tanto como repetición de muchas de sus palabras y el idioma tan breve en vocabulario que utilizan los textos ibéricos.

Sigue narrando que nuestros signos prerromanos están tomados de alfabetos que entonces se divulgaban en el Oriente Mediterraneo, unidos a los de silabarios que desde antiguo ya se usaban en Creta y Chipre. Destacando que los sistemas silábicos nunca se mezclaron con los alfabéticos y de tal modo la escritura de aquellas islas -o del Egeo-, era o bien alfabética, o bien silábica. No dándose otro caso de un silábico-alfabético de este tipo más que en la Península Ibérica. Exponiendo que el sistema alfasilábico es altamente extraño, puesto que no puede generarse por evolución. Debido a que el modo de escribir por fonemas (sílabas) y por letras es plenamente diferente y al menos entre los creto-chipriotas, jamas se mezclaron ambos. Tanto que un silábico no puede redactar la palabra "Kipros" (Chipre) debiendo recogerlo en la forma "Ki-pu-ros"; lo que hace pensar que si los chipriotas hubieran admitido un alfasilabario tendrían al menos algunas letras que les permitieran escribir correctamente el nombre de su isla. Por lo demás, la diferencia de épocas entre ambas maneras de escribir es enorme; habiendo nacido los silábicos de los que hablamos en la Creta Minoica (al menos a principios del II milenio a.C.), mientras el alfabeto es de origen fenicio y se desarrolla casi quinientos años después. Pese a ello, convivieron sin mezclarse desde el siglo XI al VI a.C. (en que desaparece el silábico de Chipre).



Sobre el tema que tratamos, hemos de recordar que el alefato es "inventado" por los fenicios -e israelitas- entre los siglos del XIV al XII a.C.. Naciendo sus signos desde una forma de escritura simplificada y antecesora, llamada protosináica (importada del sistema egipcio). Unos trescientos años después de haberse instituido esta como un manera de comunicacion "oficial" en Fenicia (Israel-Judá y las zonas de Canaán); fueron los púnicos -principalmente- quienes lo difunden y exportan hacia las costas y zonas con las que comerciaban. Comenzando a instituirse esta manera de "marcar" el idioma por medio de letras en el área helena, desde el siglo IX a.C.. Donde unos cien años más tarde terminarían creando unos alfabetos definidos y propios (los greco-arcáicos). Igualmente, aquellos signos de origen fenicio fueron llevados a ultramar, unas veces en las naves de sus primeros inventores y otras en las de los herederos del sistema alefático (griegos y egeos, entre otros). Ello, produjo una infinidad de nuevos signos y valores, debido a la circunstancia de tener que adaptar aquellos caracteres a unas lenguas ajenas, lejanas y desconocidas. Naciendo así "abecedarios" o alfasilabarios como el estrusco o el ibérico.


Evidentemente, la característica más extraña del sistema ibérico es que contiene los dos modos de escritura: Por letras y por fonemas, algo inexistente en otras latitudes de este tiempo. Ello, no es solo un hecho peculiar, sino que además constituye un dato que puede hablarnos claramente sobre quienes importaron ese modo de escribir hasta nuestras tierras, tanto como del tiempo en que ello se hizo. Puesto que el silábico del que se origina el prerromano de nuestra tierra, había nacido a comienzos del II milenio a.C. en Creta, utilizándose en esta isla y llevándose luego a la de Chipre (donde se impuso uno muy similar). Allí, en Chipre pervivió y se reformó ese sistema minoico, creándose a fines del II milenio los signos del nuevo sistema de escritura heredero del de Creta, que se llamó silábico chipriota y pervivió hasta bien entrado el siglo VI a.C..

El origen de aquellos alfasilabarios egeos fue el denominado Lineal A Pictógrafico (con dibujos), que se usaba ya en Faistos y en la Edad de los Palacios minoicos, al menos desde el siglo XIX a.C.. Aquel modo de recoger fonemas por jeroglíficos cretenses (que contenía también ideogramas), derivó en la isla hacia una escritura simplificada del tipo "hiragana o katakana" japonesas. En la que los pictogramas ya eran signos conformados por lineas abstractas y a cada uno de ellos, correspondía a una silaba. Este fue el denominado Lineal A, que pervive al menos desde el siglo XVII a.C. hasta el XV a.C., cuando se convierte en el denominado Lineal B del que apenas se diferencian sus caracteres, aunque se supo recientemente que estaba escrito en una lengua muy distinta -tal como dieron a conocer Ventris y Chadvik a fines del siglo pasado, quienes tradujeron y descifraron el idioma del lineal B que es de tipo aqueo, o grecoarcaico-. Finalmente este modo de escribir comienza a desaparecer tras la invasión Doria de Creta, que produjo el final del Minoico (y la época Micénia), dando comienzo a lo que entendemos como etapa griega. Pese a ello, parece que los huidos o los herederos de la cultura de Minos, pudieron refugiarse en Chipre donde enotnces surge "nuevo" un modo de escibir muy parecido al anterior.

Posiblemente la invasión de Creta del siglo XII a.C., fue el motivo para que una escritura muy similar a la Lineal B llegara a Chipre (justo en el momento en el que comenzaba a desaparecer el "alfabeto" autóctono minoico). Iniciándose en aquella isla el llamado "Silábico Chipriota", escrito en idioma de esta otra isla, pero muy semejante por sus signos y reglas a su predecesor (el Lineal B). El nuevo silabario de Chipre estuvo en uso desde el siglo XI, hasta el VI a.C. y en mi opinión personal es el que dió con toda seguridad origen a los signos de los fonemas del alfasilabario ibérico. La opinión antes expresada está avalada por los estudios de Manuel Gómez-Moreno, descubridor de los valores del signario ibero. Quien fue el investigador que más consideró los caracteres de sílabas ibéricas, como originados por los eteo-cretenses, o los eteo-chipriotas. Tanto es así, que en base a sus estudios sobre el alfasilabario de la Hispania Prerromana (que consiguió descifrar); pretendió descubrir también el significado de algunos signos los egeos, dando un valor igual a los nuestros, entre los signos de Chipre y de Creta. Intentando igualmente estudiar y descubrir parte del Lineal B, por comparación con el nuestro (lo que más adelante referiremos, cuando tratemos sobre los estudios de Gómez-Moreno de signos comparados. Destacando las tablas de concordancias entre los caracteres ibéricos, los de Creta y los chipriotas; a los que denomina "egipcio-egeos y minoicos" respectivamente) .


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, portada del interesante libro de Mónica Ruiz Bremón sobre Los exvotos del Cerro de los Santos. Venimos hablando en anteriores entradas sobre el significado y la importancia de las esculturas halladas en ese santuario ibérico cercano a Yecla. En el libro que traemos a nuestra página podrán encontrar quienes nos siguen, muchos de los datos que por falta de tiempo y de espacio, no hemos podido incluir sobre este importantísimo yacimiento. Entre otras, aparece en el ejemplar -cuya portada vemos fotografiada- la historia del descubrimiento del Cerro, de sus falsificaciones y las últimas aportaciones sobre significados y dataciones (que hace unos veinte años se realizaron). En lo que se refiere a las famosas damas del Cerro de los Santos que venimos estudiando, es importante saber que tras ser halladas y a fines siglo XIX, fueron tenidas por falsificaciones. Ello, principalmente porque su moda era tan "estrambótica" y tan semejante a la que lucían por entonces las mujeres españolas, que se consideraron recreaciones de la época. Algo que llevó a confundirse a los mejores expertos, que asombrados veían como aquellas mujeres esculpidas de época prerromana, lucían trajes y tocados casi iguales a los de las falleras, las maragatas, las salmantinas o las extremeñas (entre otras). El tiempo y los diversos estudios, pudieron probar la autenticidad de las Damas (especialmente de las sedentes, tenidas todas por falsas), cuya moda y estilo personamente hemos podido estudiar y comprobar. Logrando ver que se corresponde con la de muchos modelos chipriotas de época algo anterior a las ibéricas. Igualmente y como más adelante estudiaremos, el silabario ibérico coincide con el de Chipre.

ABAJO: Dos cabezas chipriotas, esculpidas sobre caliza, fechadas hacia en siglo V a.C.. Por su tipología y moda vemos que coinciden plenamente con las esculturas ibéricas, siendo muy similar a las que se desarrollan unos siglos después en nuestras tierras. Los bustos que vemos en foto serían de algún modo contemporáneos a la Dama de Elche, aunque esta última pertenece a una época -o un estilo-, que contiene una influencia mucho más egea (por no decir griega arcaica). De un modo muy distinto, la estatuaria ibérica que surge tras el siglo IV a.C. es mas tosca y simplificada; correspondiéndose con este tipo de modelos cercanos a los chipriotas (tanto en su moda, como en sus trazos o maneras de realizarlos). Igualmente, el alfasilabario de los iberos contiene varios signos directamente heredados de los creto-chipriotas, lo que indica una influencia clara llegada de esta isla hasta nuestras tierras.


AL LADO: Siguiente página del capítulo que tratamos de TEXTOS IBEROS, en el que considera que el alfabeto ibérico no es producto de una evolución histórica, sino una simple creación realizada en la Hispania Prerromana -como producto de una élite que lo "inventaría" e impondría-. Ello en base a que contiene símbolos creados en lugares muy lejanos a Iberia e importados hasta la Península, donde luego les dieron otros valores fonéticos. Otro problema que plantea es la posible generación de un sistema críptico, que tan solo fuera entendido por aquellos que lo crearon, o que lo mantuvieron; debiéndose a ello quizás la dificultad para su desciframiento. Tocando al final de la hoja la precariedad que aquellas inscripciones iberas contienen; "textos" entre los que no hay ni puntuación, ni ortografía, ni menos un modo regular de poder traducirlas desde un punto de vista "filológico". Ello, quizás por la antigüedad de las mismas, ya que los signos y la ortografia helena se deben a un periodo cercano al clásico, tanto como la romana se inicia ya en época próxima a la imperial. Expresando finalmente que -a su juicio- las inscripciones iberas están recogidas en un dialecto grecoarcaico, muy precario y primitivo; lo que nunca significa para él que aquel fuera el idioma de los iberos (considerando que la lengua hablada y la escrita eran muy distintas en la Península Ibérica, hasta la llegada de los romanos, igual que lo fue en toda Europa hasta el siglo XVI).


Habíamos dejado nuestros comentarios, hablando de los estudios de Gómez-Moreno, quien descifró el alfasilabario ibérico y que además intenta hacer algo parecido con el Lineal B -por comparación con signos y valores semejantes a los iberos-. Ello es algo que claramente veremos cuando editemos las imágenes de sus alfabetos y sus concordancias, en las que comunmente compara los de Chipre y los de Creta con el nuestro. Pero baste conocer esta teoría de la que parte Gómez-Moreno en base al silábico chiprota, para entender tanto el razonamiento de Gómez-Morán, como la intuición que De Rada tuvo hace mas de ciento veinte años (cuando consideraba que las inscripciones prerromanas estaban redactadas en un idioma del tipo egeo o en griego arcaico). Efectivamente la teoria del greco iberismo sufre un termendo varapalo cuando Juan de Dios de Rada es engañado con una serie de esculturas que le dicen halladas en el Cerro de los Santos y que ya vimos estaban plenas de falsas inscripciones (muy cercanas a los caracteres griegos).

Pese a ello, si fuera tan fácil traducir desde el idioma heleno primitivo los textos ibericos, quizás De Rada hubiera tenido algún seguidor quien antes o después lo hubiera conseguido con pleno éxito. Pero el problema de estas inscripciones prerromanas (a mi juicio) no radica tan solo en la lengua en las que estén redactadas, sinó también en el modo en que se hicieron. Ello porque no son verdaderamente escritos, sino simplemente lápidas, teseras, plomos y bronces -tanto como algunas cerámicas-. Soportes cuyas inscripciones siempre tienen un carácter oficial, ritual y conmemorativo; siendo muy ajenas al idioma que comunmente se habla. De tal modo, si hoy tomáramos para traducir del castellano algunas piedras con nuestra lengua, tanto como otros textos grabados en español sobre metal y cerámicas (medallas, placas y objetos decorativos). El resultado sería encontrarnos fundamentalmente con nombres, conmemoraciones y fechas. Ello porque esos soportes en los que se han conservado los textos de los iberos, son los que se usan para inscribir celebraciones, pactos, rituales, necrológicas, gentes y gentilicios (aún en nuestros días). Por todo ello, el tema es tan complejo como dificultoso. Pese a ello, parece que es absolutamente seguro que nuestros signos silábicos -del alfasilabario ibero- descienden de los cretochipriotas y debieron ser traidos por fenicios y por gentes de estas islas (entonces ya ocupadas por púnicos en una parte). Lo que hubo de suceder en los años en los que se formó el signatario (hacia el siglo IX y VIII a.C.). Una época en la que ciertamente el alfabeto inventado en Fenicia se difundía por todo el Mediterraneo, a la vez que en Chipre aún pevivía un peculiar modo de escribir (por sílabas) del que allí no hacía mucho se había creado una versión moderna (el silábico chipriota).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, una dama sedente chipriota del siglo V a.C. (pretenece a la colección Boissé a la que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos el parecido de esta estatuilla con otras muy similares (aunque de mejor hechura) pertenecientes al Cerro de los Santos y fechadas cien o doscientos años después. No siendo solo la postura y el significado de la dama sedente lo que nos atrae y nos parece tan similar al mundo ibérico; sinó también su moda y su joyería (tan cercana a la nuestra).
ABAJO: Preciosa damita sedente del Cerro de los Santos (propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Esta serie de esculturas de iberas sentadas fue tenida por "no auténtica" durante años; entre otras cosas por su enorme parecido con las vestimentas que aún a fines del siglo XIX lucían las mujeres de España. La arqueología pudo comprobar su autenticidad y con ello hemos entendido como la Historia ha podido probar que durante milenios se han conservado modas y formas en Iberia (sin apenas variación). Modelos que seguramente vinieron del Oriente Mediterraneo, pero que quedaron en nuestras tierras "cristalizados" en fórmulas y estilos que no cambiaron casi en dosmil quinientos años. Veamos así el parecido de esta dama sedente con algunas de su mismo tipo de Chipre, tanto como con las mujeres ataviadas con trajes regionales que aún pueblan y alegran las fiestas populares de nuestra vieja España.





AL LADO: Siguiente página del capítulo que analizamos en la que Mario Gómez-Morán defiende la teoría de que aquellos textos de los iberos cumplían una función similar a los que se escribían en latín, tras la caida de Roma. Época en la que cuanto se redacta y protocoliza se hace en latín; idioma que tras el siglo IV d.C. se conserva para toda la Europa culta. Usando aquel idioma de una civilización ya desaparecida, para entenderse en una lengua común. Tanto que hasta bien entrado el siglo XVI (tras la división de Europa en diferentes cristianismos), en los lugares de cultura de todo nuestro continente se escribía y hablaba el latín. De ello considera que el pueblo ibero pudo tener varios idioma -quizás muy cercanos algunos al vascuence-; pero escribía en otro que desde el Egeo le llega. Ello, con los signos que los griegos, fenicios y chipriotas les enseñarían (aunque dándoles otros valores). Explicando también y en base a la desunión y el individualismo de cada una de las tribus iberas, que para ponerse de acuerdo seguramente adoptaron un idioma foráneo, importado por los colonicadores y que se pudiera redactar (en una escritura igualmente enseñada por quienes les aculturaron).



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado foto de mujer vistiendo traje popular de Salamanca hecha en 1928 (por Venancio Gombao). Observemos el parecido de aquella con las retratadas en el Cerro de los Santos, tanto como con las "damas chipriotas" de hace más de dosmil quinientos años. Una similitud de modas que no solo se limita a la forma del tocado o a los pliegues y modos que el traje guarda. Sinó que también otros detalles son increiblemente semejantes; paralelos tales como la compleja forma de cerrar el vestido, los dobleces repetidos por toda su ropa y sobre todo, la joyería (que entre mujeres -como las salmantinas- no podía faltar siquiera a diario). Siendo indudable que aquellas charras, maragatas, lagarteranas o falleras de hoy, descieden directamente de las maneras de vestirse y decorarse que las féminas iberas tenían ya hace más de veinticinco siglos.
ABAJO: Se acercan LAS FALLAS, fiestas del solsticio que se celebran con fuego dando la bienvenida al año agrario. Esta festividad, que coincide claramente con los Idus de Marzo romanos (celebrados igualmente a mediados de este mes) tienen un origen muy anterior y peculiar. A nuestro modo de ver se trata de una fiesta dedicada al Equinocio y de raices indudablemente ibéricas. Para demostralo, mostrarlo y "como muestra, bien vale un botón" -tal como dice el refrán- : En este caso traemos los "botones" del peinado de las falleras. Pelo recogido con los rodetes del "Carro del Sol" o del fuego, que coincide plenamente con aquellos que lucen también muchas de las damas ibéricas (en especial las levantinas -como la de Elche-). El peinado en la antigüedad tenía un significado religioso (no solo decorativo) y desde el famoso "króbilos" de Ares, hasta los múltiples moños y tocados que lucían las mujeres, se concebian en un contexto o con un simbolismo muy concreto. En referencia al pelo y al tocado, hasta nuestros días tan solo nos han llegado conceptos ya muy tardíos como lo son el de la tonsura, la corona o la toquilla de monja. Pese a ello, en La Antigüedad el valor del cabello y el significado que escondía su modo de cortarlo o decorarlo, era un lenguaje tan comprendido y arraigado en todas las gentes de una misma cultura, como hoy puede serlo el lenguaje escrito. El peinado de Fallera que celebra el triunfo del Astro rey -en su Equinocio de primavera con la llegada del buen tiempo-. Es lucido por la mujer que asiste al ritual del fuego, vestida de oro, con las ruedas del Carro del Sol en su tocado. Un ejemplo vivo de la arqueología mas pura y refinada.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cabeza del Cerro de los Santos (perteneciente al Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos igualmente el parecido de esta cabeza de hombre, con otras de la estatuaria chipriota (uno o dos siglos anteriores a las ibéricas).
ABAJO: Cabeza chipriota fechada en el siglo IV a.C. (en colección particular de Estambul). Observemos en la foto del frente y la del lado, sus tremendos parecidos con la estatuaria ibérica de igual época y posterior. Guardando estas imágenes de Chipre unas increibles similitudes con las esculturas que desde el siglo IV al II a.C. se hallan en la Península Ibérica.















viernes, 2 de marzo de 2012

CAPÍTULO X : Manuel Gómez-Moreno

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Página inicial del Capítulo X en el que trata de Manuel Gómez-Moreno, que da comienzo exponiendo como hasta que este autor resolviera el alfasilabario, cada investigador interpretaba de un modo individual los caracteres ibéricos (existiendo múltiples teorías sobre el valor de cada signo). Fueron Zóbel -a fines del siglo XIX- y mucho más tarde, Pio Beltrán Villagrasa (matemático que idea un sistema basado en el cálculo de probabilidades), quienes establecen una pautas más o menos indiscutibles. Sobre estas, posteriormente (entre 1940 y 1960) Gómez-Moreno ya consigue descifrar el alfabeto ibérico de manera indiscutible. Tras ello, la hoja que recogemos en imágen, pasa a hablar sobre la "escuela inglesa" de arqueólogos, nacida a fines del siglo XIX y encabezada por personajes como Evas, quien descubrió la civilización minoica (que hasta él se consideraba parte de la helena).


BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, foto de Sofia Schliemann posando con las llamadas joyas del tesoro de Príamo. El famoso descubridor de Troya (Heinrich Schliemann), tras llegar a Grecia solicitó al Obispo de Atenas que le presentara a una bella e inteligente griega, a la que le atrajera el Mundo Antiguo. Ello para contraer matrimonio con alguien que compartiera sus aficiones, tanto como para soportar vivir en los campos de excavación. La elegida fue esta Sophie, quien verdaderamente se convirtió en una incomparable compañera. Que habitó sin problemas en las tiendas de campaña veranos e inviernos -entre buhos e insectos-, hasta que un día recibió una merecida recompensa. Aquella fue el hallazgo de un conjunto de orfebrería compuesto de collar y diadema, al que lamaron el Tesoro de Príamo. En la foto de época, la mujer de Schliemann posa con las joyas recién halladas en Troya (observemos que aquellas son en bastante parecidas a la moda ibérica que lucen nuestras damas ibéricas, tanto como a las diademas -muy posteriores-, que se han hallado en la Península).

ABAJO: Alfabeto Silábico Lineal A (pictográfico) anterior al 1650 a.C., tal como Paul Faure lo recoge en su libro "Creta". Sabemos hoy que hacia mediados del siglo XVII a.C. el volcán Tera Santorino entró en terrible erupción que duró meses, provocando maremotos e inundando el Mediterraneo de lava. Esta hecatombe que duró más de un año, cubrió las proximidades de cenizas, polucionando las aguas y el aire, generando lluvias de humo volcánico que impidieron hasta el verano. Sabiéndose que devastó toda las zonas cercanas al Tera, en un radio de centenares de kilómetros, haciendo caer o desaparcer el Imperio Minioco. Tras aquello, se desarrolló en Creta un nuevo periodo dominado ya por Micenas, donde el idioma fué escrito en un silabario descendiente del anterior y que se denomina Lineal B, pero que redactó sus tablillas en una lengua pre-helena ("aquea" o micenia).


AL LADO: Siguiente página en la que expone como Evans descubre una cultura anterior a la Micénica en Creta; la del rey Minos, que hasta su época se tuvo por inexistente o legendaria. Del mismo modo, halló que la civilición minóica escribía en un sistema silábico que permaneció en dos etapas. El que llamaron Silábico Lineal A -nacido del pictográfico- que fue utilizado desde fines del III milenio hasta la destrucción del Imperio de Minos (en el 1650 a.C.). Siguiéndole luego el denominado "Lineal B", con unos iguales signos no pictográficos, pero que estuvo redactado en un idioma distinto al anterior. Por su parte, la lengua de este Silábico Lineal B fue descubierta por dos jóvenes a mediados del siglo XX: Chadwik y Ventris. Quienes llegaron a traducir el idioma cretense escrito entre los siglos XVII al XII a.C., tras intuir que se trataba de un tipo de griego arcaico.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, una de la múltiples damas del Cerro de los Santos (que se data hacia el siglo IV-II a.C.). Observemos el parecido entre esta y las esculturas de época un poco anterior chipriota.


ABAJO: Dama chipriota fechada en el siglo V a.C. (pertenece a la colección Boisse, a la que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Como venimos diciendo, el alfasilabario ibérico es descendiente directo de los Egeos (más concretamente de los silabarios creto-chipriotas, tanto como de los alfabetos jónico-cretenses). De igual manera, la escultura de la antigua Iberia está profundamente emparentada con la de estas islas (especialmente con las de Chipre).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: AL LADO, Siguiente hoja en la que expone la importancia de las lentas (pero seguras) labores que hizo Gómez-Moreno entorno al idioma prerromano penínsular. Quien en 1922 ya publica su primera obra referente a esta escritura; aunque para que sus investigaciones dieran fruto necesitaría casi cuarenta años más. Así será entre 1940 y 1961 cuando completará sus estudios, llegando a resolver plenamente en signario silábico y alfabético de los iberos.
ABAJO: Fotografía tomada a Manuel Gómez-Moreno en su despacho y en los años en los que terminaba sus estudios sobre iberismo. En siguientes entradas profundizaremos en sus teorías y en sus descubrimientos entorno al alfasilabario prerromano.














miércoles, 29 de febrero de 2012

CAPÍTULO IX (continuación): Antecesores de Gómez-Moreno

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Imágen de la hoja del capítulo IX, donde Mario Gómez- Morán continua destacando los más importantes investigadores que estudiaron el alfabeto ibero y llegaron a concretar sus valores. Comienza, explicando las enormes aportaciones de Zóbel, a quien se debe la idea del alfasilabario tanto como gran parte de los mayores progresos sobre el significado de la epigrafía y de los signos ibéricos (realizados hasta su tiempo). Tras ello menciona a otros estudiosos como: K. Ludwig Grotefend; Antonio Delgado (uno de los más importantes especialistas en numismática) y Emil Hubner, quien vino a España enviado por Mommsen y colaboró estrechamente con los españoles en hallazgos tan importantes como lo fue el Cerro de los Santos.



Hablábamos en nuestras entradas anteriores sobre la permanencia de las formas a lo largo de los tiempos. Es este un tema que repetidamente hemos tratado con expertos e historiadores y han sido los arqueólogos y etnógrafos quienes más aseveran que algunas modas (y modos) han permanecido durante milenios. Nos referimos con ello, a los diseños de objetos sagrados o votivos, que principalmente variaron tan solo cuando se modificó la religión o la Sociedad; aunque entre el pueblo y en los modelos de enseres "magicos" en muchos casos parece que no se produjo alteración alguna durante milenios. Ello especialmente se puede observar en las joyas, en los adornos y en la moda de las culturas antiguas y populares, que se han conservado a veces intactas durante más de tres o cuatro mil años. Un hecho este que hemos tratado con expertos en el tema, tales como Carlos Piñel (director del Museo Etnográfico de Castilla y León); quien nos ha confirmado que tal como él estudió -y Luis Cortés también pudo demostrar-, en el mundo pastoril los modelos y diseños a veces tienen más de treinta siglos.

Puesto que aquellas culturas populares ancestrales, conservan en sus adornos y diseños -de las joyas, o en las formas de tallar los aperos de trabajo y del hogar-; tipos que numerosas veces pertenecen al mundo celta, al prerromano y normalmente al romano (apareciendo incluso en algunos casos diseños pertenecientes al megalitismo). Algo que quizás nos puede parecer imposible y que muchos han "achacado" a la mera imitación de un objeto encontrado en determinadas épocas muy posteriores. Más ello es imposible, puesto que no puede imitarse lo que no se conoce. De tal modo, aquellas teorías que mantienen -por ejemplo-, que el traje y peinados de la albercana, o de la fallera, tuvieron influencia de los hallazgos arqueológicos en los que las mujeres iberas iban de esta manera ataviada. Desconocen que antes de que la dama de Elche fuera encontrada (en 1897), o el Cerro de los Santos excavado (desde 1860); las mujeres de nuestra tierra ya vestían así (algo que se sabe hacían desde cientos de años atrás). Tanto como las joyas españolas eran desde tiempos inmemoriales muy similares a las que habían lucido las damas prerromanas de la Península (que comenzaron a estudiarse en el siglo XIX). Todo ello un misterio que a veces hizo hasta dudar de la autenticidad de las piezas a quienes las hallaban, puesto que tras dias de excavación se encontraban que naciendo de la tierra unas esculturas que bien parecían los retratos mujeres salmantinas, maragatas o valencianas de su tiempo.

Pero ello es tan solo la demostración de lo que muchos afirman y que personalidades como Luis Cortés o Carlos Piñel, mantuvieron y mantienen. Afirmando que en algunos casos la "moda", la orfebrería, o los adornos de objetos rituales (del hogar o del trabajo); se han mantenido intactos durante milenios. Algo que para poder entenderlo bastaría con observar lo que sucede entre el clero (de todos los lugares y tiempos). Puesto que los sacerdotes -se cual fuere su credo, o su época-, mantienen las formas de vestir, de vivir y sus ornamentos por los siglos de los siglos. Tanto como esas personas dedicadas a la religión, comunemente desean que pervivan unos mismos objetos sin variar sus formas, manteniendo un similar significado y adornándolos de manera muy parecida. Siendo casi igual muchos de los enseres sacros usados antiguamente (milenios atrás), a los que hoy en día se utilizan. Llegando a ataviarse un obispo actualmente casi de manera igual a como lo hacían los monseñores mil años atrás: Luciendo báculo, anillo, mitra y traje talar. Atributos que si los analizamos, también los encontraremos casi exactos en otros sacerdotes de hace treinta o cuarenta siglos (baste para ello estudiar las vestimentas de los reyes y el clero hitita, que igualmente llevaban el báculo, el anillo, la mitra y la túnica).

Pudiéramos considerar que esta pervivencia en las formas, modas y modos del clero puede responder al tipo de mentalidad conservadora de este estamento. Más antaño, todos los estamentos y gremios sociales intentaban conservar de idéntica manera su estatus, para distinguirse y sobrevivir. Por lo que todos ellos habían de permanecer activos, repitiendo el modo de vida de sus antecesores y dándolo en herencia a sus sucesores. Algo que llevaba al continuo repetir de la vida y a una constante reposición y recreación de los mismos modelos y maneras. De ello, que los trajes, las joyas, el significado de las prendas, el diseño de los objetos y el modo de vestir; hubieran de permanecer iguales por los tiempos de los tiempos. Consecuentemente enseres tan comunenes como los espejos, los cinturones, la orfebrería, los aperos, los objetos del hogar, los paños para cubrirse, el calzado, los sombreros y hasta el peinador; contenían una carga simbólica y social, que les obligaba a repetirse y apenas transformarse. Así era y así fué la vida hasta hace muy poco; conformada por costumbres que hoy tan solo perviven en algunas profesiones muy contactadas con el pasado, como puede observarse en la de torero -matador que no puede cambiar de traje, de capa y ni siquiera prescindir del moño; puesto que solo aquello (quitarse la moñeta) sería un acto que significa dejar de torear: "Cortarse la coleta"-.

BAJO Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Al lado, detalle de la parte superior de una de las piezas más importantes del Cerro de los Santos: La Dama Oferente en pie. Observamos en ella los detalles de la bellísima moda ibérica femenina, de gran influencia oriental; pero que en la Península también tienen unos caracteres propios. Formas de vestir y adornarse enormemente favorecedores y elegantes -tanto que propondríamos a algún modista hispano realizar una linea de trajes inspirados en estos modelos ibéricos de mujer-. Podemos ver a esta Dama repleta de joyas, entre las que destacan los collares y el gran pendiente-rodete; de los que tristemente tan solo han llegado hasta nosotros apenas algunas piezas (de toda esta orfebrería ibera que en las esculturas prerromanas lucen las féminas peninsulares "por kilos"). Conservándose tan solo a dia de hoy algunas diademas y unos pocos citurones -como las de los tesoros de Denia o La Aliseda-. Pese a ello, si nos planteáramos qué moda o qué tipología contienen los adornos que llevan esas esculturas prerromanas; la única contestación sería la de que se trata de una moda autóctona. Bastando para demostrarlo, recordar como se engalanan comunente las mujeres de zonas donde se han conservado nuestras costumbres antiguas (como lo es: Levante o la zona Norte de La Ruta de la Plata).

ABAJO: Matrimonio maragato, retratado hacia 1878 por Laurent (tomado del libro "La Belleza que protege", de Carlos Piñel; Caja España, Zamora 1998). Traemos esta imagen a nuestro blog, puesto que la foto fue hecha en fechas y dias en los que se estaban descubriendo y estudiando las esculturas del Cerro de los Santos (de las que algunas ya dijimos resultaron ser falsas, pero la gran mayoría constituyen un maravilloso patrimonio arqueológico). Muchos historiadores extranjeros del siglo XIX, desconfiaron de la autenticidad de las piezas iberas halladas; datándolas en época coetánea al llevar aquellas una moda y unas formas de vestir casi iguales a las que tenían los españoles por entonces. Pese a ello, la arqueología moderna ha demostrado que aquellas esculturas tenían más de dosmil años, lo que obliga a pensar que la costumbre de ataviarse así -igualmente- contiene veinte o veinticinco siglos de antigüedad (al menos). Algo que nos hace reflexionar, preguntándonos si muchas otras costumbres hispanas, que vemos ya manifiestamente en la arqueología, han de ser forzosamente heredadas de épocas prerromanas. Pues sabido y admitido es que algunas, como la deificación de los toros, la tauromaquia, o la cría del cerdo (la matanza y la manufacturación de embutidos). Ya se mencionan entre los iberos, teniéndose por formas de vida heredadas desde aquella época. Siendo más que evidente que la joyería, o las vestimentas antiguas que aún perviven en zonas como La Ruta de la Plata, o del Levante, igualmente tienen un mismo origen. Lo que nos hace intuir (o concluir) en la posibilidad más que cierta, de que una lengua antecesora del vascuence fuera el idioma que comunmente se hablaba en toda la Península -antes de la llegada de los Romanos-. Lengua que seguramente tuvo una misma procedencia, Historia y significado que todas estas otras costumbres ibéricas, de las que muchas aún han llegado vivas hasta nuestras tierras.




AL LADO: Hoja final de este capítulo IX en el que nos habla de Pio Beltrán Villagrasa, catedrático de matemáticas y académico de la Historia. Quien sería el antecesor último de Gómez-Moreno y al que se debe el desciframiento de los valores del alfasilabario oriental. Valores del alfabeto ibérico, que finalmente determina sobre 1961 de manera que se considera "exacta", el mencionado Manuel Gómez-Moreno.

Dejábamos en la entrada anterior una pregunta sin responder sobre el significado de la aparición de un alfasilabario en la Península ibérica, hace casi tres mil años. Un alfabeto mezclado con sílabas escritas, que no existe más que en nuestras tierras; ello porque en otros lugares del Mediterraneo el modo de redactar los idiomas fue: O alfabético, o bien silábico (al margen de los pictográficos o jeroglíficos, cuneiformes etc). De tal manera, sabemos que el silábico es un extraño modo de escritura muy similar (por no decir casi igual) a la Hiragana y Katakana japonesas. Método que consiste en tener un símbolo para cada una de las cinco vocales y tras ello asignar un signo a cada sílaba -ta,ti,tu,te,to; la, li,lu,le lo y así sucesivamente para todos los fonemas de consonante con vocal-. El total de caracteres se conforma en virtud de las consonantes que tenga el idioma; y como normalmente supera las doce letras, se producen un mínimo de sesenta o setenta signos en un silabario.


La Hiragana y Katakana japonesas son ciertamente modernas, pero la historia de estos alfasilabarios en el Mediterráneo es antiquísima; pudiendo ser considerados la forma más antigua de escritura, después de la egipcia. Su origen está en Creta y procede de una primera forma de redactar documentos (o cuentas minóicas) que se inicia ya en el III milenio a.C.. Esta manera inicial de escribir en aquella isla era muy similar a la egipcia, pero con jeroglíficos propiamente cretenses. Algo que parece fue derivando hacia un sistema en el que cada dibujito o ideograma (llamados pictogramas) terminó por comprenderse como una sílaba -correspondiendo esta a sus iniciales-. Es decir, de algo que se pintaba y parecía un perro, terminarían tomando el primer fonema, para quedár en este caso interpretado el pictograma de "perro" tan solo por "PE". De ello, asignando a cada sílaba un dibujo que correspondiera con sus iniciales, terminaron por crear el llamado "Silábico A" (que ya se escribía a comienzos del II milenio a.C.).



Siglos después, aquellos pictogramas o dibujitos fueron simplificándose hasta llegar a conformarse en unos pocos trazos (del mismo modo que se simplificó el Kanji chino); de lo que surge el paso del "Lineal A", hasta el heredado "Lineal B" (que es prácticamente igual y tan solo se diferencia ya en el idioma hablado en que se escribe). Ello sucede tras la caida del Imperio Minoico, hacia el 1650 a.C.; y es cuando la escritura cretense se establece en este sistema conocido como "Lineal B". Un método que siguió en vigor y en uso hasta la caida plena del Minoico y el comienzo del periodo heleno de la isla; lo que sucede en el año 1100 a.c.. Por su parte, siglos antes, este "Lineal B" se había exportado a la vecina isla de Chipre, que adopta el sistema y desarrolla un silábico propio, denominado "silábico chipriota" (tambien usado y en vigor desde el 1500 al 1100 a.C. -aproximadamente-). De todo ello, podemos afirmar que las únicas culturas que tenían una escritura silábica (similar a la ibérica y en forma no pictográfica) en la Antigüedad, fueron estas nacidas de Creta y de Chipre.


Decimos no pictográfica, porque al parecer, tras la caida y destrucción de Creta algunos de los minoicos asentados en Anatolia debieron exportar su modo de vida y de escribir al imperio Hitita. Tanto que los hititas desarrollaron un método similar por sílabas partiendo de pictogramas de Creta; escribiendo de manera muy parecida desde el 1400 hasta el 700 a.C., a como los minoicos lo habían hecho durante el III milenio a.C. Pese a ello, este pictográfico hitita no es un silabario pleno (con signos) ni menos se relaciona con el alfasilabario ibérico (tal como podemos ver en las imágene de abajo).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, comparación de pictográficos hititas (luwio) y cretenses; tanto como simplificación de signos hasta formarse el pictográfico minoico, al "Lineal A" (gráfico tomado de la página de PÖEL, "promotora lingüistica española; a los que agradecemos nos permitan hacer uso de este dibujo).
ABAJO: Algunos de los símbolos hititas del pictográfico silábico (pintados por mi mano). Observamos claramente que nada tienen que ver con el sistema de signos ibéricos; pese a que los dos (el nuestro y el hitita) puedan tener como origen común el mismo sistema: El "Lineal A y B" de Creta.

Por cuanto vamos narrando, parece más que probable (sino más bien sería decir "cierto"), que el método ibérico de redactar su idioma fue importado a la Península desde aquellas dos islas; puesto que en casi ningún otro lugar hubo un sistema silábico. Tanto es así que ni los griegos escribieron en sílabas (sinó con letras, al modo fenicio) y tan solo los hititas y luego los neohititas (Luwios y etc) mantuvieron un medio similar. Pero como ya hemos dicho en forma de pictogramas; escritura que además mezclaban con el cuneiforme semítico (por lo que es muy compleja y en nada se relaciona con el alfasilabario ibero). De todo ello, personalmente nos atrevemos a afirmar que esta escritura prerromana de nuestra tierra fue traida seguramente desde Creta o de Chipre, en los años en los que comenzó a desarrolarse aquí. Tiempo que comprende un periodo que va desde el siglo X al VIII a.C. y que curiosamente se corresponde con aquel en el que los eteochipriotas o los eteocretenses fueron expulsados de sus tierras -por los que después se llamarían griegos-. Ya que desde el siglo XI a.C., los habitantes autóctonos y las gentes herederas de culturas descendientes de la minoicoa y de las del Bronce en estas dos islas; fueron expulsados o sustituidos ya por los venidos desde la Hélade.


Es aquí, en esta época (desde el siglo XI a.C.) cuando creemos que hubieron de venir en masa poblaciones huidas de Creta y de Chipre, llegando hasta nuestras tierras (con las que antes habían comerciado) para refugiarse en ellas. Hechos que suceden durante los siglos en los que la profusión y dominio pleno del hierro (junto a la aparición por el Mediterraneo Este de los Dorios), hizo caer los últimos baluartes de lugares en los que Micenas se había mezclado con las culturas mas antiguas (como la minoica). Así, aquellos que luego se denominaron griegos irían expulsando o empujando desde ese siglo XI a.C. primero a los habitantes de las Cícladas y luego a los de Creta y Chipre; quienes hubieron de buscar refugio en otros lugares. Siendo esta (en nuestro opinión) el origen de las civilizaciones que se inician desde ese periodo en las costas peninsulares; culturas y gentes que una vez establecidas en nuestras tierras, de seguro muy pronto tomaron contacto con Fenicia, para comerciar y reestablecer el comercio con el Oriente Mediterraneo. Iniciándose en estos siglos la colonización púnica, tanto como el principio o la fundación de civilizaciones peninsulares tales como Tartessos (que en nuestra opinión es heredera directa de Creta y nace por los motivos anteriormente descritos: La expulsión por los dorios, de las antiguas gentes establecidas en las Cícladas, en el Egeo, Chipre y Creta).


Todo ello creemos que genera en la Península la escitura; en un sistema que evidentemente adopta una fòrmula similar a la que le tenían aquellos que la inician: El silábico cretochipriota. Aunque el cambio de valor que hay signos (distintos a los de aquellas islas) y la pérdida de muchos de ellos, tanto como la introducción de vocales en "letra" (sin precisar de silábico), consideramos que nos habla de que el alfasilabario ibérico ya se desarrolla en época tardía -cien o doscientos años después de la caida de Creta en manos de los griegos-. Y ya un tiempo en el que los fenicios habían divulgado su alefato; un alfabeto por letras (tras el siglo IX a.C.). De tal manera, creemos que los iberos habrían adoptado un sistema intermedio, entre el alfabeto púnico (de algun modo "recién" inventado o divulgado, por aquel entonces); y el silábico cretochipriota: El alfasilabario nacido desde el siglo IX al VIII a.C. en el Sur Peninsular.


BAJO ESTAS LINEAS Y JUNTO A ELLAS: Al lado, cabeza del siglo IV a.C, procedente del Cerro de los Santos (propiedad del Museo Arqueológico Nacional al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos que el parecido de estas piezas con el arte chipriota es enorme; ello porque seguramente aún en estos siglos tenía un gran nexo de unión el Egeo, con los puertos griegos del Levante (que distan del Cerro de los Santos muy pocas jornadas). No olvidemos que desde Creta o Chipre, a las costas de Iberia se podía tardar navegando en aquella época, unas dos o tres semanas -en un viaje con bastante seguridad, puesto que apenas había entonces tráfico marítimo. Mientras, era prácticamente imposible transportar las mercancías por tierra (aunque solo fuera unas decenas de kilómetros); al carecerse de caminos y estar los pocos existentes plenos de asaltantes o de gobernantes dispuestos a quedarse con aquellas-.

ABAJO: Litografía publicada por Juan de Dios de Rada en "Antigüedades del Cerro de los Santos, en término de Montealegre, conocido vulgarmente bajo la denominación de antigüedades de Yecla" (editada por Museo Español de Antigüedades, VI, en 1.875). En ella se recogen varias cabezas de hombre halladas pocos años antes en el Cerro de los Santos, cuyo parecido con el arte chipriota es bastante cierto (tanto como se corresponden en modas y peinados). Hemos de decir, que quitando la escultura central (A 24) el resto eran auténticas y ciertamente tienen un estilo egipciante y greco arcaico, que mucho se nos asemejan a todo el arte chiprominoico de igual época.




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cabeza de dama chipriota fechada en el siglo V a.C. (pertenece a la Boissé colección, a la qu agradecemos nos permita divulgar su imagen). Observemos el parecido con las figuras del Cerro de los Santos.
ABAJO: Otro ejemplo de retrato chipriota de época cercana al Cerro de los Santos. Se trata de la cabeza de un hombre en caliza, fechada hacia el siglo III a.C, y hallada en 1965 (fue expuesta y fotografiada en 1971). Observemos el enorme parecido entre esta estatuaria creto-chipriota de los siglos VI al III a.C. y la ibérica coetánea (algo que iremos destacando en otras entardas).










martes, 28 de febrero de 2012

CAPÍTULO IX: Antecesores de Gómez-Moreno

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Primera página del capítulo noveno en el que nos narra la dificultad que tuvo la interpretación correcta de los alfasilabarios ibéricos; los que, en un principio fueron tomados por simples alfabetos y transcritos desde valores cercanos a los griegos. Poniendo como ejemplo de ello, tres diferentes interpretaciónes de un mismo texto; que en manos de Schulten, de Schmoll y de Gómez-Moreno tuvieron muy distintos valores epigráficos (no digamos ya en su traducción, puesto que apenas coindicen en la propia lectura de los caracteres).


AL LADO: Siguiente página del libro, en la que comienza tratando sobre uno de los primeros investigadores que intentaron descifrar al alfasilabario prerromano peninsular, y que fuera Fulvio Orsino. Noble ilustrado italiano del siglo XVIII, que interpretó los caracteres ibéricos como griegos, resultando que una moneda de KABIRKA fue leida por él como de AFRA. Considerando Orsino que se trataba de una ceca del cuño realizado por Jiulio Afrano (gobernador de las dos Hispanias en tiempo de Pompeyo). Este sistema de valorar los signos iberos como un abecedario de tipo heleno arcaico, es el que siguieron los investigadores al menos hasta el siglo XIX. Pero hace unos cien años veinte, la ciencia hubo de replantearse si esos valores grecoarcaicos que otorgaban a los caracteres ibéricos, eran los adecuados. Ello debido a los errores de deducción a los que llevaba, tanto como a las múltiples intepretaciones que muchas letras dejaban "suponer". Aunque sobre todo feron los nulos resultados que ofrecían las trascripiciones y traducciones, obtenidas durante casi tres siglos de "lecturas" , lo que obligó a reconocer a fines del siglo XIX que aquel alfabeto no era griego. Tras ello, comenzó a descifrarse realmente el valor de los signos ibéricos.


Comenzamos este capítulo de hoy continuando con el problema expuesto ya en las anteriores entradas, sobre las hipótesis greco-ibéricas. Teorías que consideraban firmemente que el idioma en el que estaban redactados los textos prerromanos peninsulares era un griego arcaico (al igual que su alfabeto). Idea de la que su principal adalid ya vimos que fue Juan de Dios de Rada; quien a fines del siglo XIX tenía el cargo (entre otros) de Director del Museo Arqueológico Nacional -además de ser catedrático de epigrafía, diplomatica y arqueología, tanto como académico de la Historia-. Recordando de nuevo cómo aquel experto fue quien coordinó los hallazgos del Cerro de los Santos (recién descubierto por aquellos años de 1870). Intentando entonces adquirir para el museo que dirigía (el Arqueológico Nacional) cuantas piezas pudo traer desde este yacimiento. Motivo por el cual sufrió un triste destino al comprar como auténticas varias piedras que creyó procedían del Cerro de los Santos, y que eran completamente falsas. Habida cuenta de que un extraño chamalirero llamado Juan Vicente Amat y que decía llevar años excavando el Cerro junto a Yecla; había mezclado las esculturas antiguas allí encontradas, con otras compradas en lugares muy diversos (e incluso con algunas que se suponen esculpidas por su propia mano).

En nuestra opinión, no creemos que el mencionado Amat fuera realmente el falsificador de aquellas extrañas piedras que llegaron hasta el Arqueológico como verdaderas y entre las que destacaban principalmente lápidas plenas de epigrafía. Esculturas con letras y caracteres raros y bochornosos, que nada tenían que ver con los del alfabeto ibérico y que en algunos casos eran insultantemente un timo. Pese a lo que por aquel entonces no fue tan difícil engañar al Museo, ya que nada o muy poco se sabía del mundo ibérico; por lo que cuanto allí llegó desde Yecla, fue admitido de buena fe y de mejor agrado. Aunque algunas de estas obras incluso representaban un Mundo (redondo) en medio de dos carabelas; barcos que flanqueaban cada lado de ese Globo Terráqueo, bajo que había escrita la palabra "Argos" (como si se tratara de la nave de Jasón) -ver las imágenes de la entrada previa a esta-. Pieza que no podemos entender cómo el pobre Juan de Dios de Rada dió por buena, e incluso compró por un alto precio. Aunque lo peor fue que estudió estas esculturas plenas de epigrafía minuciosamente, demostrando que el idioma que hablaban los iberos era una lengua altamente emparentada con la griega. Poco después, un arqueológolo alemán enviado por Mommsen a España y llamado Emile Hubner, comienza a sospechar de la posible autenticidad de aquellas esculturas. Algo que finalmente confirmaron otros grandes expertos en arqueología ibérica; todos extranjeros llegados hasta nuestras tierras destacados por el Museo de Berlin (como lo era Arthur Engel) o del Louvre (en el caso de Pierre Paris).

Como dijimos, las mencionadas falsificaciones vendidas -o hechas- por Juan Vicente Amat supusieron un enorme fiasco e humillación para los arqueólogos españoles, quienes no se habían percatado del timo. Investigadores hispanos cuya cabeza (Juan de Dios de Rada) quedó en evidencia. Algo que tristemente motivó que para siguientes adquisiciones de museos, tanto como para abrir nuevas vias de estudios en arte y epigrafía ibéricas; los españoles ya hubieran de tomar todas las precauciones. Hechos estos que retardaron la investigación arqueológica en nuestro territorio, tanto como la compra de cualquier pieza extraña (por muy importante que fuera). Siendo el resultado de aquella triste historia y de la inseguridad sembrada entre nuestros sabios; que cualquier extranjero pudiera adelantarse y tener más conocimientos soltura para estudiar o adquirir obras tales como La Dama de Elche. Escultura que hacia 1897 fué descubierta por los sobrinos del arqueólogo Ilicitano Pedro Ibarra. Experto que la ofreció con toda prontitud al Museo Arqueológico Nacional, aunque los miembros de La Academia de la Historia no se atrevieron a comprarla con la rapidez necesaria (debido al alto precio que solicitaban sus poseedores, temiendo de que se tratara de otra falsificación).

Los miedos de los españoles para no errar de nuevo fueron más que comprensibles. Tanto como la sospecha de que aquella maravillosa pieza se pudiera tratar de otro timo; puesto que si observamos detenidamente La Dama de Elche, nos parecerá demasiado similar al "retrato de una fallera". Tanto que la moda, joyería y peinados que luce, se asemejan increiblemente a los que aún llevan la mujeres valencianas, en sus días de festividades importantes. Hoy sabemos que la moda se ha mantenido en nuestra tierra durante más de veinte siglos, pero en el tiempo en que se halló esta preciosa escultura apenas se conocían otras damas ibéricas. Por lo que nadie sabía a fines del siglo XIX que el pelo, la orfebrería (y hasta el vestido), que lucían las féminas de hace dosmilquinientos años era muy similar a los que aún llevan las mujeres engalanadas en muchas zonas de la Península Ibérica (recordemos por ejemplo los vestidos y adornos de la zona Norte de la Ruta de la Plata - de las salmantinas, zamoranas o maragatas-; tanto como a todas aquellas mujeres que aún lucen peinetas y rodetes en sus cabezas).

BAJO Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Al lado Dama sentada del Cerro de los Santos, adquirida por el Museo Arqueológico Nacional en los años de 1871 a 1875 (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Entre estas piezas auténticas, tristemente Juan de Dios de Rada compró a Vicente Amat un lote de esculturas que se dice había esculpido el mismo "relojero". Nuestra teoría es otra y pensamos que quizás Amat fué simplemente adquiriendo piedras en la zona, entre las que le vendieron algunas verdaderamente ibéricas pero otras falsificaciones. Obras que alguien esculpiría y que por su carácter, se ve que estaban hechas con tan mala fe, como intención de dañar a la Historia y a los historiadores hispanos. Tanto fué así que hacia 1880 (tras descubrirse el timo de lo que el Museo Arqueológico compró a Amat), las dudas comenzaron a plantearse sobre todas las restantes figuras del Cerro de los Santos. Debido a ello, tristemente y durante decenios algunas piezas auténticas y de gran importancia, fueron retiradas e igualmente tenidas por "dudosas". Ese fue el caso de este tipo de esculturas, donde se presenta una dama ataviada de un modo parecido a como aún vestían las mujeres del siglo XIX en algunas zonas de España (considerando que eran simples recreaciones imitadas también por Amat). Muy por el contario, se trataba de esculturas con casi dosmilquinientos años de antigüedad y que guardan la verdad de unos gustos y una moda mantenida durante milenios.
 

ABAJO: Mujer salmantina luciendo traje de vistas albercano (foto tomada del libro de Carlos Piñel "La Belleza que Protege" -página 57-). Si observamos detenidamente la fotografía podremos ver como el modo de vestir, de peinarse y hasta las joyas que porta la bella charra, son casi iguales a las que llevaban las iberas ya hace veinticinco siglos. En nuestro blog "LO INVISIBLE EN EL ARTE " (adjunto a este) hemos realizado un profundo análisis sobre esta moda y orfebrería milenaria del Mediterraneo, que se mantuvo increiblemente en la Península Ibérica durante más de dos mil años (casi de manera idéntica). Siendo muy llamativo que algunas muhjeres engalanadas para las fiestas españolas, aun en nuestras fechas luzcan determinados peinados o atavíos correspondiendo con los simbolos religiosos de la antigüedad. Ello es el caso de los rodetes (los dos grades rulos sobre cada oreja), que se llevan precisamente en fechas en las que hoy todavía se celebra a la luz. Siendo aquel peinado ibérico con dos ruedas del "carro del sol" a cada lado, un claro recuerdo al culto astral. Adornos que vemos en la Dama de Elche, pero que igualmente lucen las falleras durante las noches y los dias del ritual del fuego (festividad del astro rey, que se celebra durante los antiguos Idus de Marzo, al comienzo del Equinocio).







Continuando con el Cerro de los Santos, sabemos como aquellas falsificaciones hicieron tanto daño, que hizo considerar falsa la teoría de la permanencia de las formas durante milenios en nuestro país; por lo que otras muchas esculturas del mismo yacimiento (completamente auténticas) fueron retiradas. Ese fué el caso principalmente de las damas, de las que al considerarse inspiradas en el traje festivo de mujer española, se pensó que igualmente se trataba de recreaciones del mencionado "relojero" Amat. Pese a ello, diferentes y posteriores hallazgos en muy distintos yacimientos peninsulares confirmaron que aquellas mujeres vestidas de un modo tan parecido a las albercanas, a las maragatas, a las cacereñas, a las lagarteranas o a las falleras (incluso a las gallegas y asturianas); eran las antecesoras de todas ellas. No tratandose de falsificación alguna las damas del Cerro de los Santos, sino son verdaderos testimonios históricos y arqueológicos que demuestran como las modas y costumbres habían pervivido durante milenios en España. Un país cuyos orígenes comunes están en el mundo ibérico; que a todas luces era común y aglutinante de cuantos vivieron en la Península durante la época prerromana.

Por su parte, si hemos de reflexionar sobre quien (o quienes) pudieron tramar la tremenda patraña para engañar al museo arqueológico y a Juan de Dios de Rada (entre otros), vendiendo el lote de esculturas falsas cargadas de epigrafía y extraños símbolos. Consideramos que ello tiene mucho que ver con el momento político que se vivía en los tiempos del hallazgo. Unos años que van desde 1865 hasta 1875 y en los que se sucede la Primera República; cuando toda señal o atisbo de españolismo estaba mal visto (sobre todo en determinadas zonas). De tal manera, sabiendo que el mencionado yacimiento se encuentra en las cercanías del reino de Valencia, pero también cercano a Murcia y en pleno Albacete manchego. Bastará recordar cómo durante aquella república primera zonas como Cartagena se intentaron independizar en un cantón ajeno a Murcia (no solo de España), llegando a bombardear a los puertos murcianos y de Valencia con sus cañoneros. Al igual que Valencia atacó el de Barcelona, enviando también cañonear los de Almería. Mientras que otras zonas, como la pequeña población de Jumilla (que tampoco deseaba ser ni de Murcia ni de Cartagena, ni de la Mancha) solicitaba un cantón libre e independiente; llegando a declarar la guerra a sus dos provincias vecinas, que tanto querían "absorverla".

En este panorama que se desarrolla durante la Primera República, no es extraño que timadores y gentes de todo tipo intentaran engañar a los investigadores que pretendían hallar las raices, o profundizar en el significado de lo ibérico (un hecho cultural común, que une a todos los habitantes de la Península bajo unos mismos orígenes). De tal manera, en plena Restauracíón (hacia 1874) es cuando se logra vender las esculturas falsas al Museo Arqueológico a través del "relojero" de Yecla. Piedras que muchos han atribuido a la mano de Amat, pero que creemos este debió de comprar a algunos desaprensivos; quienes no solo pretendían timar al Estado, sinó promover además un gran daño cultural. Algo que consiguieron, puesto que tras aquella adquisición y viendo el ridículo hecho al estudiar por buenas esculturas que "prerromanas" que llegaban a presentar un globo terraqueo entre dos carabelas... . El descrédito de los sabios hispanos fue terrible.

Una tremenda injusticia, puesto que los hombres de cultura que antaño hubo en nuestras tierras, eran de una talla inigualable; perfectamente comparables (sino mejores) a los curadores que tuvo el Louvre o el British. Entre aquellos figuraban nombres tan ilustres como el mencionado Juan de Dios de Rada, junto a otros como: Amador de los Rios, Juan de Dios Aguado, Cean Bermudez y un largo etcétera de ilustrísimos (ilustrados y humanistas) que se vieron asaltados en sus estudios de iberismo al ser sometidos a la encerrona que contamos. Timo, o más bien complot, que se unía al intento de que España no liderara más las colonias de ultramar y menos que tuviera la merecida relevancia que le corespondía el IV Aniversario del Descubrimiento (que se celebraría pocos años después, en 1892). Por lo que de seguro la escultutra de lo barcos de Jasón con la inscripción en "semigriego iberico" y el Globo terraqueo en su centro; era como una premonición de que nuestra neción por aquellos años debería ser descabezada (al menos en lo referente a su cultura).

Así lo fue, porque tras publicar el gran Juan de Dios de Rada en sus "Antigüedades de España" los descubrimientos del Cerro de los Santos (entre los que se encontraba esta pieza con un Mundo y dos "carabelas...) . Y pese a que aquella colección de doce libros maravillosamente encuadernados fue una joya de sabiduría, de impresión y litografias (en la que cada ejemplar mide unos 80 x 50 centímetros). Tras aquel error del Director del Museo Arqueológico y catedrático más importante de nuestro país entonces; los expertos hispanos sobre iberismo quedaron en una espantosa situación. Tanto que se empezó a sospechar de una gran mayoría de las esculturas que se hallaban en los museos y de la propia cultura ibérica (algo que no nos es ajeno, puesto que no hace mucho -ya en 1995- todavía existía el ridículo debate en el que algunos expertos de universidades extranjeras afirmaban que la Dama de Elche una falsificación del siglo XIX). En esta triste situación, lo único que parece resulto positivo fue que en la adversidad los sabios españoles de entonces se unieran; hasta tal punto como para nombrar Director del IV Centenario del Descubrimiento al propio Juan de Dios de Rada (quizás en un intento por quitarse la terrible espina clavada con aquella escultura del Mundo entre las dos naves, en cuya base se leía "Jasón"; a la que parece solo quedó ponerle "Cristóbal Jasón" para completar la mofa).

Sea como fuere, tras esta terrible experiencia arqueológica con la que concluyó el siglo XIX; el interés de los investogadores españoles por lo ibérico quedó en un segundo plano. Tanto que habría de esperarse ya al nacimiento de una siguiente generación para que se dieran nombres de relevancia en el estudio del iberismo. Mientras, nuestra cultura más antigua, desde el perido comprendido entre 1880 hasta 1920, quedó practicamente en manos de extranjeros. Hispanistas alemanes o franceses que dieron figuras como Aldolf Schulten, Arthur Engel o Pierres Paris. Aquellos que incluso pretendieron continuar con mucho de lo heredado desde estudiosos españoles, no pudieron continuar en la misma linea, pues las hipótesis de los nuestros ya se daban por eliminadas. Sobre todo, tras lo ocurrido con Juan de Dios de Rada, que desechó la consideración de la ibérica como una cultura descendiente directa de las Egeas (o de las greco orientales). Ello aunque autores como Schulten -y otros- pretendieran seguir por aquella senda, en un camino que buscaba de nuevo la ascendencia griega a los prerromanos. Camino que, antes o después, siempre se vio truncado; quizás por efecto del mal recuerdo que vivieron los investigadores que habían mantenido la teoría del greco-iberismo (liderados por De Rada).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cabeza de dama del Cerro de los Santos que luce moda egeo-oriental. Algunas esculturas como esta, fueron compradas en el mismo lote que el de las falsificaciones; por lo que tristemente hasta hace pocos decenios se consideraron también "posiblemente hechas" por Amat. Pese a lo que modernamente se ha podido demostrar que la gran mayoría de lo que se compró al joyero de Yecla, se trataban de maravillosas piezas. Las que por su extraña moda y tipología son tan difíciles de catalogar, como contituyen una inigualable fuente para el estudio de la Antigüedad mediterránea.
ABAJO: Litografía del libro "Antigüedades del Cerro de los Santos, en término de Montealegre, conocidas vulgarmente bajo la denominación de antigüedades de Yecla". Publicado por Juan de Dios de Rada en "Museo Español de Antigüedades" (Tomo VI, año 1.875 ; y editado en la misma revista ejemlar VII, año de 1.876). Observamos entre las muchas damas que recoge la litografía, la de la imagen anterior (en foto arriba) se encuentra precisamente la primera a la izquierda. En todas ellas vemos la curiosa moda de la mitra, que tanto nos recuerda a las peinetas y tipos de tocados que aún perviven en la Península. Igualmente, parte de la joyería que vemos lucen estas damas -cuyas esculturas se fechan entre los siglo IV al II a.C.-, es muy parecida a la que llevan aún las mujeres hispanas en sus trajes regionales (sobre todo las de zonas donde se ha conservado costumbres ancestrales; como la Alta Ruta de la Plata, Levante o Norte de España).


AL LADO: Siguiente página de TEXTOS IBERICOS en la que se expone como los investigadores tardaron siglos en considerar que los signos de ese idioma prerromano de la Península pudiera ser un alfasilabario (incluyendo vocales, algunas consonantes y un conjunto de sílabas). Ello, porque es una fórmula tan solo ibérica, que no se da en ningún otro sistema de escritura antigua. Sistemas de redactar idiomas usados por los griegos, fenicios, etruscos, cretenses o Anatolios; que eran "abecedáricos" (de letra por letra) o bien silábicos (conteniendo sílabas vocales). Sin haber otro signario -al margen del nuestro primitivo- que indistantamente contenga vocales y algunas consonantes sueltas, junto a tres sonidos escritos por sílabas: La "B" la "K" y la "T" (ba, be, bi, bo, bu; ka, ke, ki... Ta, te, ti etc). El largo camino que se precisó para ir identificando correctamente las letras del alfasilabario ibérico, comenzó con el obispo Antonio Agustín; para ser seguido por Velázquez de Velasco. Aunque el que verdaderamente desentramó y descubrió el valor de aquellos signos en su totalidad fue Manuel Gómez-Moreno (hace poco menos de cincuenta años). Pese a que algunos antecesores ya habían realizado ciertos avances; entre los que destacaron en el siglo XIX, J.F. Bladé y sobre todo Jacobo Zóbel, que hacia 1890 fue el primero en considerar que se trataba de un alfasilabario y no un alfabeto.


Dejamos aquí nuestro artículo de hoy, puesto que tras esta idea ya hemos de plantearnos seriamente el origen del silbario ibérico. Tanto como los muchos "por qués" que surgen al saber que los habitantes prerromanos de la Península, escribieron con símbolos absulotamente ajenos a los que en igual época usaron en el resto del Mediterraneo. Puesto que tras el siglo X a.C. en Medio Oriente se comienza a difundir ya el alfabeto (nacido en Fenicia), escribiéndose poco después en esta fórmula por el área del Este Norte del Mediterraneo. Llegando los caracteres del nuevo sistema alfabético inventado en Fenicia y la franja de Canaan (con "letras"), hasta zonas tan lejanas como Etruria. La cuna de Roma, donde pese a tener un idioma hasta hoy desconocido y ajeno al griego o al de los fenicios, lo redactaban en signos muy próximos a los de Grecia y del Egeo: En sistema alfabetico, divulgado desde los siglos VIII al VII a.C. y muy distinto al silabario que usaban los iberos (desde estos mismos siglos y hasta la dominación plena de los romanos).